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En Progresistas quieren hacerle el cajón a Peñalosa

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Enrique Peñalosa fue el primer candidato que se inscribió a la consulta verde, pero ahí muchos no lo quieren. Foto: Laura Rico

Buena parte del ala progresista de la Alianza Verde que no se siente representada por Enrique Peñalosa por considerarlo una ficha del uribismo, se va a mover para ponerle palos a la rueda de su aspiración a la candidatura presidencial por ese partido. El problema es que, sacando a su mayor elector, podrían terminar haciéndose el harakiri.

Cuando -en contra de su voluntad- el Partido Verde selló la fusión con el Movimiento Progresistas que dio paso a esa Alianza, el exalcalde se había anotado un hit al lograr que esa nueva unión definiera la consulta como mecanismo para elegir candidato presidencial, pues eso reducía las opciones viables a él y Antonio Navarro. Con Navarro como cabeza de la lista al Senado, Peñalosa es la única carta poderosa que de lejos le ganaría esa elección a los otros precandidatos: los senadores John Sudarsky y Camilo Romero. 

De manera oficial, las movidas de ese grupo de progresistas comenzaron esta tarde, en la reunión de la Dirección Nacional de la Alianza que arrancó a la 1.

Pero el asunto viene ventilándose en encuentros de carácter más informal, que se han dado a lo largo de esta semana entre miembros progresistas de la Alianza Verde. El más reciente fue esta mañana en la sede del Partido del Trabajo de Colombia (PTC) y a él asistieron, entre otros, la parlamentaria andina Gloria Flórez, el precandidato presidencial Camilo Romero, los concejales Yezid García, William Moreno y Diego García, y Sonia Veloza, candidata a la Cámara y cercana al secretario de Desarrollo Económico de Bogotá Carlos Simancas.

La Silla supo que en el encuentro de esta tarde varios progresistas argumentarán que Peñalosa no ha cumplido con los 11 puntos del acuerdo programático que selló la unión verde-progresista, y que por lo tanto no sería un candidato de unidad por mucho que gane la consulta.

Puntualmente, dirán que Peñalosa le ha hecho oposición al alcalde Gustavo Petro (el jefe y fundador de los progresistas) y que, precisamente, uno de los puntos del acuerdo era apoyar al mandatario.

En palabras sencillas, buscarán sacar del juego a Peñalosa cuestionando su lealtad a los principios del recién nacido partido.

¿Con qué fin? Una fuente progresista le dijo a La Silla que la parte del progresismo que quiere hacerle zancadilla a Peñalosa tendría en mente dos opciones: una, darle impulso a la aspiración de Camilo Romero, que es el candidato que más le gusta a Petro. Y dos, proponer una consulta interpartidista con Aída Avella, candidata presidencial de la UP, con quien por ser de izquierda sienten mucha más cercanía.

Camilo Romero es el precandidato del progresismo en la consulta y constantemente se reúne con el Alcalde Petro. Foto: Juan Pablo Pino
El senador John Sudarsky es defensor de la consulta y anda en campaña por todo el país. Foto: Juan Pablo Pino

Según esa fuente, también hay un grupo de progresistas que sí es partidario de que Peñalosa esté en la consulta, pero previas exigencias de apoyo a Petro y a todo el acuerdo programático de la Alianza Verde.

La Silla no pudo precisar a ciencia cierta quién está en uno u otro bando en el progresismo, pero sí hablamos con varios progresistas que declararon que los tres precandidatos presidenciales deben respetar los 11 puntos del acuerdo que incluyen no sólo el respaldo a Petro, sino también al proceso de paz y la defensa de lo público.

Por ejemplo, la concejal Diana Alejandra Rodríguez nos dijo que “sin duda, Peñalosa ha incumplido” la concertación política de la Alianza porque, por ejemplo, “es un defensor a ultranza del modelo concesionado de la educación, cuando el progresismo defiende lo público”. A título personal, Rodríguez agregó que ella nunca le haría campaña a Enrique Peñalosa y que él sería una carta uribista en las presidenciales. Esa preocupación la comparten otros progresistas.

Por su parte, el también concejal progresista William Moreno reconoció que “efectivamente este tipo de preocupaciones (el cumplimiento al acuerdo programático) se han expresado en reuniones”, pero advirtió que “no hay una decisión unificada del progresismo”.

“Algunos en el progresismo creen que no cumplir lo pactado es un punto complicado, pero no le puedo anticipar una decisión”, agregó el concejal Moreno.

Consultada, la parlamentaria andina Gloria Flórez dijo que no le revelaría nada a La Silla y que el tema de la consulta podría definirse esta tarde cuando la Dirección Nacional de la Alianza Verde en pleno lo plantee. “Lo que sí le digo es que uno de los puntos esenciales es que los precandidatos apoyen el programa nuestro y las decisiones tomadas en el congreso de la Alianza, incluyendo el respaldo a Petro”, remató Flórez.

¿Por qué un harakiri?
Antonio Navarro, según supo La Silla, no se ha metido en el tema de la consulta. Foto: Juan Pablo Pino
Antonio Sanguino, copresidente de la Alianza, apoya la candidatura de Peñalosa. Foto: Juan Pablo Pino

Sacar o intentar sacar a Peñalosa de la consulta de la Alianza Verde sería un harakiri por parte de los progresistas. Son tres las razones para afirmarlo.

Primero, porque un grupo dentro de la Alianza Verde se iría contra el candidato más viable que tiene el partido para las presidenciales, como lo demuestran los números: Peñalosa sacó en 2010 alrededor de 500 mil votos en la consulta del Partido Verde, mientras que Sudarsky y Romero -mucho menos conocidos- sacaron a Congreso 32 mil y 44 mil votos, respectivamente.

Segundo, los votos de Peñalosa en la consulta podrían sumarse a la lista al Congreso de la Alianza Verde, debido a que ambas elecciones se harían el mismo día. Y eso sería una ayuda clave para el partido en momentos en los que todas las colectividades pequeñas penden de un hilo por el aumento del umbral (todos los partidos deberán sacar alrededor de 450 mil votos a Congreso para poder mantener su personería jurídica y no desaparecer).

Y tercero, sacar a Peñalosa de la Alianza sería graduarlo como uno de los jefes de la oposición a Petro, que podría mover votos en su contra en la revocatoria, por ejemplo. Mientras esté en la Alianza Verde, Peñalosa está obligado a no apoyar la revocatoria a Petro.

Eso sin contar cómo podría caer en la opinión pública una eventual zancadilla del progresismo a Peñalosa que, desde que se selló la Alianza, ha trinado “críticas de carácter técnico a la Administración de Bogotá", como él mismo dice, sin apoyar abiertamente la revocatoria.

Advirtiendo que no conoce detalles de las movidas de los progresistas, Antonio Sanguino -copresidente de la Alianza Verde- dijo que “cualquier veto a Peñalosa rompería el partido”.

Mientras que el mismo Peñalosa le dijo a La Silla que a él le habían dicho que habría consulta y que, en cualquier caso, sacar a alguien de un partido no es tan fácil pues es uno de los derechos básicos contemplados en la Constitución.

El desenlace de esta historia comenzará a darse a fines de esta tarde, cuando culmine la reunión de la Dirección Nacional en la que tendrán la palabra los tres precandidatos presidenciales verdes y seguramente se oirán críticas y contraargumentos. Esa colectividad tiene hasta el 7 de febrero para notificarle a la Registraduría los nombres de los aspirantes que irán a la consulta. Ese día se sabrá si estará el de Enrique Peñalosa.


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