Cumplido su primer año en el Congreso, el partido de Álvaro Uribe se convirtió en la principal fuerza de oposición del país pero no por los debates de control político que propició en el Capitolio ni por las leyes que presentó.
En la práctica el Centro Democrático no promovió ningún debate al Gobierno que fuera memorable ni tampoco impulsó leyes significativas. Sin embargo, con la disciplina que lo caracterizó, elevó el nivel de la discusión ideológica en el Congreso, ejerció un control importante sobre el Gobierno por dentro y por fuera del Capitolio y más que bloquear, facilitó que salieran iniciativas clave del Congreso este año.


El partido uribista se distinguió por su disciplina. Durante todo el año actuó en bloque. Todos sus proyectos, proposiciones y constancias las firmó como partido, no de manera individual como es la tradición en otros partidos. Tuvo una unidad de trabajo legislativo muy fuerte que le prestó servicios a todo el partido, mientras que los demás congresistas tienen cada uno su propia Utl. Definió posiciones previas e ideológicas frente a todos los temas. Y tuvo una intensa actividad extraparlamentaria en regiones, medios y redes sociales.
Sin embargo, es difícil recordar algún debate de control político que hubiera sido memorable. El que hizo Paloma Valencia sobre la Farcpolítica es quizás el más recordado aunque su esfuerzo por demostrar que el presidente Santos había sido elegido por las Farc no caló en la opinión pública porque estaba inflado.
En la Comisión Primera del Senado, José Obdulio Gaviria y Alfredo Rangel organizaron un debate contra el proceso de paz que tuvo muy poco eco porque el gobierno logró bajarle el volúmen y casi nadie fue. Además, dieron pie para que otros senadores –como Claudia López, de la Alianza Verde- aprovecharan para señalarles el rabo de paja que tenían en varios de sus cuestionamientos.
Por ejemplo, en su crítica a que las Farc no estaba siendo obligada a entregar sus rutas de narcotráfico o a reparar a sus víctimas cuando en la negociación con los paramilitares (muchos de ellos narcos puros) estos dos puntos no pasaron de ser un adorno.
El debate planteado en esa misma Comisión por Paloma sobre el negocio de las armas taser de la Policía de un amigo del presidente Santos tuvo más repercusión pues sus intervenciones histriónicas estuvieron respaldadas con información concreta.
El senador Iván Duque, una de las revelaciones del actual Senado, planteó cuestionamientos importantes al Plan de Desarrollo y a la venta de Isagen. En la Comisión Tercera, este mismo senador realizó un debate importante sobre finanzas públicas e hidrocarburos y otro sobre competitividad y la industria. Y en general la bancada, abrió un debate importante sobre la actitud del gobierno colombiano frente a Venezuela.
Pero todas estas intervenciones palidecen frente a los debates que plantearon hace unos años el senador del Polo Jorge Enrique Robledo sobre Agro Ingreso Seguro o el tema de los baldíos o incluso el entonces Germán Vargas frente a la zona de distensión del Caguán.
"Muchos debates de control político no se pudieron realizar debido a las decisiones que tomó la junta directiva", explicó Duque. "Por ejemplo, uno grande en la plenaria sobre el proceso de paz lo postergaron hasta que no se hizo".
En materia de iniciativa legislativa, tampoco sobresalió el Centro Democrático, cuyos miembros son en su mayoría novatos en los vericuetos del trámite legislativo. Según los datos de Congreso Visible, la bancada uribista presentó 20 proyectos entre agosto y diciembre y la mitad en este semestre. Ninguno de ellos significativo.
Tampoco metieron proposiciones que hicieran gran diferencia. “Los del Centro Democrático echaban un discurso que luego no volvían proposición”, dice Héctor Riveros, ex columnista de La Silla y un observador cercano del Congreso.
Sí fueron determinantes, en cambio, para darle la estocada a la propuesta del gobierno de la lista cerrada, que muchos analistas creen que habría sido clave para modernizar la política. La decisión de los 20 senadores de la bancada uribista de votar en contra, a pesar de ser el único partido que llegó al Congreso con ese mecanismo, fue el detonante para que se hundiera de manera abrupta.


Sin grandes debates de control político ni leyes por las cuales ser recordado, la presencia del Centro Democrático en todo caso sí fue clave en el Congreso este año.
¿Por qué? Porque como dice la politóloga Mónica Pachón, “Es una virtud la existencia de un grupo que haga oposición a pesar de la estrategia de gobierno de Santos que es la cooptación. Eso no le funciona con el Partido Verde ni con el Centro Democrático”.
Ante la indisciplina y abstencionismo de la mayoría de los partidos de la Unidad Nacional, los uribistas tuvieron varias veces la capacidad de disolver el quórum deliberatorio o de garantizarlo. Con 21 de los 26 senadores exigidos para armar quórum deliberatorio y teniendo en cuenta que rara vez faltaron a un debate, usaron su presencia de manera estratégica y en más de una oportunidad fue la que salvó proyectos clave del gobierno.
Sobre todo porque este semestre fue evidente que la famosa Mesa de la Unidad Nacional dejó de operar y sin contar ya con el Partido Conservador, cualquiera de los tres partidos de la coalición oficial podía hacer tambalear la aplanadora santista.
Cambio Radical, el partido del Vicepresidente, se dividió en varias ocasiones y una parte importante votó en contra de proyectos fundamentales para el Gobierno como Isagen. Lo propio hizo el Partido Liberal, y ni hablar de la U.
Para no ir muy lejos, y como lo contó La Silla en su momento, ante las dudas planteadas por Cambio Radical frente al tribunal de aforados en el último debate de la Cámara, el ministro Juan Fernando Cristo optó por persuadir al partido del ex presidente Uribe para que salvara la iniciativa y así lo hizo.
Y salvaron, paradójicamente dada su oposición al proceso de paz, la prórroga de la ley 418 que es la que le da la base jurídica a la negociación en la Habana después de que los representantes de Cambio Radical se salieron del recinto y pusieron en riesgo el quórum.
Aunque el Centro Democrático se caracterizó por su consistencia ideológica, demostró una actitud flexible para armar alianzas incluso con sus contradictores tradicionales como el Polo.
Por ejemplo, juntos, con los liberales, el Polo y la Alianza Verde, pasaron una resolución que pedía excluir la minería de los páramos, las licencias express y que se excluyeran las áreas estratégicas ambientales antes de las zonas estratégicas mineras en el Plan de Desarrollo. Un viraje ambientalista frente a las posturas que tuvo el gobierno Uribe.
El ex presidente Uribe, incluso, coadyuvó a su gran crítica la senadora verde Claudia López para salvar la iniciativa que garantizaba la paridad de hombres y mujeres en las listas a todas las corporaciones públicas.
“En muchos temas le sirvieron al gobierno para hacer la mayoría y el quórum”, dice una de las investigadoras de Congreso Visible, el centro de la Universidad de los Andes que le hace seguimiento al Congreso.
Aún así, el Centro Democrático nunca dejó de ser la piedra en el zapato del gobierno.
“Fueron muy útiles para mantener a raya al gobierno en temas como la paz, en temas tributarios. Presionaron al gobierno para que no dijera mentiras, cualquier inconsistencia se la cobraban por dentro y por fuera”, dice Claudia López, aunque matiza su elogio: “El Centro Democrático es extraordinario en constancias y un fiasco en control político.”
La experta en el Congreso Mónica Pachón dice que el Centro Democrático también “hizo respetar a la oposición usando sus estrategias procedimentales” a punta de hacer valer el reglamento del Congreso, que normalmente la mesa directiva utiliza con gran discrecionalidad.
Pero quizás el mayor control los uribistas lo ejercieron por fuera del Capitolio, en las redes sociales, que el ex presidente Uribe y sus senadores usan intensamente. El debate legislativo lo trasladaron a las redes y mantuvieron a sus seguidores al tanto de sus posturas y de lo que pasaba dentro del Congreso.
Eso hizo que muchos colombianos (y medios), normalmente indiferentes frente a lo que sucede en el Capitolio, este año estuvieran más interesados en lo que sucedía en el recinto de la democracia.