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El empresario de taxis Uldarico Peña salió ganando por partida triple con las decisiones del Ministerio de Transporte en el último mes. |
Dos decisiones que ha tomado la Ministra de Transporte Natalia Abello en el último mes han beneficiado a los taxistas que la semana pasada estuvieron amenazando con ir a paro en Bogotá y otra decena de ciudades en todo el país.
Pero no solo sirven para desactivar el paro sino que van a multiplicar el poder del Uldarico Peña y su socio José Eduardo Hernández, dos empresarios súper poderosos de Bogotá que manejan varias empresas que suman unos 35 mil taxis, entre afiliados y propios, y que -sumadas a otra medida reciente de Abello- los convertirán en el actor clave de todos los sectores de taxis que hay: amarillos, blancos y de lujo.
Estas son las tres manitos que le dio Abello a Peña y Hernández:
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El 25 de febrero el Ministerio de Transporte cambió las reglas de juego para el 'servicio especial', la modalidad de taxis que prestan los carros blancos, que en principio son los que prestan ciertas empresas -con contratos de prestación de servicios negociados desde antes- para movilizar grupos de empleados de compañías, estudiantes y turistas que se hospedan en hoteles.
Según supo La Silla, el decreto que sacó Abello mantuvo muchos de los cambios en los que originalmente venía trabajando la ex ministra Cecilia Álvarez-Correa para ordenar los taxis blancos, que son uno de los sectores más caóticos y propensos a la piratería del transporte público. Pero la idea que beneficia a Uldarico solo llegó en tiempos de Abello y -según dos personas que conocieron el proceso- había sido tajantemente rechazada antes.
Ese cambio es que el decreto congela el parque de estos carros, con lo que no podrá entrar ningún vehículo nuevos a menos que le compre el derecho a circular (cupo) a los que ya los tienen.
Para sus actuales propietarios -incluidos Uldarico y su empresa Viajes Imperial- eso quiere decir que la licencia que tienen, y que hasta ahora no valía nada porque cualquier persona podía pedir una, se va a volver un activo.
“Se genera inmediatamente un valor que no existía. Se le triplicó el capital sin que [él] hiciera nada”, dice un ex funcionario del sector.
Eso ya pasó con los taxis amarillos: en Bogotá, donde el cupo está congelado desde 1992, el valor del derecho a circular se ha disparado desde unos 30 millones hace una década hasta 80 a 95 millones hoy (que los propietarios de los carros pagan no a la ciudad, sino a las empresas que los controlan).
El problema no es solo que la medida beneficie a Peña, sino que -según cinco expertos en transporte consultados por La Silla- es perjudicial.
“Regular con cuotas nunca es una buena idea porque no corresponde ni a una ley de mercado ni a una regulación, y solo sube el valor del bien. Es como si si solo se pudiera importar un millón de carros: se va a triplicar el costo de cada uno”, dice Eduardo Behrentz, el decano de ingeniería de la Universidad de los Andes.
Él y otros cuatro expertos consultados por La Silla enfatizaron que cualquier intervención tan fuerte del Gobierno en el mercado debería venir respaldada por una serie de estudios técnicos que en este caso no se conocen. “¿Está probado que la manera de regular eso no es la competencia?”, pregunta un ex alto funcionario del sector.
El Ministerio de Transporte defiende que los cupos son una necesidad para supervisar un sector en donde la piratería es rampante, debido a que las empresas montaron el negocio de pedirle 'capacidad transportadora' al Gobierno y luego venderle esa afiliación a los propietarios de carros por entre 8 y 10 millones de pesos. Como esos carros luego no tienen contratos de prestación de servicio (la condición para trabajar en este sector), terminan de piratas y haciendo rutas de buses, taxis colectivos e intermunicipales.
“El decreto busca organizar el sector para que las empresas se concentren en prestar los servicios que son”, le dijo a La Silla Aida Lucy Ospina, la directora de tránsito del Ministerio, explicando que es una medida transitoria -de un año- que se reevaluará una vez haya un estudio sobre la oferta y demanda de ese servicio.
Mientras eso suceda, empresas como la de Uldarico (que contrata con empresas y cuyo número de carros el empresario prefirió no revelar) tendrán vía libre para vender sus cupos a los nuevos jugadores que quieran entrar a un mercado que ahora quedó cerrado.