Con el llamado que hizo el ex presidente Álvaro Uribe a la resistencia civil, el uribismo le apuesta, ahora con nombre propio, a sacar la oposición que ha hecho en el Congreso a la calle para tratar de volverla masiva. Aunque no es claro cómo lo van a lograr porque por ahora su estrategia es seguir haciendo lo que han hecho hasta ahora. Aún así, el efecto práctico de este llamado es que podría calentar una eventual campaña por el “No” en el plebiscito para refrendar lo que se acuerde en La Habana.
La versión uribista de la 'resistencia civil'
Aunque Uribe habla de resistencia civil, su invitación no es a hacerla como se conoce tradicionalmente: no van a dejar de ir al Congreso ni cesar sus labores, no van a romper la ley ni desconocer al Estado, como lo hizo el escritor y filósofo estadounidense David Thoreau cuando dejó de pagar impuestos y terminó en la cárcel por una noche.
Aunque es uno de los intelectuales que cita el senador José Obdulio Gaviria para justificar su resistencia civil, no van a aplicar su premisa de desconocer “los modos aportados por el Estado para remedio del mal”, como escribió en su ensayo “Del deber de la desobediencia civil”.
“Si la injusticia tiene una polea, un muelle o una palanca exclusivos, puede que quizá podáis considerar si el remedio no será peor que la enfermedad; pero si es de naturaleza tal que requiere de vosotros como agentes de injusticia para otros, entonces os digo: Romped la ley”, dice Thoreau.
De hecho, el comunicado de prensa con el que el uribismo difundió su llamado dice que para ellos la resistencia civil es “el ejercicio de la oposición de manera sistemática, de acuerdo con la Constitución y las leyes”.
Es decir que por ahora, lo que va a hacer el uribismo es adoptar los mecanismos legales para generar un movimiento masivo de resistencia contra lo que se acuerde en La Habana.
“No es una resistencia revolucionaria ni de desobediencia propiamente. Es una defensa de la legitimidad del Estado”, le dijo a La Silla el senador José Obdulio Gaviria. “Uribe es un hombre muy conservador. Los congresistas son muy conservadores. No creo que se sientan como pez en el agua con lo que estamos haciendo pero lo hacen con convicción”.
“La idea es mantener una resistencia civil como muy bien se ha establecido: pública, pacífica, argumentada, persistente y democrática”, agregó el senador Alfredo Ramos.
Para aterrizar la que llaman una nueva forma de hacer oposición, el uribismo está diseñando tres acciones, dos de las cuales en realidad no son nuevas, como ellos mismas reconocen.
La primera es que van a convocar a marchas en contra de los “acuerdos de impunidad” de La Habana y contra “el desgobierno” de Santos. Algo que ya han hicieron por ejemplo, en la pequeña protesta que hizo la bancada uribista el primero de marzo de este año frente al Palacio de Nariño o la marcha del 2 de abril que lideraron en todo el país en contra de proceso de paz de La Habana.
La segunda es que van a votar en contra de los proyectos de ley que presente el gobierno y los congresistas de la Unidad Nacional que tengan que ver con la paz, como lo han hecho desde que están en el Congreso.
Y la tercera, van a apoyar una “firmatón” de iniciativa ciudadana en la que le piden la renuncia a Santos y donde se exprese su opinión en contra de los acuerdos de paz de La Habana, sobre todo en el punto de justicia transicional.
Esta es la única que no tiene antecedentes dentro del Centro Democrático y es con la que pretenden lograr su objetivo de “meterle pueblo” a la oposición.
“Vamos a tomar acciones para promover el debate público en distintos escenarios como la calle, que no se quede en el parlamento sino que estemos más conectados con la ciudadanía para capitalizar el descontento”, le dijo a La Silla el representante a la Cámara Samuel Hoyos.
Al final la idea es “intensificar” la oposición que han hecho hasta ahora en el Congreso para intentar que miles de ciudadanos que apoyan las tesis uribistas se sumen a ellos.
La firmatón: se calienta la campaña contra el plebiscito
El mecanismo más novedoso del Centro Democrático es apoyar una recolección de firmas para recoger y canalizar en un documento el creciente y evidente descontento popular con el gobierno de Juan Manuel Santos y el rechazo que, según ellos, tienen los pactos de la mesa de La Habana.
Esta es una iniciativa que está promoviendo el grupo de ciudadanos que se inventó la marcha del dos de abril en contra del “desgobierno de Santos” y a la que el Centro Democrático se quiere sumar.
El senador Alfredo Ramos, hijo del ex senador conservador detenido por parapolítica, Luis Alfredo Ramos, está liderando la iniciativa desde el partido. La idea, según le dijo Ramos a La Silla es que la recolección de firmas arranque el próximo 4 de junio.
Según Ramos la propuesta tiene dos objetivos: primero, pedir la renuncia inmediata de Santos.
Y segundo, enviar un documento a instituciones nacionales como las Altas Cortes y la Procuraduría e internacionales como la ONU, OEA y la Unión Europea, “donde se notifica que se desconocería cualquier negociación con grupos al margen de la ley que no sea transparentemente refrendado y que cumpla con unos mínimos requisitos”. Aunque aclaró, este punto todavía está en discusión dentro del partido.
Ese documento no tendrá efectos prácticos sino políticos, aún si llega a recoger el millón de firmas que esperan según le dijo a La Silla el senador Alfredo Rangel.
“Queremos que la ciudadanía se exprese en contra de los acuerdos. Crear un hecho político contra los diálogos mediante firmas, hacer una declaración, y presentarlos a la Corte como un hecho político. No se puede esperar que que tenga consecuencias jurídicas pero sí políticas. Y denunciar ante los tribunales los contenidos de este acuerdo de impunidad”, dice Rangel.
Por eso no están recogiendo firmas para impulsar un referendo revocatorio de Juan Manuel Santos porque saben que los tiempos que requiere ese mecanismo no alcanzan a materializarse antes de que deje de ser presidente en 2018.
De la resistencia al 'plebiscito'
Ahora que falta poco para que la Corte tome la decisión si el mecanismo del plebiscito es constitucional o no la estrategia del Centro Democrático de la “resistencia civil” empieza a activar el uribismo en las calles y eso puede ser muy útil si efectivamente se hace.
"[La resistencia civil] de Uribe está motivada por la inminecia de los acuerdos. Se vino encima y están reaccionando. Para nadie es un secreto que el uribismo juega a muchas bandas. [Por eso con esto], buscan fortalecer a quienes hacen oposición legítima, pasando por movilizar una oposición menos ortodoxa en las regiones, hasta generar temor y una cortilla de humo sobre los pecadillos del entourage de expresidente", dice el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes, Miguel García.
El Centro Democrático tiene poca estructura de base y todavía no ha decidido si va a hacer campaña por el “No” en un eventual plebiscito o si, más bien, va a promover la abstención. Hasta ahora el ex presidente Uribe ha dicho que el plebiscito sería ilegítimo, cualquiera que sea el resultado.
“Independientemente del resultado del plebiscito, la forma en la fue convocada es ilegítima por la modificación del umbral, la forma como quiere ser incorporado al ordenamiento jurídico y por el hecho de que sólo se haga una sola pregunta, que más parece una amenaza”, dijo Uribe ayer en La W.
Por eso, para ellos es clave ir armando estructuras para defender su oposición en las calles.
En todo caso, el uribismo ya ha dado luces de lo que piensa hacer si la Corte avala el plebiscito y si éste es aprobado por los colombianos.
En esa misma entrevista, ante la pregunta de que "en el caso de que el plebisicto se realice y tenga un resultado de respaldo al proceso de paz, ¿su invitación es a rechazar esa decisión democrática?", Uribe respondió "por supuesto". Y antes dijo que su llamado a la resistencia civil era también un llamado a hacer "todos los esfuerzos para derogar, inaplicar" los acuerdos de La Habana si estos se vuelven normas, "a oponerse a lo que viene".
Aunque no lo dijo explícitamente, para el analista y columnista de La Silla, Héctor Riveros, las respuestas podrían significar que Uribe va a desconocer los resultados del plebiscito.
"Hasta ahora el uribismo había mantenido usado un lenguaje solapado pero desconocer los resultados es más grave. Uno puede oponerse a los acuerdos pero no desconocer los resultados”, le dijo Riveros a La Silla.
Además, aunque el uribismo todavía no lo ha dicho así, Riveros teme que detrás de la “resistencia” el uribismo quiera aprovechar que el año pasado se reformó la ley de participación ciudadana para reducir los requisitos para los referendos por iniciativa ciudadana.
“Ahora no es sino completar el requisito de firmas. Si las completan, pueden llevar eso a votación popular. Ellos no lo han dicho pero me temo que eso sea lo que están buscando: hacer un contra-plebiscito”, agregó.
Aunque las encuestas han mostrado que Santos atraviesa un mal momento y que muchos de los encuestados no creen que este año se firme la paz, el proceso de La Habana tiene más apoyo. Según la última Gallup el 32 por ciento de los encuestados definitivamente sí participarían en unas votaciones para refrendar los acuerdos de paz y de los que votarían el 66 por ciento lo haría a favor, un 13 por ciento más que en febrero y un margen suficiente para que gane el Sí. Aun con el margen de error del 7 por ciento, la tendencia en esa pregunta es favorable y se superaría de lejos el umbral del plebisicto que está revisando la Corte, que es del 13 por ciento.
La duda es qué pasaría si hay, a la vez, un plebiscito en el que gane el Sí (lo que sería probable si la Corte lo aprueba y se mantienen esas cifras) y una votación popular en contra que también pase los umbrales.

La Silla
Álvaro Uribe Vélez
Ex presidente de la República y Senador