Bogotá -la mayor plaza electoral del país- pasa por una situación política inédita, celebrando elecciones al Congreso mientras su alcalde Gustavo Petro lucha contra su destitución en los tribunales dentro y fuera del país, a la vez que se ultiman los detalles de una votación para, posiblemente, revocarle el mandato. Sin embargo, en la Bogotá política y en las campañas electorales parecería que solo hubiera elecciones legislativas.
La postura frente a la permanencia de Petro en el Palacio Liévano es una de las preguntas de rigor en todos los debates con los candidatos, pero son muy pocos los que han tomado una posición clara de 'sí' o 'no' frente a la salida del Alcalde -ya sea por destitución o por revocatoria- y aún menos los que la han convertido en el eje de sus campañas.
El factor calendario


Con las movilizaciones masivas que convocó Petro en la Plaza Bolívar durante diciembre y la fecha de la revocatoria fijada para este 2 de marzo, el momentum puso por primera vez a Petro a pensar en jugársela por el 'no' y hacía prever que las listas al Congreso de su nuevo partido la Alianza Verde podían beneficiarse del jalonazo.
Pero el cambio de fecha, al 9 de abril, le dio aires a los promotores del 'sí' y ese impulso ha venido diluyéndose.
Además el drama cambió de escenario, bajándole la temperatura y sacándolo de la controversia electoral. “En el último mes pasó de ser un debate político y se volvió jurídico. Ahora pasa menos por la plaza y más por las cortes, las tutelas, los magistrados y los impedimentos”, dice el concejal verde Antonio Sanguino.
Con la disparada en la popularidad de Petro tras su destitución y el posicionamiento que ganó la idea de que era víctima de una injusticia, se elevó el costo político de apoyar su salida. Ya no era lo mismo abanderarse del 'sí' en la revocatoria que cuando los niveles de aprobación de Petro raspaban el 30 por ciento.
Probablemente por esa razón los partidos de la Unidad Nacional han venido evitando el tema en época electoral y le han hecho el quite a tener que tomar una postura (como también lo ha hecho el presidente Juan Manuel Santos).
Los liberales decidieron abstenerse del tema, dejando en libertad a sus candidatos de tomar “posturas a título personal”. La mayoría no lo ha hecho, a excepción del 'sí' de Clara Rojas y del 'no' de Horacio Serpa. En esas muchos liberales, como el presidente del Concejo Miguel Uribe, dejaron de hablar del tema.
Algo similar ocurre en La U, en Cambio Radical y entre los conservadores (pese al 'sí' de su candidata Marta Lucía Ramírez). En el Polo la rechazan, pero se han alejado de cualquier defensa de Petro.
De la lista de los congresistas con mayores votaciones en Bogotá, muy pocos han tomado una postura pública. Muchos que sí lo hicieron, como Juan Lozano, no estarán en el tarjetón este año. Desde Carlos Fernando Galán hasta Jorge Robledo le han hecho el quite al debate. Germán Vargas Lleras, que tiene uno de sus fortines electorales en Bogotá, solo hizo pública su opinión sobre la revocatoria hace dos días.
Que muchos de los candidatos no han querido tomar posturas claras en público es visible en el ejercicio de voto programático que hizo La Silla con 47 candidatos a la Cámara. Sólo ocho de ellos revelaron su postura frente a la revocatoria y 11 de ellos dijeron si están de acuerdo con que el Procurador pueda destituir funcionarios electos. En cambio, 23 contaron si apoyan (o no) el proceso de paz en La Habana.
Algunos dentro de la Unidad Nacional le atribuyen esa ausencia de debate electoral al hecho de que la situación aún es tan incierta, política y jurídicamente, y a que la polarización es aún muy grande.
“El problema es que si se mete uno en ese debate sobre si ‘Petro sí’ o ‘Petro no’, todos los debates de fondo de ciudad quedan relegados al olvido. Mientras no haya certezas judiciales, es muy difícil salir a decir algo”, dice el liberal Andrés Felipe Villamizar, fórmula de Serpa a la Cámara en Bogotá.
“Estamos pidiendo celeridad en la decisión porque la ciudad no resiste esta nebulosa jurídica y esta interinidad. Hasta que no esté en firme este debate quedará en un limbo”, dice Rodrigo Lara, de Cambio Radical.
Ese vacío lo comenzó a llenar Pacho Santos, que decidió jugársela por el 'sí' sin ser un candidato en ningún tarjetón y cuando ni siquiera su promotor original Miguel Gómez lo estaba haciendo visiblemente. Aunque muy rápido el Centro Democrático del ex presidente Álvaro Uribe le pidió no usar el nombre del movimiento para impulsarlo.
Incluso dentro de la Alianza Verde no elevaron la defensa de Petro en un tema electoral, con la excepción del enfrentamiento entre la corriente progresista y Enrique Peñalosa por volverla un inamovible en la carrera presidencial.
“No son muchas campañas jugadas al 100 por ciento en el tema, ni siquiera dentro del ala petrista de Progresistas. Si les ponen el tema lo agarran, pero no es el boleto de invitación a la gente”, le dijo a La Silla una persona del partido que prefiere no usar su nombre porque trabaja con varios candidatos.
Eso sucedió en parte por la decisión de Petro de dar la pelea sólo, arropado en los indignados y las nuevas ciudadanías pero sin dejarse rodear por los candidatos de su partido.
Esa postura, que algunos petristas defienden como una manera de blindarse de una acusación por indebida participación en política, cayó mal entre muchos de sus copartidarios. Y podría terminar devolviéndoseles como un bumerán si la Alianza Verde saca menos curules en el Senado y en Bogotá que hace cuatro años, desinflando el movimiento que saldrá a votar la revocatoria cuatro semanas después.
El caso Petro tuvo otro efecto importante en las elecciones: al copar una parte sustancial del cubrimiento de los medios, muchos candidatos de opinión sienten que el espacio para hablar de política -y en muchos casos para darse a conocer- se ha reducido mucho.
“Mediáticamente el caso Petro se ha comido la mitad del espacio para la campaña. Las posibilidades para que un candidato de opinión figure, que muchas veces es la única manera de ganar visibilidad, son casi nulas”, dice la candidata verde Claudia López. Con ella coincide la representante Ángela Robledo, para quien “el tema Petro se tragó la posibilidad de visibilizar las campañas”.
Al igual que sucede en la agenda pública, tanto la revocatoria y la destitución de Petro como la suerte de la ciudad en ese limbo son una preocupación central entre los bogotanos.
La Silla habló con once candidatos al Congreso, de cinco partidos diferentes y cuya fortaleza electoral está en Bogotá, para ver cómo veían el 'factor Petro' entre la gente de a pie. Más de la mitad coincidieron en que el tema es uno de los primeros -y muchas veces el primero- en salir durante sus correrías por los barrios de la ciudad.
“Uno va a cualquier barrio popular, desde Rafael Uribe Uribe hasta San Cristóbal, de Usme a las faldas de Usaquén, y el tema siempre sale. No alcanza uno ni a comenzar a hablar, cuando le preguntan ¿qué va a pasar con Petro y usted qué piensa del tema? Y yo digo 'acá estamos con Petro', sin necesidad de usar voz de político, y ya estallan en aplausos”, le contó a La Silla Francisco Castañeda, el edil de Kennedy que aspira a la Cámara y uno de los pocos candidatos verdes en hacer de la defensa de Petro el centro de su campaña. Tanto que su eslógan es “todos con Petro”.
“La verdad es que la gente sí le pregunta mucho a uno, ¿y usted qué piensa del tema Petro? Yo no veo que vaya a tener mucha incidencia en las urnas, pero sí se ve que hay bastante inquietud”, cuenta Germán Navas Talero, que aspira a repetir en la Cámara con el Polo. “Volanteando todo el mundo me lo pregunta”, dice Alirio Uribe, también candidato polista y hasta hace poco cabeza del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (que está ayudando a Petro a llevar su caso ante la Cidh).
Algunos candidatos de la Alianza Verde, aunque no todos, han puesto a Petro en el centro de sus campañas. Donka Atanassova, que ha centrado su campaña en conversar con la gente en la calle, dice que la mayoría de esas charlas terminan girando alrededor de los problemas y los cambios en la ciudad. En los mitines de Inti Asprilla, hijo del ex secretario de Gobierno Guillermo Asprilla, se ven decenas de personas con la mano y la carita feliz que se ha convertido en el símbolo del 'no' en la revocatoria pintada en la mano. Claudia López y Angélica Lozano han puesto el énfasis en el rol del Procurador.
José Jaime Uscátegui, el líder de las juventudes conservadoras que aspira a la Cámara, ha sido uno de los pocos en salir a la calle a 'volantear' a favor del sí. “No es el eje de mi campaña, pero -al margen de que la gente se incline por el sí y el no- creo que hay que despersonalizar el debate entre Petro y el Procurador y que sí hay que tomar una posición”, dice Uscátegui, que aclara que lo ha hecho menos desde el cambio de fecha.
Dos candidatos incluso le contaron a La Silla que han sabido de candidatos de otros partidos que no han podido realizar sus actos de campaña en Bosa tras evadir una respuesta clara sobre su posición, aunque no hemos podido confirmarlo. Como dice Ángela Robledo, “la calle sí está pidiendo posiciones”.
Aún así, la mayoría siente que esa preocupación callejera por el tema Petro -ya sea para apoyarlo o no- no se está reflejando en el debate político y que se ha dormido tras el cambio de fecha en la revocatoria, antes prevista para este fin de semana y ahora para un mes después de las elecciones al Congreso.
Por eso, aunque todos los días los medios hablen de los nuevos vericuetos del caso Petro, en una ciudad que elegirá 18 representantes a la Cámara y que puede poner otra decena senadores los candidatos y los partidos se sienten más cómodos manteniendo el tema de agache.
Habrá que ver si la calle, donde el tema está vivito y coleando, les pasa la cuenta de cobro.