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Ramírez: tan emocionante como Santos jugando fútbol

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Como si a la campaña presidencial le faltaran candidatos aburridos y planos, llega un refuerzo de lujo en esa línea: Marta Lucía Ramírez. Pongámonos a tono con la vibración de su voz y la euforia que transmiten sus palabras: 

Ésta es la candidatura que varios uribistas celebran; éste es el ciclón que se va a tragar a Mr. Santos. Es apenas lógico que los uribistas se entusiasmen. Al lado de Zuluaga, que asusta a los taxistas en los semáforos y les da discursos a los vendedores ambulantes en Tolú, esto es competencia. Pero, por favor, mídanse en el brindis: en ese duelo del descenso que se volvió esta elección presidencial, Ramírez va a erizar tantos pelos como Mr. Santos jugando fútbol

Ramírez entra a la contienda cargando un lastre similar al de Zuluaga: se tumbó su consulta –si es que a ese par de bazares de políticos desprogramados en fin de semana se les puede llamar consultas–. En el caso de Zuluaga, significó la fractura del recién nacido Centro Democrático y una dosis de paranoia para los ya paranoicos uribistas. Y para Ramírez, implica el riesgo de hacer una Noemí. Es decir, de quedarse con el partido pero sin nadie adentro. 

Supongamos que Ramírez pasa a Zuluaga en las encuestas. Fácil, dirían varios. Y supongamos que Uribe deja tirado a Zuluaga en algún pueblo para que nunca más regrese. Obvio, agregarían. ¿Significa entonces que ahora sí el uribismo tendría un gallo de pelea para las elecciones? No. Lo que eventualmente tendría Uribe sería una alianza política tan frágil y circunstancial como la que alguna vez tuvo con Mr. Santos.

Así sea uribista o admire a Uribe, Marta Lucía Ramírez no es el Caballo de Troya del uribismo. Si tuviera esa noble aspiración habría hecho la fila como ‘Pacho’ o Zuluaga en el Centro Democrático. Y precisamente por esa razón –por no haber buscado pacientemente la sucesión del trono– es que muchos uribistas la considerarán indigna del linaje. O peor, tendrán miedo de que con ella la historia se repita. 

En cuanto Ramírez comience a moverse hacia el centro para ampliar su base y tener opciones reales de ganar, más de un uribista prenderá las alarmas. De hecho, Ramírez ya dijo que si llega a la Presidencia le pondría al proceso de paz un plazo de cuatro meses. ¿Cómo creen que le suena esto al Ex No. 1? 

Por eso creo que la noticia está en otra parte. A quien realmente le sirve la llegada de Marta Lucía Ramírez es a Enrique Peñalosa (que tampoco sería un tercer candidato de Uribe). Con el uribismo en purgas internas, buscando la fórmula matemática de su esencia, y aferrado a la esperanza de un salvavidas, de una parte, y Mr. Santos apenas juntando las monedas para comprar el tiquete, de la otra, Peñalosa tiene un carril libre. El problema, claro, es que es Peñalosa, el candidato que si se ganara la elección en una lotería no sabría dónde ir a cobrarla. 

 


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