Por: Catherine Rodríguez
Al preguntarles a varios académicos del país cuales habían sido los mayores aciertos y desaciertos del gobierno en el año 2014 la gran mayoría de ellos incluyó en la lista a la novedosa política impulsada por la Ministra Parody “Ser Pilo Paga”.
Estoy completamente de acuerdo con ellos y creo que los beneficios individuales y para la sociedad de esta inversión serán mayores de lo que muchos creen. Es una política revolucionaria que tendrá beneficios obvios para los becarios que de lo contrario no podrían asistir y graduarse de las mejores universidades y carreras del país. Será beneficioso también para sus compañeros universitarios quienes se beneficiarán académicamente por tener al lado nuevos pares inteligentes y capaces. También se beneficiarán socialmente al tener la oportunidad de entender mejor la realidad que la gran mayoría de los individuos en el país viven. Los profesores y las universidades verán enriquecidos sus campus, sus clases y sus relaciones sin lugar a dudas. Finalmente, en pocos años el sector privado y el público recibirán estos jóvenes preparados y seguramente muy entusiasmados que podrán aumentar la productividad en sus lugares de trabajo.
Por supuesto que el programa implicará retos importantes para todos en la sociedad pero sin duda sus beneficios más que compensarán estos esfuerzos. De hecho, tantos son los beneficios de este programa que me parecen increíbles las críticas que muchos le han hecho a distintos aspectos de su diseño. La primera crítica bastante común se basa en el diseño y en el hecho que sea una beca crédito que obligue al becario a pagar en caso de no terminar. Los críticos sugieren que los becarios que fracasen estarán peor que si no la hubiesen recibido sugiriendo que serán muchos los que se quedaran en el camino. Creo que esta crítica sugiere que estas personas no entienden ni la teoría de incentivos detrás de un diseño como este, ni los determinantes de la deserción en el sistema terciario del país, ni tampoco entienden los esfuerzos que estas jóvenes estrellas probablemente llevaron a cabo para obtener los puntajes que les permitieron acceder al programa en primera instancia.
Es cierto que la deserción es un problema importante en la educación terciaria en Colombia. Sanchez y Marquez (2013) muestran que la deserción en Colombia es alta y ha venido en aumento en los últimos años. De acuerdo a los autores la tasa de deserción del sistema terciario es cercana al 50%. Estas son sin duda cifras alarmantes pero no implican que los estudiantes del programa “Ser Pilo Paga” están sujetas a ellas. Primero, se debe tener en cuenta la correlación entre las probabilidades de deserción y los puntajes en las pruebas Saber 11 para el sistema en general. El gráfico inferior muestra esta correlación de manera contundente. Las tres líneas representan las probabilidades de deserción en cada semestre en el sistema de educación superior en Colombia dependiendo del puntaje obtenido por la persona en las pruebas Saber 11 en el 2011. La línea azul representa aquellos individuos que obtuvieron un puntaje bajo, la línea roja aquellos con puntaje medio y la verde aquellos con puntaje alto. Como es posible observar, las diferencias en la probabilidad de deserción son importantes. En decimo semestre, el 37% de los estudiantes que obtuvieron un puntaje alto en la prueba Saber desertó. Esta misma probabilidad para un estudiante con un puntaje medio o bajo es de 50% y 60% respectivamente.
Fuente: SPADIES 2011, cálculos propios
Este solo factor ya diferencia a los estudiantes de “Ser pilo paga” del resto de estudiantes del sistema de manera importante. No solo están por supuesto ubicados dentro del grupo de estudiantes con altos puntajes, sino que son los mejores de los mejores. Adicionalmente, el hecho de haber alcanzado estos puntajes sugiere que son personas brillantes y con aun menos probabilidades de deserción que pares dentro del grupo de estudiantes sobresalientes. Entre los factores que más influyen en los puntajes finalmente alcanzados en las pruebas Saber por los estudiantes en Colombia están las características socioeconómicas (la educación de los padres y sus niveles de ingreso) y el tipo de colegio al que tienen la oportunidad de asistir. Básicamente en Colombia la probabilidad de lograr tener una educación de calidad y, gracias a ello, puntajes altos en pruebas estandarizadas depende de la cuna en donde nacieron. El hecho que estos 10,080 pilos hayan obtenido los puntajes que obtuvieron me indica que estos jóvenes tienen ciertas características que no van a permitir que fracasen en lo que están comenzando. Primero, no tengo duda alguna que son personas inteligentes. Segundo, estoy casi convencida que son personas que les gusta el estudio y están motivados por aprender y superarse (posiblemente personas inteligentes que no están motivadas no logran buenos resultados académicos). Tercero, creería que entienden que esta oportunidad que les ofrece el gobierno es única y no la van a desaprovechar.
No solo el hecho de ser “pilos” hace que la probabilidad de deserción sea menor. Aunque estudiantes provenientes de hogares con menores recursos económicos, como ellos, tienen mayores probabilidades de deserción que estudiantes de hogares ricos, parte de estas diferencias se explican por las dificultades económicas que enfrentan para seguir pagando sus estudios. De hecho, Sanchez y Marquez (2012) demuestran que la probabilidad de deserción en quinto semestre para aquellos estudiantes que reciben créditos ACCESS es casi 12% menor que para aquellos individuos similares que no la reciben. Además, la probabilidad de deserción es menor para carreras profesionales que para carreras técnicas. Por supuesto, nuestros pilos estarán cubiertos financieramente no solo con becas sino con subsidios de manutención y estarán en las mejores universidades del país lo que disminuirá sus probabilidades de deserción aún más.
Solo a modo de ejemplo, aunque la situación no es exactamente igual, se pueden analizar los resultados académicos de los beneficiarios del programa de apoyo financiero de la Universidad de los Andes. Desde el 2006, el programa Quiero Estudiar brinda apoyo financiero a estudiantes sobresalientes de estratos bajos. Hoy el 76% de los estudiantes beneficiarios provienen de estratos 1, 2 y 3 de Colombia. Dado que son todos estudiantes pilos y con apoyo financiero las tasas de deserción de ellos es menor que la del resto de estudiantes en la misma universidad. Mientras que la tasa promedio de deserción en la Universidad es del 25%, la tasa de deserción de los estudiantes de Quiero Estudiar es del 11%. Por supuesto la Universidad de los Andes tiene una variedad de programas que los apoya de diversas maneras y todas las universidades que estén recibiendo a estos jóvenes hoy en el país deben crear y mejorarlas para ayudar al éxito de estos jóvenes. Debe trabajarse en temas sencillos como acceso a computadores, libros de texto, fotocopias que requerirán los estudiantes (pero que por supuesto cuestan) y temas más complicados como asegurase que dominen otros idiomas (particularmente el inglés) o una correcta inserción a los nuevos ambientes a los que se verán enfrentados. A pesar de esto tengo mucha fe en esta nueva camada de “pilos” y creo que la mayoría lograrán terminar con éxito sus carreras.
Además de esta crítica, he leído también a otros que opinan que el gobierno terminó entregando dinero a las universidades privadas del país en lugar de buscar aumentar los cupos en las universidades públicas. Lo primero que vale la pena resaltar a este respecto es que fueron los mismos estudiantes los que decidieron en lugar de ir a las universidades públicas ir a las privadas. A estos críticos les tengo varias preguntas: ¿Por qué creen que escogieron estas universidades en lugar de las públicas? ¿Por qué no darles a estas brillantes personas la oportunidad de escoger a dónde estudiar? ¿Si fuesen sus hijos no quisieran que les dieran esa misma oportunidad? Probablemente la respuesta a esta escogencia esta relacionada con calidad, conexiones sociales, tiempo promedio de terminación de estudios y salarios promedio una vez graduados. Todos motivos validos desde mi punto de vista. Más aun, a estos críticos les sugiero leer la literatura en educación básica y media que ha demostrado que experimentos de subsidios a la demanda como estos que son focalizados a un grupo específico de la población y que requieren de características específicas de las entidades oferentes del servicio educativo son supremamente exitosos. Ser Pilo Paga cumple a cabalidad con estas características a focalizarse en la población de jóvenes brillantes de escasos recursos y solo financiar carreras de universidades y programas acreditados. De hecho, el ejemplo claro de este tipo de programas lo tenemos ya en Colombia con PACES que mostró beneficios de corto, mediano y largo plazo a los estudiantes que accedieron a él. También podríamos entrar en discusiones amplias acerca de si es más equitativo o no asegurar mejor mayores cupos en las universidades públicas. Un ejemplo que se puede tener en la discusión es Brasil en donde las universidades públicas son de las más apetecidas y en ellas terminan estudiando en gran proporción alumnos de estratos altos que son los que con mayor probabilidad logran obtener puntajes en pruebas de entrada sobresalientes. Así, no por ampliar la oferta en el sector público aseguraremos mayor equidad.
Finalmente, otros critican que el programa además de darle el dinero a las universidades privadas el costo fiscal que esto implica sería mayor que si se abrieran los cupos en las públicas dado que en las privadas las matrículas son más altas que en las públicas. Como lo explican los mismos hacedores de la política, de hecho el costo de financiar un alumno en Los Andes es igual que el costo de financiarlo en la Universidad Nacional ya que el programa le da a las universidades el costo por alumno y no solo el de matrículas. Así que esta crítica tampoco es válida.
Por supuesto tendremos que esperar un tiempo prudente para comenzar a analizar los resultados de esta política e ir afinando los requisitos y apoyos que el gobierno y las universidades deben ofrecer a estos jóvenes, sus pares y los profesores que los guiarán en esta nueva etapa. Adicionalmente, se debe definir la duración de ella y si será o no una política de estado que permanecerá en el tiempo o será solo pasajera. Este no es un punto menor ya que podría implicar un aumento significativo de los cupos en las universidades privadas y por lo tanto esfuerzos para aumentar su oferta de manera importante. También tiene que hacernos repensar la situación en las universidades públicas dadas las diferencias en la demanda que se volvieron evidentes con el programa.
Mucha suerte jóvenes pilos!
Me llamó mucho la atención las nuevas becas a los docentes anunciadas la semana pasada. Ese será tema para otro blog…..