Hola amigos. Vamos a jugar un juego. Se llama “Plagio o no plagio”. Pero eso ya lo sabían. Lo que quieren hacer ahora es saber de qué se trata el juego. Bueno. Pues yo les cuento que es más emocionante que jugar Monopolio con dados de Dungeons & Dragons, más fascinante que una sesión de mímica con José Galat.
¿Por qué? Pues porque este juego no es sólo un juego, sino que además trae una historia. Es una historia breve, es cierto, pero es la historia de dos columnistas, una que escribe a veces para El Tiempo y otra que escribe a veces para El Espectador (este es el espacio que les dejo para que se sorprendan) y de su, uhm, ¿pelea?
¿Y cómo es esto? Pues vamos por partes. Catalina Ruiz-Navarro, la columnista que a veces escribe en El Espectador (pero también en El Heraldo, es fundadora de Hoja Blanca y es profesora de periodismo digital la Universidad Jorge Tadeo Lozano) publicó el 26 de noviembre una columna en Pulzo (un “agregador” de noticias). La columna, titulada “La demoledora”, habla de la cantante estadounidense Miley Cyrus y de su impacto en el feminismo contemporáneo. Bien. Pues alguien en los comentarios de la columna dijo:
“La columna me parece la traducción, casi literal, del artículo original de la socióloga Lisa Wade. Misma posición al respecto, e incluso bastantes mismas frases. mismo orden estructural del texto. Ojalá hubieras sido un poco más original. Solo agregaste un par de elementos para diferenciar tu texto del otro. nada nuevo. Aquí la versión original en inglés”.
La cosa comenzó a rodar en twitter y eventualmente, el 29 de noviembre, Sandra Suárez (@SandSuarez en twitter), bloguera de El Tiempo, decidió preguntarle a Ruiz-Navarro que qué onda con todo esto:
Yo sí le quiero preguntar a @catalinapordios por esta "coincidencia": https://t.co/LaG6xxgsur y https://t.co/DHfPvCVnqJ
— Sandra (@SandSuarez) November 29, 2013
Y, como ven, ella respondió (un día después, el 30 de noviembre):
@Catalizate@SandSuarez Cito a L. Wade pero he debido ser más precisa. Enviaré rect. por la noche.
— catalinapordios (@catalinapordios) November 30, 2013
@Catalizate@SandSuarez hola! Es verdad que hay frases muy parecidas y no fue intencional.
— catalinapordios (@catalinapordios) November 30, 2013
De todas maneras ayer (lunes 2 de diciembre), Suárez decidió publicar un análisis que hizo (junto a @PabsNYC) comparando ambas columnas de opinión y encontró varios puntos en común. Entonces, el mismo lunes (pero más tarde, claro) Ruiz-Navarro publicó una respuesta a Suárez (y a toda la crítica y reacción negativa que había generado su columna en Pulzo) en su blog diciendo que todo había sido un error suyo (es decir, de Ruiz-Navarro, que difícil es el español a veces) al no aclarar que había citado en su columna a la de Wade y que le había faltado precisar algunos parafraseos y algunas citas. Además, Ruiz-Navarro decía que, aunque no había plagio, sí asumía la responsabilidad de su error y que ya había mandado una versión corregida (que pueden leer en la respuesta que publicó en su blog) para que fuera actualizada.
Bueno, ahí tienen. Aquí es donde usualmente comenzaríamos a jugar “Plagio o no plagio”, donde intentaríamos poner todo esto en alguna parte del espectro que va de Gabriela Salazar a la persona que, en vez de copiarse de Wikipedia, se da cuenta de que tiene información errada y la actualiza. Sería el momento de definir qué tan grave fue el error de Ruiz-Navarro (o si tan sólo fue un “error”) y qué tan grandes deberían ser sus consecuencias. Pero no sabíamos (al menos yo no tenía presente) que antes teníamos que jugarnos las eliminatorias para esto, que tendríamos que pasar por una ronda de “Trepadora o no trepadora”.
¿Que qué?
Les explico. María Antonia García de La Torre, que es la columnista que a veces escribe en El Tiempo de la que antes les contaba, comenzó a criticar ayer (lunes 2 de diciembre) desde su cuenta de twitter (@Caidadelatorre) a Ruiz-Navarro y a la defensa que hizo ella (Ruiz-Navarro) de todo esto (y a otras cosas también, que pueden leer más abajo):
Uribe dice q él no sabía, q no eligió a éste o a aquél. Ese no es el punto. Como presidente d turno y jefe d fzas militares debe responder.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
El plagio es un delito porque es un robo intelectual. Hurtar una idea es igual de grave a robarse una cartera en un almacén.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
El plagio es un delito porque es un robo intelectual. Hurtar una idea es igual de grave a robarse una cartera en un almacén.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
Por plagiar echan a los estudiantes de las universidades, no es una pendejada. Me parece tenaz que lo hagan. Pereza intelectual.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
El que plagia y es agarrado con las manos en la masa, debe renunciar a su columna y cederla a alguien que produzca ideas propias.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
Tan chévere que sería plagiar una columna de Paul Krugman, lo hago en cinco minutos y quedo divinamente. No uso ni dos neuronas.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
El nombre de un columnista no se construye mostrando las lolas y plagiando. Ese camino sólo se usa para pasar del anonimato al desprestigio.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
Y todo esto (bueno, la mayoría de esto, por lo menos, porque lo de las lolas, por ejemplo, merecería mayor discusión) estaría bien, porque es verdad que el plagio es malo y que no nos gusta el plagio y que la gente no debería plagiar (ni tener descuidos tan grandes como para ser acusados de plagio). Pero la crítica de García terminó llegando a esto:
Esa es la lógica del trepador social y/o intelectual. Usurpar ideas ajenas y presentarlas como propias. ¿Que no fue su intención? Ajá.
— María G. de la Torre (@Caidadelatorre) December 2, 2013
Aquí va en pantallazo, por si acaso:
¿Qué es esto? ¿Qué demonios es un “trepador intelectual”? ¿Quién usa el término “trepador” por fuera de una telenovela colombiana? ¿Qué tiene de malo “trepar”? ¿Qué hay de horroroso en buscar movilidad social, o “movilidad intelectual”, sea lo que sea eso?
Ya ni siquiera quiero seguir jugando. Ni siquiera me entusiasma saber en qué va a terminar esta discusión entre columnistas. Pero ustedes sigan jugando (aunque sepan que no hay ganador en este juego): ¿Plagio o no plagio? ¿”¿Trepadora o no trepadora?”?
¡BONUS!
El Espectador no pudo copiar un nombre de siete de letras que tenía ahí, en frente.
La revista Semana pensó por un momento que “Carmina Burana”, la cantata de Carl Orff, era una cantante, pero luego pidió disculpas, así que todo bien.
…
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