Hoy hace un año pusimos a sonar gaitas, tambores y acordeones en la Silla Vacía, que decidió tener una hija por fuera de Bogotá convencida de que este país es, sobre todo, sus regiones y de que para poder contarlas hay que recorrerlas y entenderlas bien.
Con los mismos criterios de independencia, relación horizontal con las audiencias y transparencia de La Silla Vacía, que vio la luz hace siete años, nos lanzamos a las en ese momento desconocidas aguas de montar equipo y oficina en el Caribe para intentar relatar el poder costeño cumpliendo con nuestra principal máxima: contamos todo lo que sabemos y sabemos todo lo que contamos.
Doce meses después, aquí estamos y, parafraseando al Joe Arroyo, en el Caribe nos quedamos. Gracias a los usuarios y amigos que nos han acogido no hemos desfallecido y tenemos toda la expectativa de seguir adelante.
A manera de celebración, traemos este top:
Llegar a una región para armar equipo, montar oficina y empezar a evidenciar poderes que se creen intocables se dice más fácil de lo que se hace. En estos 12 meses la hemos tenido cuesta arriba en esos tres casos. Y especialmente en el último, porque una cosa es escribir desde Bogotá de temas que casi nunca les convienen a los poderosos y otra es hacerlo desde ciudades, y a veces pueblos, mucho más pequeñas, en donde se corre el riesgo de toparse a esos personajes en cualquier esquina y hay en general más vulnerabilidad.
A eso le sumamos las particularidades de la reportería. Por ejemplo, muchas veces nos tocan largos viajes por tierra, en transportes que no siempre son cómodos (sobre todo hacia las zonas rurales). Al Caribe llegamos desde marzo de 2015 para alistar la salida al aire que fue dos meses después. Sin embargo, aunque somos conscientes de que estar en terreno genera ciertas fragilidades, no cambiamos por nada el privilegio de ver de cerca la complejidad de todas las historias.
En noviembre pasado, escribimos una historia titulada ‘La fe de Carlos Vives en la política’, en la que relatamos cómo el famoso cantante samario se había convertido en un inesperado aliado para el entonces alcalde saliente de Santa Marta, Carlos Caicedo. Vives había puesto varios mensajes y fotos en facebook elogiando a Caicedo y a su proyecto político. La primera sorpresa nos la llevamos cuando, a los pocos días, el artista escribió en nuestra red de líderes una entrada titulada‘Ahí les dejo la silla vacía’, en la que niega que apoye al caicedismo y que esté en la lógica de las candidaturas y los cálculos electorales.
Pero mayor sorpresa aún fue que, en marzo de este año, nuestro querido Vives haya declarado a medios locales que se ‘pinta’ como Alcalde. Por eso seguimos creyendo que efectivamente tiene fe en la política, aunque le agradecemos mucho su participación en nuestra red. En ese espacio, ¡ahí tendrás siempre tu silla, Carlos!
Con 53.963 vistas hasta minutos antes de esta publicación, la historia más leída en nuestro primer año de vida es una investigación titulada: ‘Los Daes, el poder desconocido del Caribe’. Se trata, de hecho, de la primera reportería que hicimos al llegar a la región. Duramos más o menos dos meses hablando con 18 fuentes sobre los hermanos Christian y José Manuel ‘Yuyo’ Daes Abuchaibe, cabezas de un emporio económico con las mejores relaciones políticas, que se codean con los Name, los Gerlein y los Char en el mapa del poder en el Atlántico. Pero que, a diferencia de esos apellidos sinónimo de poder costeño, en el resto del país son prácticamente desconocidos.
Le sigue en número de vistas, con poco más de 22 mil, un confidencial sobre la alianza política entre parte del grupo de Enilce López alias ‘La Gata’ con la entonces candidata a la Gobernación de Bolívar, Yolanda Wong.
El temprano cubrimiento que empezamos a hacer durante las regionales sobre la colonización vargasllerista en el Caribe. Esas elecciones fueron nuestro principal reto periodístico recién salidos al aire, y muy pronto entendimos que iban a estar marcadas por las movidas y alianzas que lideró el partido del Vicepresidente, vía el hoy alcalde barranquillero Álex Char, para asegurarle la primera cuota hacia la Presidencia a Germán Vargas Lleras.
Con la historia ‘Char, la pieza clave del proyecto Vargas en el Caribe’ comenzamos a contar las jugadas que se dieron en ese sentido en los ocho departamentos, bajo la batuta de Char.
En general, en las regionales fuimos muy felices publicando nuestros tradicionales tarjetones y perfiles, junto a varias historias que dieron cuenta detallada de cómo funciona la compra del voto y de qué manera se relacionan los poderes locales cuestionados con el poder central bogotano.
Desde que nacimos nos comprometimos a no reafirmar estereotipos equivocados o contar la misma caricatura que muchos hacen de los políticos costeños, sino a narrar historias complejas sobre las dinámicas del poder. Y eso incluye el factor Bogotá.
Por supuesto, ese factor se sintió de manera especial en las jugadas de los aliados del Vicepresidente.
También nos enorgullece mucho haber comenzado a cubrir la movida del poder en San Andrés y Providencia, el archipiélago casi siempre ignorado por la gran prensa. En estos doce meses, contamos quiénes son los súper poderosos de SAI, cuál fue el poder que en elecciones asustó en Providencia y las heridas que el Plan San Andrés del Gobierno Santos no les cura a los isleños, entre otros temas.
En este primer año de vida nos metimos a contar el poder por dentro de dos de los eventos culturales más importantes de la región y el país: el Carnaval de Barranquilla y el Festival Vallenato de Valledupar. Dado el gran peso y la confluencia de poderosos que tienen estas celebraciones, no podíamos dejarlas por fuera de nuestro radar. Aunque, no fueron reporterías fáciles y nos plantearon un dilema, debido a que casi todos los medios que los cubren se ciñen únicamente a la movida cultural y hay cierta condescendencia en ese sentido. Como nosotros llegamos a evidenciar asuntos menos simpáticos, en ocasiones nos sentimos como el aburrido que le apaga la música a la fiesta. Con seguridad, cuando lleguen las próximas corralejas lo volveremos a debatir.
Nuestra llegada al Caribe estuvo pasada por una serie de situaciones inéditas, entre ellas una ocurrida días antes de nuestro lanzamiento: tres motos con tipos armados me atracaron en Valledupar, pero sólo se quedaron con mis libretas de apuntes y agenda. El celular fue devuelto al día siguiente por una persona que dijo haberlo comprado en la calle, aunque lo entregó reseteado. Y la billetera con todos los papeles y tarjetas fue entregada horas más tarde por alguien que supuestamente la encontró en la calle. Por todo ello, el suceso fue considerado por la FLIP como un robo de información. Un año después, seguimos sin tener certeza de si se trató de delincuencia común, pero por fortuna no nos ha vuelto a suceder ningún incidente por el estilo.
Unas 400 menciones a nuestro twitter entre reclamos e insultos en menos de dos horas le dan, y con creces, el premio a la historia más apaleada de este primer año a ‘El secreto cartagenero de la marcha uribista’. Se trata de un perfil sobre el teólogo Miguel Arrázola, el pastor más influyente entre los cristianos protestantes de Cartagena y hombre clave en el éxito de la marcha uribista de abril pasado allí en La Heroica. El propio Arrázola fue quien comenzó la lluvia de críticas a la que se fueron sumando cientos de sus seguidores que, incluso, escribieron a la cuenta personal de Tatiana, la autora.
En realidad, al pensar en el mayor elogio en estos doce meses no se nos vino a la cabeza ninguna manifestación pública, sino más bien un comentario general en el que han coincidido amigos y fuentes distintas de todos los departamentos, que nos dicen con discreción que se alegran de que estemos contando las movidas del poder que otros medios no cuentan.
En un sentido parecido, hoy es una bonita oportunidad para agradecer otro elogio: el que nos hacen varios colegas locales cuando generosamente nos dan pistas o pasan datos que no siempre les son fáciles de sacar en sus respectivos medios. Esa situación, que no es la más ideal, nos ha permitido estrechar lazos con ellos y, lo más importante, que no se dejen de decir unas verdades.
En un especial llamado ‘Desenterrar al periodista’, hecho con el apoyo de Oxfam y la Unión Europea para rescatar la memoria de ocho periodistas anónimos asesinados en región a causa del oficio, este año hemos sacado cuatro perfiles que nos han tocado mucho por evidenciar lo difícil que es hacer periodismo en región.
Son los de Oswaldo Regino (en Montería), Carlos Lajud (en Barranquilla), Rafael Prins (en Magangué) y Guzmán Quintero (en Valledupar), todos periodistas y todos asesinados, según los indicios, por incomodar al poder.
Para los familiares y amigos de ellos que fueron tan amplios en el tiempo y la paciencia que nos regalaron en esa reportería, no tenemos sino palabras de agradecimiento y el sincero deseo de haber escrito las historias con todas sus justas particularidades.
Aunque el equipo base de La Silla Caribe somos Laura Ardila, como editora; y Tatiana Velásquez, son muchas las manos que desde La Silla Vacía en Bogotá nos han ayudado a poner ladrillos estos doce meses. Además de las fundamentales de Juanita, están las de Juan Esteban Lewin, que nos da ideas y ayuda a definir enfoques. Andrés Bermúdez, que ya no está en La Silla, pero escribió varias historias de La Caribe este año, como la del robo a la Ciénaga Grande de Santa Marta. Y Eduardo Briceño, coordinador de La Silla Llena, quien nos ayuda en todo lo de la red de líderes costeños desde que Claudia Ayola (columnista cartagenera y amiga de La Caribe) tuvo que dejar la coordinación que tenía.
En los temas administrativos no podríamos hacer nada sin Myriam Cortés, nuestra “Myri”, directora administrativa de La Silla Vacía, quien nos da guía y nos regaña para que tengamos todos esos asuntos al día. Ella, además, es la ‘mamá’ que está pendiente de nosotras siempre que hacemos viajes a zonas complicadas.
Igual, para todos los asuntos gráficos y creativos hemos contado con el coordinador gráfico de La Silla, Daniel Morelo, cuyo talento y paciencia han sido clave para montar bases de datos como las de los megacontratistas que estamos sacando por departamento. Ni qué decir del ingeniero de sistemas Luis Carlos Gómez, que montó toda la parte funcional del sitio. Él dejó La Silla en abril de 2015 para montar su propia empresa, llamada Jerrejerre, pero aún tenemos la suerte de que nos colabore externamente.
Después de este recuento, un compromiso mirando hacia adelante: en este segundo año que arranca hoy para La Silla Caribe nos hemos propuesto fortalecer nuestra red de líderes, en la que generosamente han participado estos doce meses sin falta miembros como Jacobo Solano, Claudia Ayola y Kathy Porto.
También planeamos contar más historias sobre el aterrizaje de los acuerdos de La Habana y de la movida del poder en los dramas ambientales. Detallar la expansión del vargascharismo en contratos y burocracia. Y develar más poderes no obvios, algunos, en municipios a los que no hemos ido en esta región, que tiene uno de cada tres congresistas y será clave para definir el nombre del nuevo Presidente.
La ñapa: el deseo. Aquí, y con la excusa del cumpleaños, me permito hacer público un sueño: que en un futuro La Silla Caribe se convierta en el primer medio nacional desde una región, con un equipo muy parecido al de La Silla Vacía en número y calidad que nos permita hacer más historias todos los días. Una suerte de escuela para periodistas jóvenes, que sirva de inspiración a proyectos parecidos en otras regiones y sea el principal referente del periodismo político costeño. Soñar no cuesta nada, ¿verdad?
Pd: ¡En tres meses cumple también su primer año nuestra hermana La Silla Santandereana!
