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El poder después de la cárcel

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Hace unas semanas en el Hotel Chicamocha de Bucaramanga, al término de una reunión cerrada, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez le estrechó la mano al exgobernador Hugo Eliodoro Aguilar. Era el sello de un acuerdo cocinado por los dos, que La Silla confirmó con cuatro fuentes independientes, para que sus candidatos a la Gobernación de Santander lleguen unidos al día de la votación. Aguilar salió de la cárcel hace pocos meses y todavía no cumple su pena por parapolítica, pero por él pasa cualquier chance que tenga el uribismo de aterrizar en el Palacio ‘Amarillo’. Eso se llama poder y, aquí en Santander, Aguilar no es el único ex presidiario, dirigente y poderoso, jugando la contienda electoral.

Como el exgobernador Aguilar, tres ex congresistas santandereanos condenados están de frente en campañas clave por el poder local del departamento. “En Santander el poder quedó en manos de los que estuvieron la cárcel”, le reconoció a La Silla una fuente conocedora de la política que milita en una de las campañas cuestionadas por esto.

El exsenador Luis Alberto Gil, condenado por parapolítica, está con su cuadrilla (que él lidera) en las huestes del candidato liberal Didier Tavera.

El exsenador conservador Alirio Villamizar, condenado por la feria de las notarías, es uno de los ‘duros’ en el equipo del candidato del Partido de La U.

Y el exrepresentante Iván Díaz Mateus, condenado por la Yidis política, junto a su esposa la representante conservadora Lina Barrera, son un pilar de la campaña del candidato Edgar Higinio Villabona a la Alcaldía de Floridablanca – el tercer municipio más poblado de Santander – y los mandamases del Partido Conservador en el departamento.

Para mantener el poder, aunque las historias de los cuatro no son exactas hay dos constantes: una, que intentaron y lograron sostenerlo vía familiares (hijos y esposas) y, otra, que han hecho valer su experiencia, que conocen la movida en Santander; lo que una fuente denominó los “intestinos de la política”.

Más allá de los nombres, en la práctica, así opera el poder de cada uno:

Haga click en la ‘ficha técnica’ del poderoso y conozca cuál es su poder y cómo está jugando por el poder local.

 

El coronel Hugo Aguilar llegó a la Gobernación de Santander en 2004, derrotando al Partido Liberal en las urnas en las elecciones regionales de 2003. Después se sabría que Aguilar pactó con los paramilitares de la región en beneficio de su campaña.

Desde entonces, en la definición de la política santandereana no falta su nombre.

La condena en su contra por parapolítica, por la que estuvo recluido hasta abril de 2015, no mermó su influencia.

Hoy su candidato a la Gobernación, Carlos Fernando Sánchez, el ex gerente del Parque Nacional del Chicamocha (Panachi, que Aguilar creó cuando fue Gobernador), es uno de los candidatos fuertes en la contienda y lidera una masiva campaña publicitaria en el departamento.

Y allí el Coronel, como lo describió a La Silla una fuente de adentro, es el “animal político” de la campaña y la palanca para definitivamente llegar a un acuerdo por la Gobernación con el Centro Democrático, a través del expresidente Uribe, que aumentaría las posibilidades de triunfo.

El Coronel, famoso por ser el policía que mató a Pablo Escobar, construyó a su alrededor un movimiento político, Santander En Serio, que desde 2003 ha demostrado fuerza propia en las elecciones regionales y nacionales; con votos de opinión y maquinaria.

Los de opinión, porque cuando fue Gobernador se dedicó a hacer obras en los pueblos que aunque pequeñas todavía le generan réditos electorales en provincia: coliseos, centros de salud, escuelas, plazas y placas huellas, por nombrar algunas, como lo ha contado La Silla.

También porque concibió y construyó el Parque Nacional del Chicamocha, Panachi, que es un motor clave y visible en la activación de una creciente actividad económica en la región, el turismo.

Además, está la maquinaria.

Dos fuentes conocedoras le confirmaron a La Silla que detrás del Coronel Aguilar hay un importante capital económico que apalanca las campañas de su línea y eso se ha hecho evidente en Santander por la masiva propaganda que manejan sus candidatos, como también lo ha contado La Silla.

Esta fuerza le ha alcanzado a Aguilar para que dos de sus hijos, Mauricio y Richard, sin larga ni reconocida trayectoria pública, aterrizaran en el Senado (en 2010 y reelegido en 2014) y en la Gobernación (en 2011) respectivamente.

También para que otra ficha suya, María Eugenia Triana, exalcaldesa de Pinchote (un pueblo de 5 mil habitantes), llegara al Congreso el año pasado, como la tercera representante a la Cámara más votada del departamento (con más de 40 mil votos).

Aunque en la Gobernación ha perdido poder, por diferencias con el círculo más cercano a su hijo Richard y la ambición de éste de acumular un poder propio que no dependa de su papá, que el movimiento que lidera Hugo Aguilar logró dos curules en el Congreso cuando éste aún permanecía preso en una cárcel de San Gil, Santander.

Fuera de los cargos de sus hijos y la representante Triana, Aguilar mantiene fichas de su línea en entidades públicas clave de la región, como la Corporación Autónoma Regional CAS y la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga Cdmb.

 
 

El exsenador Luis Alberto Gil salió de la cárcel en el 2013, después de pagar parte de una condena por parapolítica, y la nuez de su poder siguió siendo la misma que cuando entró: el control sobre el partido Opción Ciudadana, otrora PIN y Convergencia de antaño. Hoy Gil cuenta con una senadora santandereana de su cuerda (su esposa) y dos diputados, con un capital electoral de más o menos 20 mil votos en el departamento (según las votaciones de su esposa y sus fichas en la región y de una fuente que conoce al grupo por dentro), pero sobre todo con el manejo de Opción, que repartió avales no sólo en Santander sino en todo el país.

Opción Ciudadana, que para la Gobernación de Santander está jugada por el candidato liberal, Didier Tavera Amado, está en manos de Gil y su grupo a pesar de que ni siquiera pusieron la mayoría de los votos para que el Partido mantuviera curules en el Congreso como lo logró el año pasado.

En Santander, el apoyo a Tavera se formalizó en un acto público hace pocas semanas, muy a pesar de que los congresistas más votados del departamento por el Partido, el senador más votado Mauricio Aguilar y la representante María Eugenia Triana, están en la campaña de Carlos Fernando Sánchez.

Incluso, el más votado a la Cámara del viejo PIN por Santander en 2014, Ricardo Flórez, de la línea del gobernador Richard Aguilar, renunció recientemente a su curul en medio del desacuerdo con la facción de Gil y apoya al candidato de La U a la Gobernación, Holger Díaz.

El poder de control de Gil reside en que tanto el representante legal del Partido como el Secretario General siguen su cuerda y más en el fondo porque su facción controla tanto la Dirección Nacional como el Comité Ejecutivo y así, con todo, también el proceso por medio del cual se otorgan los avales.

Esto ha generado fracciones internas, como la ya referida aquí en Santander y como la que surgió en Sucre, con los senadores Teresita García Romero y Julio Miguel Guerra, por la alianza de Gil y su esposa con el excongresta Yahir Acuña y su señora, Milene Jaraba, para que ésta compita por la Gobernación, como lo ha contado La Silla Caribe.

Gil, quien llegó al Senado de la República en 2002 y se reeligió en 2006, logró (después de la condena en su contra) mantener una curul para su grupo de poder a través de su esposa la actual Senadora Doris Vega. Primero por carambola (Vega se quemó en 2010 pero entró cuando murió el Senador del viejo PIN Juan Carlos Rizzeto) y después en 2014, elegida popularmente con más de 40 mil votos.

A nivel local y desde la cárcel, en 2011 jugó un papel clave en la campaña del hoy gobernador de Santander, Richard Aguilar, y puso un diputado de su círculo más cercano, el mayor Luis Fernando Peña con 18 mil votos. Peña ahora aspira a reelegirse.

Después, otro más del grupo de Gil, Julio Cesar Villate, llegó a la Asamblea tras una renuncia. En la Gobernación, aunque al final su grupo se distanció del Gobernador, fichas suyas, entre esas Villate, mantuvieron cuotas de poder como la Secretaría de Educación Departamental y la Lotería de Santander.

Ahora ya no con los Aguilar sino con los liberales, Gil y su grupo esperan repetir lo de hace un cuatrienio y quedarse con un pedazo del poder que alberga el Palacio Amarillo de la Gobernación en Bucaramanga.

 
 

Alirio Villamizar llegó a la Cámara de Representantes en el año 2002 como conservador, y también como azul saltó al Senado por en el 2006 con más de 40 mil votos.

Su carrera terminó enlodada en el año 2009, por el escándalo de la feria de las notarías, proceso en el que encontraron más de 700 millones de pesos y varios miles de dólares en su apartamento, fue capturado y por el cual terminó condenado como culpable de concusión.

Sin embargo, su poder político no pereció y hoy, ya libre desde marzo de 2014, es cercano al Gobernador Richard Aguilar y uno de los consejeros políticos del candidato de Holger Díaz a la Gobernación por el Partido de La U; allí están militando “sus líderes”, de acuerdo a una fuente que conoce la movida de dicha campaña.

De acuerdo a dos fuentes que se mueven en la política local, la cercanía con el Gobernador es tal que Villamizar trabaja en ocasiones desde el despacho del mandatario, y le habla al oído en su día a día. Sin embargo, un dirigente, que trabajó con el Gobernador y es cercano a Villamizar, le negó a La Silla que así fuera y que apenas va esporádicamente. La Silla no pudo confirmar las versiones ni con Aguilar ni con el exsenador.

En todo caso, su hijo Óscar, sin mayor trayectoria pública es Secretario General de la Gobernación, un cargo clave porque incide en la burocracia administrativa del departamento. Y el grupo de Villamizar está militando de frente en la campaña de Díaz, quien es el candidato de la línea del Gobernador.

Y es que el grupo de Villamizar fue uno los pilares de la elección de Richard hace cuatro años y el año pasado compitió al Congreso, por la Cámara, precisamente con el ahora Secretario General del departamento. Aunque se quemó, sacó más de 18 mil votos, aunque el exsenador seguía preso. Eso muestra que aunque Villamizar no controla un Partido, como otros de ésta historia, Luis Alberto Gil e Iván Díaz Mateus, ni tiene la maquinaria o lo votos del Coronel Aguilar, pero desde la cárcel y ya libre ha sabido pactar para no desaparecer del mapa político.

En 2011, se alió en Gil y el Coronel Aguilar, con quienes compartía cárcel, para poner a Richard en el Palacio Amarillo. Así su hijo Óscar llegó a la Gobernación primero de asesor.

Después, en 2014, se alió con Gil (que ya se había alejado de los Aguilar) para que también Óscar llegara al Congreso como la fórmula de la esposa de éste, la Senadora Doris Vega. Vega llegó y Óscar se quemó en su intento por la Cámara.

Finalmente, con estas elecciones regionales ya cerca, Villamizar se acercó nuevamente al Gobernador Aguilar, su hijo aterrizo a la administración nuevamente pero como Secretario General, y a las filas políticas del grupo al Partido de la U. Desde hace varios meses ha participado de las campañas y las correrías del Partido y sus candidatos, entre otros juntos a los hermanos Tamayo que son los mandamases de dicha colectividad en la región. Para el Gobernador, según una fuente que trabajó con él y conoce la política local, fuera de los votos de su grupo, el activo de Villamizar es que conoce los intríngulis de la movida regional.

 
 

“Es el dirigente más poderoso del conservatismo en Santander”, le dijo a La Silla un alto dirigente del Partido Conservador, que pidió no revelar su nombre, cuando se le preguntó por el exrepresentante y exsenador Iván Díaz Mateus. Otra fuente que conoce la política local nos confirmó lo mismo.

Los conservadores ya no tienen los votos de hace ocho años, cuando pusieron dos senadores santandereanos (Díaz Mateus y Alirio Villamizar y un representante a la Cámara); en 2014 pusieron apenas un representante, una. Y precisamente lo que queda es de Díaz Mateus y su esposa, Lina Barrera, la única congresista azul de Santander en la Cámara.

El pasado reciente de Díaz Mateus, condenado a 72 meses de prisión por el escándalo de la Yidis política, no hizo mella en su poder dentro de las huestes azules, a pesar de su estadía en la cárcel de la que salió libre en 2011 por cumplir tres quintas parte de la pena.

Estando allá, de hecho, fue que Lina Barrera logró aterrizar en el Congreso en el año 2010. Y ella después, ya con su esposo libre, se reeligió.

Para Barrera, que habló con La Silla, sin embargo, el caso de su esposo no se puede equipar con los de Aguilar, Gil y Villamizar aunque él también mantuviera el poder a pesar de su condena.

“Lo que pasa es que la condena de Iván fue completamente diferente, ni por parapolítica, ni por las notarías, sino por decirle a alguien que apoyara un proyecto…la reelección de Uribe con la que además todo el mundo estaba de acuerdo”.

Díaz Mateus fue condenado por concusión. La Corte Suprema de Justicia encontró que él abuso de condición de titular de la curul en la Cámara de Representantes para el periodo 2002 – 2006 con el fin de constreñir a su reemplazo temporal, Yidis Medina, para que votara a favor de la reelección.

Con éste pasado, hoy la línea del matrimonio Díaz Barrera incide como ninguna otra fuerza local en las estructuras santandereanas del Partido y tiene línea directa con el Directorio Nacional.

La principal apuesta de los azules en la región, el candidato a la Alcaldía de Floridablanca y el exdiputado Edgar Higinio Villabona, forma parte de su cuadrilla.

“Hoy ya es un apéndice de ellos”, le dijo a La Silla una fuente que sabe cómo funciona el conservatismo local por dentro.

Como contó La Silla, Díaz Mateus estuvo presente en la entrega del aval a Villabona con la asistencia del Presidente del Partido Conservador, el representante cordobés David Barguil.

El otro diputado conservador, elegido hace cuatro años junto a Villabona, y quien aspira a reelegirse como cabeza de lista, es el hermano de Iván: Luis Eduardo Díaz Mateus.

En estas elecciones, fuera de apostarle a Villabona por Floridablanca (un municipio que maneja un presupuesto anual de más de 200 mil millones de pesos) y a Luis Eduardo Díaz a la Asamblea (el hermano), Díaz Mateus y la Representante Barrera cerraron un acuerdo con el Partido Liberal y apoyan a Didier Tavera a la Gobernación.

El liberalismo retiró sus aspiraciones a quedarse con Florida (que hoy mantiene, al menos en el papel) y se unió a Villabona a cambio del respaldo de los conservadores a Didier Tavera. Dos dirigentes del Partido – por aparte – confirmaron que el artífice del pacto fue Díaz Mateus. “Por sus relaciones con los liberales, con Horacio Serpa y Jaime Durán (ambos Senadores rojos)”, explicó una de las fuentes.

Hacía delante el plan es que el poder de la facción siga creciendo; en 2018 esperan que Lina Barrera salte al Senado y jalone dos representantes a la Cámara de su cuerda, le explicó a La Silla un directivo azul y nos lo confirmó la propia representante Barrera.

Díaz y Mateus y su esposa tienen a su favor, además, que son muy cercanos al empresario conservador Rafael Marín Valencia, el Presidente de la constructora Marval (una de las más grandes del país), Súper Poderoso de Santander, quien figura en nuestro ranking como el privado más influyente de la región.

Varios dirigentes locales del conservatismo, que no han seguido la estrategia de la línea Díaz-Barrera y sus apuestas, han terminado por fuera del Partido.

El caso más reciente fue el dela concejal de Bucaramanga Carmen Lucía Agredo, quien buscaba encabezar la lista del Partido a la Asamblea de Santander pero desistió de la aspiración después de que el primer de la lista quedará definitivamente en manos del hermano de Díaz Mateus.

Meses antes, el hoy candidato por firmas a la Alcaldía de Floridablanca, Héctor Mantilla, quien integraba el Partido Conservador hasta abril de éste año, renunció y montó ‘rancho aparte’ porque la facción de Díaz Mateus y Barrera defendieron a Villabona como candidato.

A finales de 2013 quien terminó saliendo del Partido fue el exalcalde de Floridablanca, Néstor Díaz, elegido en 2011 por los azules con el respaldo de Díaz Mateus y de Barrera, pero quien terminó su periodo de manera temprana por una demanda de pérdida de investidura.

Néstor, hijo del cuestionado exdirector de la Dian Néstor Díaz Saavedra, pariente de Díaz Mateus y de Barrera, quería poner a su hermano Marcos Díaz de Representante a la Cámara de Santander por el Partido Conservador en las últimas elecciones al Congreso.

Sin embargo, como dicha aspiración afectaba la candidatura de Barrera (se ponían a competir por una curul dentro del mismo grupo), Néstor terminó en el Centro Democrático con su hermano y esto significó la ruptura con Díaz Mateus y su esposa (y el Partido).

 

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