Hace tres meses la Silla reveló que Luz María Zapata, esposa del vicepresidente Germán Vargas Lleras, renunció a su cargo como presidente del gremio de las licoreras. Antier fue elegido en su reemplazo Juan Alberto Castro, quien es tan cercano a Vargas que fue el gerente de su campaña presidencial de 2010.
La decisión la tomó ayer la junta directiva en la que tienen asiento las seis empresas de licores que quedan en el país (las de Caldas, Antioquia, Cundinamarca, Valle, Cauca y Huila), que escogió entre una terna de candidatos.
Una era la política cundinamarquesa Clara Isabel Pinillos, que fue diputada y representante liberal. Se quemó tratando de llegar al senado por el liberalismo en 2010 y estuvo en la lista preliminar al Senado de Cambio Radical en 2014, pero finalmente no llegó a la elección.
Aunque con esa trayectoria política inicialmente parecía una carta fuerte y podía tener el apoyo de la Empresa de Licores de Cundinamarca (más dado que tanto ella como el gobernador Álvaro Cruz se hicieron políticamente al lado del ex ministro y ex gobernador Julio César Sánchez, de quien Pinillos es viuda), al final no se movió.
El apoyo de Cundinamarca lo tuvo Juan Alfredo Pinto, ex embajador en la India de los gobiernos de Álvaro Uribe y de Juan Manuel Santos y quien fue presidente de Acopi, el gremio de los pequeños industriales, desde su fundación a principios de los años ochenta y hasta que se fue a la India, en 2007.
Pinto es de Girardot (Cundinamarca) y también fue muy cercano a Sánchez (fue representante a la Cámara y en 1991 renunció al gremio para reemplazar a Sánchez en la cabeza de su grupo político) y se convirtió en la carta de Cruz.
Pero se le atravesó el tercero, que era Castro. Este abogado javeriano tiene una importante trayectoria empresarial. Hizo carrera en Carvajal, fue gerente de Sodexho en Colombia, trabajó en la Casa Editorial El Tiempo y de ahí pasó a ser presidente de Legis, la principal empresa de información jurídica del país.
Luego lo fue de D’Vinni, una empresa de soluciones de marketing, venta y logística, en la que era socio de Felipe López, dueño de Publicaciones Semana, y de Eduardo Robayo, dueño de Kokoriko y Mimo’s. También manejó la franquicia del diario deportivo Marca en Colombia, en el que invirtió el fondo Palm Fund, del que Castro es socio gerente.
Según supo La Silla, esa trayectoria empresarial era la carta de presentación de Castro, que le aseguró inicialmente el voto de la Fábrica de Licores de Antioquia, y luego el apoyo de la del Valle. Además, dada su cercanía con Vargas Lleras, era visto como el candidato del Vicepresidente y del Ministro de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez.
Esos apoyos, más el mal momento de Cruz por cuenta de su revelado vínculo con una empresa que está señalada de haber pagado coimas como parte del cartel de la contratación de Bogotá, le dieron la victoria a Castro. Y es clave pues Cruz ha sido el opositor más grande a la intención del gobierno de modificar la estructura de licores (que mostró en el Plan de Desarrollo, y que quedó postergada pero no hundida) porque es un compromiso exigido por varios TLC y por la Ocde.