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El doble mensaje de Santos frente al plebiscito

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Esta mañana, el presidente Juan Manuel Santos defenderá en la audiencia pública en la Corte Constitucional los argumentos para avalar el plebiscito. Al hacerlo, despeja la duda que se había sembrado en el ambiente de que en realidad el Gobierno quiere que se caiga por inconstitucional y por el otro, le envía el mensaje a las Farc de que este mecanismo de refrendación de los acuerdos de paz entre el Gobierno y la guerrilla es una línea roja que no está dispuesto a cruzar.

La audiencia fue convocada por el magistrado ponente Luis Ernesto Vargas y será una maratón de ocho de la mañana a seis de la tarde, con 23 intervenciones de todos los sectores más la del Presidente Santos.

“No es usual que el presidente de la República vaya a la Corte a defender un proyecto de ley. Pero voy a ir a defenderlo porque pienso que esa promesa se tiene que cumplir. Y pienso que la legitimidad de este proceso la va a dar precisamente el pueblo. El pueblo colombiano será, como lo he dicho tantas veces, quien tenga la última palabra”, dijo Santos al anunciar que él encabezaría la defensa jurídica del instrumento en la Corte.

Aunque tampoco es tan inusual que un Presidente haga este tipo de defensa (el mismo Santos participó en la audiencia del Marco para la paz, en julio de 2013 y en el 2003 lo hizoÁlvaro Uribe en la audiencia pública sobre el primer referendo) es definitivamente un gesto político que va mucho más allá de la argumentación jurídica que haga el mandatario.

 

En este caso, al hacerlo, Santos logra despejar públicamente la idea que quedó sembrada en el ambiente a principio de año cuando se comenzó a decir en varios círculos que el Gobierno estaba enviando bajo cuerda el mensaje a la Corte Constitucional de que prefería que hundiera el plebiscito porque temía no tener las mayorías para pasarlo.

A La Silla le consta, por ejemplo, que por esa época un alto funcionario del Gobierno le dijo a un grupo de staffers del Congreso gringo que vinieron en una visita exploratoria, que lo mejor que le podía pasar al Gobierno es que la Corte hundiera esa ley, aunque no es claro si hablaba a nombre personal o expresaba la posición oficial.

Incluso hoy en el Gobierno hay personas que creen que a Santos no le conviene el plebiscito porque el Sí o No polarizará más a la sociedad, exacerbará el odio que hay contra las Farc, obligará al Presidente a empeñarse aún más con la clase política a la que tendrá que enmermelar para que activen sus maquinarias electorales y encima correrá el riesgo de conseguir mayorías muy precarias para darle la legitimidad que busca al Acuerdo. Pero sobre todo, porque constitucionalmente tiene las facultades de firmar la paz sin consultarlo con nadie como para asumir ese riesgo.

“Los mensajes son tan erráticos que algunos en la Corte sienten que el Presidente los quiere sacrificar ante la opinión pública para echarles la culpa de una posible decisión de hundirlo”, dijo a La Silla una fuente cercana a funcionarios de la Constitucional.

La Silla indagó con varios funcionarios cercanos a Santos y encontró un consenso en que si bien en algún momento pudo haber tenido dudas por el riesgo que implica someter a refrendación popular el Acuerdo de Paz, el Presidente en este momento está totalmente jugado a favor del plebiscito.

Las razones son de dos tipos, más allá de la más básica y es que se comprometió con los colombianos a darles la última palabra para aprobar o rechazar lo que se acuerde en la Habana.

Un argumento tiene que ver con su paso a la Historia, que como le sucede a la mayoría de presidentes, es la preocupación central de Santos.

Al parecer, según dos fuentes distintas, el Presidente ha llegado a la conclusión que solo si el Acuerdo es avalado por el pueblo, la firma de la paz -independientemente de qué tan exitosa sea su implementación después- será considerada por la Historia como un gran logro porque al fin y al cabo es lo que la gente quería.  Si no lo refrenda y las cosas no salen tan bien después, podría ganar tracción la idea de que él le entregó el país a la guerrilla y él cargaría esa responsabilidad histórica solo.

El otro argumento, que es más pragmático, es que la legitimidad política que le da la refrendación popular al Acuerdo resuelve no solo cualquier problema jurídico que en el futuro le encuentre una corte nacional o internacional, sino que le da una sostenibilidad en el tiempo. Es más difícil para un próximo presidente llegar a invalidar lo acordado si fue avalado por una mayoría significativa de ciudadanos o incluso para la oposición uribista seguir disputando su legitimidad si el pueblo lo refrendó.

A pesar de la cada vez más baja popularidad del Presidente y del cada vez menor apoyo a hacer algún sacrificio a cambio de la desmovilización de las Farc que indican las últimas encuestas, en el gobierno confían en que una vez se firme el Acuerdo de Paz y la gente vea que es una realidad, se emocionará y saldrá a votar en masa a favor del plebiscito.

Otros creen que la firma de esta paz nunca entusiasmará pero que, igual, suficiente gente saldrá a votar.

“No va a ser una fiesta sino un acto de resignación equivalente a cuando para salvar a una persona le amputan una pierna. La gente entenderá que es un mal necesario y saldrá a votar a favor del sí”, cree el analista y columnista de La Silla Héctor Riveros.

En cualquier caso, y más allá de la motivación que tenga, esta mañana el Presidente Santos se amarrará aún más al plebiscito y con eso también reforzará el mensaje a las Farc de que ese es un inamovible para él.

Para que oigan las Farc

El mecanismo de refrendación de los acuerdos es un punto de la Agenda de Negociación pactada hace cuatro años entre el Alto Comisionado de Paz Sergio Jaramillo y el jefe guerrillero alias ‘El Médico’. Es decir que, en principio, tendría que ser pactada entre las dos partes.

Aún así, por una iniciativa del senador Roy Barreras que el Presidente finalmente avaló, el Gobierno se embarcó en la ley del plebiscito de manera unilateral, un gesto que las Farc han rechazado por unilateral y porque lo que ellos quieren es una Asamblea Constituyente.

Incluso hace unos días, el guerrillero Rodrigo Granda reiteró en una entrevista con Semana.com que ellos no han dicho que aceptarán el plebiscito.

Sin embargo, el 8 de febrero, cuando las FARC en un comunicado repitieron que no creían en el plebiscito, Santos trinó: “Lo que se firme en La Habana lo someteré a plebiscito le guste o no a las FARC”. Es una línea roja para él.

Según lo que pudo averiguar La Silla, después del último acuerdo para blindar lo acordado constitucionalizando el Acuerdo de Paz como un Acuerdo Especial que entra a formar parte del bloque de constitucionalidad, las Farc abrieron la puerta a considerar el mecanismo del plebiscito. Por lo menos como una forma de que el Gobierno consulte con los colombianos como ellos lo harán con su tropa.

El discurso del Presidente por la mañana reforzará el mensaje a las Farc de que él está casado con ese mecanismo y que no estaría dispuesto a echarse atrás.

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Juan Manuel Santos Calderón

Juan Manuel Santos Calderón

Presidente de la República

Resumen movil: 
  • Santos despejará en la audiencia en la Corte la idea que corrió de que en realidad quería que se hundiera el plebiscito.
  • El Presidente refuerza el mensaje a las Farc que del plebiscito no se desmontará.

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