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La lucha de poderes de la Cámara de Comercio de Bucaramanga

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La Cámara de Comercio de Bucaramanga, una entidad que además de agrupar al bloque empresarial de Santander y con ello a los cacaos del departamento, maneja un presupuesto anual que rodea los $30 mil millones, y tiene la facultad de jalonar grandes proyectos para la región, se ha sumido en una lucha de poderes.

El pasado viernes se dio la elección de la mesa directiva de la Junta de esa entidad luego de que por varios meses y en medio de un cruce de dardos entre sus integrantes se hubieran debatido temas tan álgidos, que de hecho, generaron una crisis interna en las directivas.

Y es que además del escándalo que se desató este mes por cuenta de la inversión de $1.340 millones en Interbolsa, en una operación bursátil que la Contraloría General calificó de “riesgosa”, en los últimos meses la Cámara también dio discusiones internas sobre denuncias en la contratación de esa entidad y está lidiando con el enfrentamiento de bloques de poder en su Junta Directiva.

Esto es lo que se está moviendo detrás de la Cámara de Comercio de Bucaramanga.

Los Suricatas

Apps.co, uno de los proyectos que en asocio con el Ministerio de las TIC ha llevado a cabo la Cámara de Comercio de Bucaramanga desde 2012, entró en el ojo del huracán en noviembre del año pasado, por cuenta de la manera en la que se llevó a cabo la contratación para ejecutarlo.

Esta era la imagen que aparecía en la página web de Suricata Labs, en la que se reseñaba a Daniel Beltrán como asesor de proyectos.
Después de que en la Cámara de Comercio se empezó a investigar sobre la contratación a Suricata, la página web cambió la foto de Daniel Beltrán por esta.

Las alarmas las encendió el Comité de Desarrollo Empresarial de la Cámara, que denunció que la vicepresidencia del mismo nombre había abierto una convocatoria pública que estaba confeccionada para que solo un proponente la pudiera ejecutar.

Y es que aunque la Cámara hizo público el proceso de selección y se abrió la posibilidad de que diferentes entidades enfocadas en el desarrollo y uso de nuevas tecnologías compitieran por la ejecución de un contrato que estaba tasado en poco más de $360 millones, la convocatoria fue formulada con criterios que se ajustaban a una empresa en particular, que más adelante se descubriría era la que el Ministerio había aprobado varios meses atrás para desarrollar el proyecto debido a que era la que lo había formulado.

Se trató de Suricata Labs, firma que desde enero del año pasado empezó a contratar con la Cámara de Comercio de Bucaramanga para implementar las fases de Apps.co.

Los cuestionamientos que se empezaron a sortear al interior de la Cámara en torno a esa contratación fueron varios. Y es que además de la convocatoria, que como se esperaba cerró con un proponente, también se habló de un presunto conflicto intereses entre Suricata y los mentores (debido a que la empresa debía contratar a sus propios socios como mentores del proyecto), y hasta se denunció que Daniel Beltrán, medio hermano  de Juan Camilo Beltrán, presidente ejecutivo de la Cámara, había trabajado con la empresa contratista.

Fue precisamente este último tema el que desató una controversia interna en la Cámara de Comercio, debido a que se conocieron fotografías que fueron tomadas de la página web de Suricata en las que quedó registrado que el medio hermano del presidente de la Cámara aparecía como miembro de esa empresa y se ordenó una investigación.

“Daniel Beltrán trabajó como contratista en un proyecto que desarrollamos para la Unab, él solo ha hecho eso con nosotros, por eso le pagamos $2 millones y eso fue como un contratista de prestación de servicios. Si lo colocamos como parte de nuestro equipo fue momentáneamente porque nos había acompañado en un proyecto, pero él jamás ha pertenecido a Suricata ni como fundador ni empleado. Fue una coincidencia y logramos probarlo ante la Junta”, le dijo a La Silla Óscar Gómez, representante de Suricata Labs.

Esa misma versión se la entregaron a este medio el hermano de Juan Camilo Beltrán, Daniel Beltrán; el vicepresidente de Desarrollo Empresarial de Cámara, Juan Diego Rojas; el presidente ejecutivo de la Cámara, Juan Camilo Beltrán; dos miembros de la junta que prefirieron la reserva de su nombre; y una fuente de adentro de esa entidad, que conoció de cerca la controversia interna que se desató por esa contratación.

Mientras las denuncias sobre este tema tenían lugar, la contratación ya había avanzado, y aunque la convocatoria se había adelantado, la Cámara de Comercio terminó por desestimarla y contrató directamente a Suricata para que codirigiera el proyecto (tal y como lo había solicitado el Ministerio de las TIC) por $92 millones. Adicionalmente, esa entidad vinculó a siete mentores (tres de los cuales pertenecen a Suricata) para que se empezara a ejecutar el proyecto por $270 millones .

Sobre el conflicto de intereses que se habría generado al contratar a una empresa bajo un rubro y a sus socios bajo otro para ejecutar el mismo proyecto, el vicepresidente de Desarrollo Empresarial, Juan Diego Rojas, le dijo a La Silla que "lo permitía el Ministerio".

La investigación la Junta Directiva concluyó dándole credibilidad a las versiones de los integrantes de Suricata, determinó que las fotografías habían sido coincidencias y cerró el capítulo.

Las denuncias

Con ese telón de fondo el pasado viernes, día en que se llevó a cabo una sesión de la Junta Directiva que tenía como fin definir a los nuevos presidente y vicepresidente de ese órgano, una denuncia anónima volvió a calentar los ánimos.

Esta vez, a las cuentas de correo personales de los integrantes de la Junta Directiva fue copiado un documento que había sido enviado a la Superintendencia de Industria y Comercio, la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la República, en el que le pedían a esos entes de control que investigaran las actuaciones de todos los miembros directivos de la Cámara.

En esa carta se pedía que se indagara la operación en Interbolsa de la Cámara que como se conoció hace unas semanas terminó en un hallazgo fiscal (que ya fue pagado por la entidad) de la Contraloría General, la contratación de Suricata Labs, la compra de la ‘Manzana 68’ (terrenos ubicados en el centro de Bucaramanga), y hasta los intereses de los miembros de la Junta en negocios que tengan que ver con sectores en los que interviene o tiene planeado intervenir la Cámara.

La Silla conoció que ese día se desataron discusiones por esa denuncia y se reclamó por el origen de la información que fue calificada de estar movida por  “odios personales” y de carecer de fundamentos. Adicionalmente, varios de los miembros se declararon indignados por ese cruce de anónimos en la Cámara, debido a que algo así no tenía precedentes en esa entidad.

Los bandos

En agosto del año pasado  fueron renovados tres de los cuatro delegados del Gobierno Nacional en la Junta Directiva de la Cámara.

Los que llegaron fueron Óscar Rueda (exviceministro de turismo y hasta mediados del año pasado representante legal del Partido de La U),  Jaime Ardila (exauditor General de la República y primo del senador liberal, Jaime Durán Barrera) y Orlando Céspedes Camacho (viene de ser gerente de la financiera Comultrasán  y es hermano de Jairo -expersonero de Floridablanca- y Jorge –exsecretario jurídico de la Gobernación de Santander- Céspedes).

Cuatro fuentes de la Cámara le dijeron a la Silla que desde que los nuevos delegados del gobierno tuvieron asiento en la Junta Directiva, en ese órgano se armaron bloques y las discusiones sobre cualquiera de los proyectos se han vuelto tan dispendiosas, que casi que se ha bloqueado el avance de la Cámara de Comercio.

Precisamente, el viernes pasado y tras varias horas de discusión al interior de la Junta Directiva, ninguno de los sectores se puso de acuerdo sobre la postulación para la presidencia.

El bloque liderado por los tres  nuevos delegados del Gobierno Nacional propuso los nombres de Óscar Rueda y de Rafael Mendoza para ocupar ese cargo, pero ninguno de los dos obtuvo más de seis votos de los 12 posibles. 

Igual suerte corrió la postulación del otro bloque, que aunque propuso el nombre de Rafael Ardila (fundador de Rayco y quien lleva más de 20 años en la junta) para llegar a la presidencia, tampoco superó los seis votos.

La discusión se extendió hasta tal punto que fue propuesta una tercería para tratar de destrabar la discusión. Se trató del nombre de Víctor Raúl Castillo (director de la Fundación Cardiovascular), quien por cinco años se ha desempeñado como Presidente de la Cámara de Comercio y quien terminó siendo reelecto una vez más por unanimidad.

Aunque Castillo es el catalizador de la Junta Directiva, varias fuentes le dijeron a La Silla que su cercanía está al lado del bloque que para esa elección lideró Rafael Ardila. Por su parte, la Vicepresidencia quedó en manos del exviceministro Óscar Rueda.

En los próximos meses la Cámara tomará un papel protagónico como articuladora de los proyectos de las nuevas administraciones locales,  con los de los empresarios de la región y los de interés para la Nación. Habrá que ver si la Junta suma esfuerzos o si la división se ahonda en el camino.


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