Una fuente de mi entera credibilidad me ha dado su versión de algunos de los sucesos recientes del intento de concertación entre el gobierno nacional y lideres de las comunidades afrocolombianas.
En la noche de ayer, a pesar de haber sido convocados cerca de 200 líderes, fue apareciendo un número mayor que claramente superaba los razonable. Ante el intento de una persona de seguridad del hotel de restringir el acceso un grupo de ellos lo agredió y terminó con varias contusiones. Al final se estima más de 350 supuestos líderes afros en el evento.
Esta mañana, cuando los cerca de 30 funcionarios del gobierno estaban llenando su propia lista de asistencia, una de las líderes afros, inicio a gritar, manotear y empujar a una funcionaria pública, también afrocolombiana. Ello generó un tumulto y otras personas también vociferaron y empujaron a los funcionarios a tal punto que tuvieron que ser retirados por el personal de seguridad del hotel a otro recinto.
No todos los líderes participaron de ese comportamiento, pero su silencio y actitud pasiva fueron complacientes con una minoría agresiva que intimido a los funcionarios.
Se que debe haber otras versiones de estos sucesos, que posiblemente el DNP y el Ministerio del Interior debieron haber organizado el intento de consulta con más tiempo y una mejor metodología y que además no siempre es posible llegar a acuerdos. Pero usar como pretexto la sentencia de la Corte Constitucional (T 576 de 2014) sobre consulta previa para agredir e intimidar a otras personas me parece inaceptable.
La concertación es necesaria, pero no puede ser forzada ni por el Estado ni por la comunidades y mucho menos se puede pretender que sea desarrollada a golpes.