El 1° de febrero de 2003, en un consejo comunal en Sucre, el alcalde del municipio de El Roble le advirtió en micrófono al entonces presidente Álvaro Uribe: “¡A mí me van a matar!”. Dos meses y nueve días después, lo mataron. Y ese mismo año, el hombre que después sería encontrado culpable por su asesinato, el gobernador Salvador Arana, fue nombrado por Uribe como embajador en Chile.
Esa es, en resumen, la trágica historia que hizo tristemente conocido a nivel nacional a Eudaldo ‘Tito’ Díaz. Hoy su nombre vuelve a cobrar vigencia, pero por un hecho distinto: su hijo, el médico y líder de víctimas Juan David Díaz, acaba de ser nombrado como encargado de la construcción de paz y política para el posconflicto de la Gobernación de Sucre. La misma entidad desde la que salió la orden de matar a su padre.
En entrevista con La Silla Caribe, Díaz cuenta cómo fue que se le presentó ese reto y por qué está apoyando al gobernador Édgar Martínez, quien el año pasado derrotó al polémico Yahir Acuña con votos de opinión y también con el respaldo de casas cuestionadas.
¿Cómo recuerda los días anteriores al video en el que su padre le advierte a Uribe que lo van a matar y le pide ayuda?
Yo era una persona muy joven, 22 años, no entendía mucho de lo que estaba pasando en el departamento porque estudiaba medicina en Barranquilla y sólo venía de vacaciones. Estaba más bien ajeno a todo eso. Pero sí recuerdo haber oído a mi papá decir varias veces que no podíamos permitir que Sucre se convirtiera en un cementerio. Lo que te puedo decir es que él era una persona buena, noble, que hace esa denuncia en momentos en los que estaba sumamente perseguido y creyendo que la máxima autoridad del país era la persona más indicada para ayudarlo.
¿A qué atribuye usted la persecución a su padre por parte de la clase política tradicional aliada con los paramilitares?
Bueno, mi papá fue el creador del municipio de El Roble y su primer alcalde elegido por voto popular. Eso lo hizo por encima de la voluntad política de los gobernantes de turno. ¿Qué pasa? que para la creación de un municipio tu necesitas extensión de tierra y cantidad de habitantes. Y para eso mi papá sumó corregimientos de municipios cercanos a Corozal, de donde era corregimiento El Roble, que le permitieron conformar el nuevo ente territorial. De esa manera les ‘quitó’, por decirlo así, corregimientos a Corozal, a Sincé, a la Villa de San Benito y eso le trajo un problema grande.
¿Por qué?
Porque los alcaldes de esos municipios en los que se redujeron los corregimientos iban a dejar de recibir recursos y a perder los votos de esos habitantes. El gobernador de entonces era Eric Morris (condenado luego por parapolítica). Él, en apoyo a esos alcaldes que eran de su grupo, lideró una presión política en contra de mi padre. Mi papá por lograr que El Roble fuera municipio y que su gente viviera de manera digna, porque estaban sumidos en la pobreza y el abandono por parte de Corozal, se ganó esa enemistad. El municipio se creó por encima de la cabeza del Gobernador, luego de que mi papá ganara una consulta popular en la que los habitantes dijeron que sí querían separarse de otros municipios. Ahí empezó la confrontación de él con la clase política tradicional de Sucre.
¿Y en qué momento aparecen los paramilitares en la confrontación?
Bueno, cuando mi papá logra que El Roble sea municipio, se lanza por su Alcaldía y se enfrenta al candidato apoyado por los políticos tradicionales. Ellos habían creado una coalición para evitar que mi papá llegara. Pero la gente en El Roble agradecida lo respaldó y al final triplicó al candidato que le seguía. Cuando llegó al cargo fue un Alcalde bien particular. No se alineó con las políticas del gobierno departamental. Ahí es cuando los paramilitares le empiezan a pedir que use los recursos de la Alcaldía para financiarlos, a lo cual él se negó. Fue el principio de su calvario. Los paramilitares en comunión con muchos políticos tradicionales lo persiguieron. Así lo denunció él ante el propio Uribe.
(Fue en un consejo de seguridad, poco antes del consejo comunal en el que dijo que lo iban a matar, que Tito Díaz aseguró que Salvador Arana lo estaba presionando para que entregara la plata del municipio a los paramilitares y que éstos se estaban fortaleciendo con la ayuda de muchas personalidades de Sucre. Eso nadie lo supo y no fue público porque era una reunión a puerta cerrada. Es por eso que en el video del consejo comunal frente a Uribe el Alcalde dice que por haberse atrevido a denunciar “en el primer encuentro… al señor Gobernador del departamento de Sucre me la termina de cobrar la Procuraduría regional de Sucre. Con esto se están buscando dos cosas y se van a conseguir: ya hubo la suspensión, ahora viene la destitución y después de la destitución viene mi muerte”).
¿La suspensión que le hizo la Procuraduría de Sucre a su padre por presuntos malos manejos de plata y el informe del DAS en el que aparece como supuesto auxiliador de la guerrilla, obedecieron a una persecución?
Sí, porque aquí todo eso tenía influencia del paramilitarismo. Yo creo que los primeros casos criminales del DAS comenzaron aquí en Sucre, nadie se percató de eso. Fue cuando a mi papá le hicieron un montaje para hacerlo parecer como un falso positivo, porque lo que querían era matarlo después de ese informe.
¿Qué argumentaban para decir que su papá era supuestamente auxiliador de la guerrilla?
Resulta que en los corregimientos de El Roble no había médico. Mi papá comenzó a mandarles médicos y con medicinas. Yo soy médico y hoy puedo decirte que eran medicamentos comerciales buenos. También mandó muchas ayudas humanitarias, mercados, para la población que estaba pasando necesidades. Él lo que quería era mostrarles la diferencia de haber pasado de corregimiento a municipio y que había valido la pena. De ahí se pegaron para decir que mi padre era auxiliador, porque para esos grupos de ultraderecha todas estas poblaciones eran subversivas por ser una zona roja. Y se equivocan porque, el día antes de las elecciones, uno de los concejales de mi papá fue asesinado por la guerrilla. Además, mi papá promovió la llegada de la Policía a El Roble porque no aguantaba la presión por las extorsiones de los guerrilleros a la gente del pueblo.
¿Cómo describiría la situación que padecía en esos momentos Sucre, para quienes no lo saben?
Sucre estaba secuestrado por las mafias, por la criminalidad, mi papá lo sabía, lo denunció y por eso lo mataron. Las condenas a políticos después demostraron que esos criminales actuaban en conjunto con la clase política tradicional.
¿Quién mató a su padre?
A mi padre lo mató un complot entre la clase política tradicional de ese momento, paramilitares y órganos de control del Estado. Condenado está Salvador Arana, pero él es un engendro producto de esa mezcla. Yo ahora con más experiencia analizo que en realidad mi papá no tenía salida, porque tenía todo en contra.
¿Qué pasó con usted después del 10 de abril de 2003?
Lo primero que pasó es que a mi me amenazaron. El mismo día de la muerte de mi papá me advirtieron que si decía algo me iban a matar. Me tocó irme dos años de Sucre, por fortuna a mi madre ni a mis hermanos los amenazaron. En ese momento yo no entendía mucho lo que estaba pasando. Pude entenderlo cuando llegué al hospital de San Jerónimo en Montería a hacer mi año rural. Un convenio con la universidad permitía que viviera dentro del hospital, lo cual me sirvió mucho porque mi situación económica era muy difícil. Ahí comencé a ver cómo a medianoche llegaban heridos con arma de fuego desde Sucre. Era gente víctima de los paras que no se atrevía a ir a los centros de Sucre porque también eran controlados por ellos. La gente iba mejor a Córdoba porque el grupo de paramilitares de allá no era el mismo de acá. Ahí comencé a escuchar muchas historias de los campesinos, gente que contaba cómo los atacaban, por ejemplo, por negarse a venderles la tierra. Como ahí en el hospital había como una especie de convento, yo les conseguía medicinas y que les dieran comida y ropa a sus familiares.
¿Ahí comenzó su labor como líder de víctimas?
Sí, pero sobre todo empecé a entender todo lo que había pasado con mi papá. Entendí que a mi papá no lo habían asesinado simplemente por ser un líder político, sino por haberse vuelto una piedra en el zapato para ese poder. En ese momento supe que tenía que hacer algo y recordé la frase de mi padre de que no podíamos permitir que Sucre se convirtiera en un cementerio. Tiempo después me contactó Gustavo Petro y me propuso que hiciéramos el debate del paramilitarismo en el Congreso. Y más tarde Iván Cepeda me propuso crear el capítulo Sucre del Movimiento Nacional de Víctimas, del que era el presidente.
¿Es decir que usted fue fuente de los explosivos debates de Petro en el Congreso sobre paramilitarismo?
Yo le pasé toda la información de Sucre que obtuve de los archivos de mi papá.
¿Cómo fue el regreso a Sucre para fundar el Movice en 2005, cuando todavía estaba muy viva la culebra del paramilitarismo?
Iván Cepeda me dijo ‘Juan, comencemos a trabajar con una oficina’. Y yo le decía ‘doctor, nosotros abrimos una oficina y al día siguiente le ponen una bomba’. Sin embargo, a mí me brindó protección el entonces comandante de la Policía de Sucre, el coronel Carlos Arturo Millán. ¡Nunca me voy a olvidar de él! Yo le estoy muy agradecido, un tipo berraco, que enfrentó al paramilitarismo. Él se fue trasladado un tiempo después pero antes tuvo muchas dificultades porque nunca aceptó relacionarse con los políticos que mandaban. Vino fue a perseguirlos y de hecho lideró muchas de las capturas que hubo contra ellos. Ese fue un ángel que me mandó Dios.
¿Cómo termina 15 años después de su tragedia trabajando para la Gobernación alrededor de la cual aún se mueven varios de los políticos tradicionales de esa época?
Bueno, si tu le preguntas a Édgar Martínez por mí él te va a decir, como lo hace siempre en público y en privado, ‘él es como mi hijo’. Y yo también lo considero a él un padre. Mi padre siempre políticamente estuvo con él. Yo recuerdo que yo estaba pequeño y lo veía cuando iba a hablar con él a la casa. Ellos hablando y yo jugando. Cuando muere mi papá, Édgar Martínez fue como un faro, como un consejero, él se sintió con esa autoridad y yo lo permití por la familiaridad que había entre nosotros. Nunca me alejé de él y siempre consideré que era la persona para recuperar la Gobernación para los sucreños. Ahora llegamos y no puedo dejarlo solo en esto. La gente no sabe, pero su campaña la comenzamos no más de cinco personas y puedo decir que ahí estuve desde el principio.
Así es, pero luego a esa campaña se sumaron políticos tradicionales y hasta cuestionados, como los grupos de Álvaro ‘el Gordo’ García y Eric Morris (ambos condenados por parapolítica). ¿Cómo termina un símbolo de las víctimas como usted en el mismo barco de ellos?
Yo estoy aquí con el doctor Édgar, independientemente de quiénes estén a su alrededor, porque yo confío es en él. Estábamos ante una situación muy difícil. Yo llevo 13 años trabajando con las víctimas, entendiendo lo que han sufrido y lo que les sigue doliendo. Pero sabíamos que solos no podíamos ganar porque era grande la maquinaria y los ríos de plata que enfrentábamos. Pero nosotros comenzamos solos. Todas esas personas tenían sus candidatos y, al ver que esos candidatos no cogieron vuelo, se tuvieron que venir a donde Édgar Martínez. Pero Édgar Martínez no les pidió el apoyo, ellos vinieron. Y nosotros necesitábamos lograr un Gobierno que le devolviera la esperanza a Sucre. Es como cuando apoyamos a Santos porque iba a ser Uribe. Fue un mal necesario en ese momento. Yo no puedo juzgar al Gobernador, sólo sé que él hizo lo que debía hacer por del departamento. Mi prenda de garantía ante los sucreños es su palabra.
¿Pero eso no es como aceptar que Sucre está condenado a que siempre estén estos personajes en el poder?
Yo creo que esto es un proceso de transición y al final debe quedar una nueva generación que asuma los retos que vienen. En este momento esto se necesitaba porque si no el departamento iba a estar más cerca de la miseria y de la violencia. Teníamos que hacerlo y sé que después de estos cuatro años la gente entenderá mejor por qué tuvimos que hacer las cosas.
¿Hubo otros grupos de víctimas apoyando al actual Gobernador?
La mayoría de las organizaciones de víctimas del departamento de Sucre se decidió a apoyar a Édgar Martínez porque vivieron el terror. Una cosa es contártelo y otra es ellos que lo vivieron. Ellos no querían que volvieran las masacres. Y la única manera era que llegara Édgar Martínez con su férrea defensa de los Derechos Humanos. 49 años acaba de cumplir el departamento y nosotros nunca hemos visto la paz, y creo que estamos claros en que ahora estamos más cerca por La Habana y por este Gobernador.
Eso de que estamos en una transición y de que debe quedar una nueva generación, ¿tiene que ver con la molestia de algunos de esos grupos tradicionales que apoyaron al Gobernador y que hoy están molestos porque sienten que no les están cumpliendo?
Édgar Martínez siempre va a estar del lado de la gente. Si tu miras los antecedentes, cuando él fue Gobernador la primera vez, él nunca permitió que le impusieran funcionarios. Él lo que hace es que simplemente pide unas hojas de vida porque lógicamente hubo unos apoyos, y de ahí escoge lo mejor. Y si no le gusta nadie vuelve y pide otras. Y todos estamos en prueba en la Administración. Los que no funcionen, no den la talla o no le garanticen a Sucre que trabajarán por la transformación, me imagino que se irán. Porque quienes conocen a Édgar Martínez saben que es así. A él nadie le impone nada.
Más allá de que haya apoyado a Martínez, ¿qué lo movió a pasarse de orilla, por decirlo así, y aceptar ponerse la camiseta de funcionario que nunca había tenido?
Yo que fui hijo de la guerra no puedo permitir que mis hijos y los hijos de mis hijos sean también víctimas de la violencia. Sé lo que sufre una víctima. Bueno, ¿y en Sucre quién no es víctima? si aquí las vías se cerraban todos los días al caer la noche por las pescas milagrosas de la guerrilla. Y luego por el terror de los paramilitares y ahora por las bacrim. Nosotros aquí todos hemos sufrido por parte de todos los grupos.
Sucre nunca había tenido a un funcionario dedicado exclusivamente al tema de víctimas, ¿por dónde piensa empezar este trabajo?
Bueno, en realidad aquí había una oficina de víctimas y Derechos Humanos que hacía parte de la Secretaría de Gobierno. Lo que no había era una persona encargada de todo el tema de la paz. Inicialmente se iba a crear una Secretaría para el Posconflicto, pero como el departamento está en Ley 550 no pudimos. Así que el Gobernador decidió vincularme como asesor de despacho en construcción de paz y política para el posconflicto. Lo que vamos a tratar es de alinearnos con la política de paz del Gobierno Nacional, cuyos principios deben quedar consignados en todos los planes de desarrollo del departamento. El viernes (pasado) comienzo una gira por las cinco subregiones sucreñas para socializar el tema del posconflicto.
Recién elegido, el Gobernador nos dijo que pediría al Presidente que dejara a Sucre como zona priorizada para ejecutar los acuerdos. ¿Siguen con la idea?
Nosotros necesitamos que se nos de la importancia porque hemos sufrido todos los embates de la guerra, de todos los actores. Para la muestra Montes de María. Merecemos ser tenidos en cuenta.
¿Cómo hablar de posconflicto y paz en un departamento azotado por las bacrim, en los sectores de La Mojana y el Golfo de Morrosquillo?
Bueno, aquí lo primero es garantizar la intervención del Gobierno Nacional en el posconflicto para acabar con las causas del conflicto. Mientras haya hambre, tendremos el caldo de cultivo para que nuestros jóvenes sin oportunidades sean presa fácil de estos grupos. Sobre las bacrim, los informes señalan que están prácticamente en todo el departamento, eso es cierto, en 22 de los 26 municipios, pero es precisamente por esa situación y porque no se logró implementar con éxito la ley que desmovilizó a muchos de esos muchachos.
¿Cree que se acabó el nefasto matrimonio entre políticos y grupos armados ilegales?
Eso no lo puedo certificar, siempre va a haber gente que va a querer el poder pasando por encima de los demás y bajo la presión armada. Ustedes mismos han publicado artículos que muestran que todavía hay cierta unión entre parte de la clase política con estas organizaciones.
Ahora que se comienza a debatir sobre la responsabilidad de terceros civiles en el conflicto, ¿quién cree que debería pasar al tablero en Sucre?
Empresarios, ganaderos y sobre todo políticos. Alias Cadena dijo una vez algo al respecto que a uno lo pone a pensar y a sacar sus conclusiones, y es que si él hablaba a Sucre lo tenían que rodear todo como estilo corraleja porque fueron muchos los que estuvieron con él. El mensaje mío hacia ellos es que aprovechen su oportunidad y empiecen a ver cómo van a reparar a las víctimas.
¿Qué opina de la polémica propuesta de Yahir Acuña de liderar la convocatoria a un desarme urbano en Sucre?
Los ciudadanos no pueden suplir a la autoridad, pero aplaudo a todas las personas que de alguna manera quieran aportar a la paz.
Salvador Arana fue nombrado embajador por Uribe el mismo año de la muerte de su padre y luego encontrado culpable de ese asesinato. ¿En estos 13 años ha visto alguna vez a Uribe? ¿Le ha dicho o le diría algo?
No he tenido la oportunidad. Al principio, como no entendíamos, de la familia le mandábamos cartas, queríamos saber. Nunca respondió, nunca le interesó, no sé, no podría decir sus razones. Lo que sí sé es que yo he tomado un camino muy distinto al de Álvaro Uribe, a quien también le asesinaron a su padre. Y lo he hecho porque nosotros las víctimas tenemos una obligación moral con el país y con la patria y es luchar para que nadie viva lo que nosotros vivimos. No es ético, no es coherente, no es lógico, no hacerlo.
