La charla estaba prevista inicialmente para que fuese realizada en un salón con un aforo de unas 300 personas pero las boletas se agotaron en dos horas así que los organizadores decidieron programarla en un salón diez veces más grande pero también resultó insuficiente y tuvieron que sacarla al lugar reservado para los conciertos masivos: la plaza de la Aduana de Cartagena, a donde caben unas 5000 personas que hicieron larguísimas filas para oír una conversación del economista Thomas Piketty con el periodista Rodrigo Pardo.
El francés dijo lo que todos los asistentes sabían que iba a decir. Algunos lo han leído en sus libros, otros han visto las reseñas en los medios, de cualquier manera todos sabían que iba a hacer una crítica a la situación de desigualdad que genera el capitalismo y esperaban ese momento para aplaudir, como cuando la gente va a un concierto y espera que el artista interprete la composición más conocida para acompañarlo con las palmas o tarareándola. Piketty tiene seguidores como una estrella musical y se comportan como tales.
No importa si lo de Piketty ya lo han dicho otros, ni si en Colombia hay estudios muy juiciosos, hechos varios años antes, que documentan el grado de desigualdad de nuestra sociedad. Lo importante es que a Piketty lo oyen, falta ver si aceptan que tiene razón y actúan en consecuencia.
Por ejemplo, las frases que más repite éste economista van exactamente en contravía de lo que recomienda la comisión de expertos que conformó el gobierno para que hicieran recomendaciones sobre una reforma tributaria y contradicen lo que sostienen los gremios económicos con los que se reunió el Presidente en estos días, justo cuando anunció que iba a proponer una reforma tributaria este año, luego de que se especulara si no se iba a someter a semejante desgaste político.
“Hay que mantener el impuesto a patrimonio”, “no hay que aumentar los impuestos al consumo”, “no es cierto que ponerle más impuestos a los ricos desestimule la producción”, “El crecimiento económico por sí solo no mejora la distribución del ingreso. Incluso, puede profundizar las desigualdades” y etc.
La Comisión de expertos recomienda acabar con el impuesto al patrimonio, aumentar el IVA, tener un sistema tributario que facilite el crecimiento económico y compra la teoría de que el nivel de impuestos hace que nuestras empresas no sean competitivivas y para eso comparan los impuestos que se pagan en Perú frente a los que se pagan en Colombia.
En el Externado, donde estuvo Piketty, antes de su presentación en Cartagena, compartió escenario con Guillermo Perry que se ha convertido en una especie de vocero de la Comisión y Perry intentó parecer que estaba diciendo lo mismo cuando en realidad decía todo lo contrario de la tesis del autor del Capital del Siglo XXI.
Me temo que los economistas no, pero en el Congreso sí van a tender a estar más de acuerdo con Piketty que con la Comisión y una reforma como la que proponen resulta totalmente inviable.
Pero el lleno del auditorio del Externado y de la Plaza de la Aduana de Cartagena en el que miles de personas esperaban que el artista repitiera los coros contra el capitalismo contemporáneo para tararearlos y aplaudirlos lo que son es un termómetro de por dónde va una sector grande de la opinión en términos políticos.
Superado el tema de las FARC, la página de la agenda política en Colombia queda prácticamente en blanco y la diferencia no va a ser sobre el tratamiento que le demos a las Farc sino sobre lo que vamos a hacer con la sociedad y ahí unos van a defender el statu quo, el crecimiento económico, la inversión extranjera, la confianza inversionista y etc y otros la educación gratuita, los impuestos a los ricos, la protección a los pequeños productores.
Una sociedad más “próspera” v.s. una sociedad más igualitaria, esa puede ser la disputa de la campaña presidencial del 2018. Ya no será la paz y es posible que el cumplimiento de los acuerdos y garantizar su espíritu no vaya a estar en el corazón de la gente como para que ello sea lo decisivo a la hora de escoger por quien votar.
Puede ser que esa especie de “rebeldía” aplazada por cuanta de las barbaridades de las FARC vaya a tener ahora posibilidades.