Buscando los restaurantes del poder en Medellín (porque no solo están los de Bogotá que contó La Silla), es claro que los manteles en los que se cocinan los acuerdos han cambiado desde el 2002 cuando un atentado a las famosas tertulias en la cafetería San Joaquín, al occidente de la ciudad, mató al ex congresista liberal Hildebrando Giraldo Parra y dejó trece políticos heridos. Ahora se hacen en casas y en restaurantes de cocina antioqueña.
El atentado de 2002 dejó afectado de un oído el entonces representante liberal Ramón Elejalde, el ex concejal Fabio Estrada Chica pasó varios días en el hospital y José Obdulio Gaviria se salvó porque había salido cinco minutos antes de la explosión.
El trauma fue tan grande que el periodista César Pérez Berrío, uno de los organizadores de esas reuniones desde los años noventa, decidió trasladar la tradición en su casa, con calentado y chocolate, y llamarla "Hildebrando Giraldo Parra”.
Ahora se hace dos veces por semana, generalmente en alguna de las sedes del restaurante de El Rancherito, un restaurante tradicional que tiene varias sedes en las salidas de la ciudad y que es de la familia del aspirante conservador a la Gobernación Carlos Mario Montoya.
De hecho El Rancherito es uno de los lugares donde se pueden encontrar a los políticos, incluyendo Álvaro Uribe, en cualquier momento, con un buen chicharrón o una cazuela de fríjoles.
Para conversar temas rápidos, está el Café de los Andes en el centro de convenciones Plaza Mayor, vecino a la Alpujarra, donde están la gobernación, la asamblea, la alcaldía y el concejo de Medellín.
También son usuales los encuentros de políticos en el Club Unión (los empresarios más en el Campestre) y en hoteles como el Dann Carlton y el Poblado Plaza.
Cuando los temas necesitan más tiempo y acompañantes más fuertes está El Trifásico en Envigado, llamado así por su famoso plato de posta, lengua y oreja. En medio grandes de ollas de metal, baldosas setenteras, manteles cuadrados con sobre tela verde, sillas de plástico y música vieja se cocinan los acuerdos políticos de los paisas.
Su fama se ha extendido más allá: el Presidente Juan Manuel Santos fue de turista y quedó en enamorado del chicharrón de dos carriles.