El escándalo Pretelt está produciendo una avalancha de insinuaciones, acusaciones, juicios y propuestas sobre la Corte que van por mal camino.
Primero, no todos los temas son iguales. Una cosa es una conversación con uno de los posibles electores del magistrado y otra muy distinta la acusación de haber solicitado dinero por un fallo o haberse apropiado de tierras luego de un proceso de desplazamiento forzado. Ninguno de los tres hechos me gusta, pero la gravedad y consecuencias de cada uno es muy distinta.
Segundo, la solución en el corto plazo pasa por medidas distintas a las reformas legales o constitucionales; cualquier cosa que se haga en estos frentes se demorará más de un año y no afectará los actuales casos.
Tercero, nadie parece estar asumiendo responsabilidades. Pretelt obviamente no lo hace, tampoco el ex presidente que lo ternó, ni los congresistas que votaron por él, ni los Magistrados de la Corte que compartieron salas con este personaje. Nadie parece sentirse responsable pero todos buscan salidas para el diagnóstico y no para el problema.
A mi juicio el problema no es la forma como son ternados los magistrados, pues ello funcionó bastante bien hasta el 2006, y es posible que eliminada la reelección presidencial inmediata este aspecto vuelva a ser el más adecuado.
Tampoco es el mecanismo de la selección de tutelas. Si siguen llegando a la Corte más de 20 mil tutelas al año, siempre habrá la necesidad de seleccionarlas. El tema mucho menos se resuelve con la salida de los actuales miembros de las Cortes, eso me parece absurdo y creo generaría más problemas de lo que realmente resuelve.
Pueden plantearse varios tipos de medidas: Por un lado, cambios al reglamento interno de la Corte, incorporando, por ejemplo, un voto de no confianza cuando los miembros de la sala no se sientan tranquilos con uno de sus colegas; también se podrían realizar ajustes como los anunciados en la selección de tutela para hacerlos más transparentes. Esto se puede complementar con ejercicios de verificación en la aplicación de la jurisprudencia, para disminuir el volumen de tutelas que llegan a la Corte.
En los próximos meses se dará el nombramiento de cerca de 20 magistrados en las altas cortes, donde esperamos que el gobierno, el congreso y los mismos magistrados no se vuelvan a equivocar.
La discusión pública generada por este escandalo me parece buena para nuestra democracia, pero la forma como se está desarrollando va mal y puede terminar peor.