Después de año y medio de escándalo y discusiones, hoy Jorge Pretelt fue suspendido de su cargo como magistrado de la Corte Constitucional. Así lo decidió la plenaria del Senado al votar mayoritariamente a favor de abrir su juicio y enviar su caso a la Corte Suprema de Justicia para que sea juzgado.
Esa decisión, muestra que el giro de Pretelt de defenderse como un magistrado a hacerlo como un político no le sirvió porque solo el uribismo lo apoyó; y la Corte Constitucional, hasta hace unos años la de mostrar, ahora tiene el récord de ser la primera con un magistrado suspendido por el Senado. .
Más uribista que conservador
La votación de los senadores demostró que Pretelt solo se quedó con el apoyo del uribismo, que se salió en bloque minutos antes de tener que votar: fue pública y todos los presentes votaron a favor de declarar indigno a Pretelt. Incluso los conservadores.
Solo votaron en contra, de los que estaban presentes, la conservadora cordobesa Nora García (coterránea de Pretelt), el sucrense de Cambio Radical Antonio Guerra, la bolivarense de La U Sandra Villadiego, el atlanticense de La U Miguel Amín y el vallecaucano de Cambio Radical Juan Carlos Restrepo.
Todos los demás de La U, Cambio y el conservatismo, más los liberales, verdes y polistas y de Opción Ciudadana, votaron por la indignidad de Pretelt.
En total, fueron 55 senadores, más de la mitad de todos los que existe, incluyendo por lo menos 10 votos conservadores (los de senadores Laureano Acuña, Hernán Andrade, Juan Manuel Corzo, Eduardo Enríquez Maya, Juan Diego Gómez, Samy Merheg, Nidia Marcela Osorio, Myriam Paredes, Luis Emilio Sierra y Olga Suárez Mira).
Eso es sorprendente porque Pretelt llegó a la Corte tras una carrera que surgió de un proyecto político conservador, después de haber sidso candidato a varios altos cargos en ternas azules y como parte de otra terna conservadora que presentó el entonces presidente Álvaro Uribe en 2009.
Su giro reciente, que como contó La Silla incluye mostrarse en redes y medios como un candidato conservador, no fue suficiente para que los senadores del partido azul se alinearan con él. A pesar de presentarse como el magistrado de la familia en redes, eventos y entrevistas, senadores como Nicia Marcela Osorio, que en el debate de hace 10 días contra Gina Parody defendieron fuertemente la misma noción tradicional de familia a la que se refiere Pretelt, votaron en su contra.
En cambio el uribismo sí se movió a su favor: siempre lo defendió y buscó aplazar, anular o tumbar el proceso en su contra. Incluyendo al senador Orlando Castañeda, de la iglesia Misión Carismática Internacional, a la que Pretelt se ha acercado en ese cambio de estrategia, como contó La Silla.
La oportunidad para la Corte
Como Pretelt solo fue suspendido, no se puede elegir un reemplazo de él, solo un encargado que elegirá la Sala Plena de la Corte.
Eso quiere decir que en el funcionamiento interno no habrá grandes cambios. No solo porque no es inusual que haya reemplazos temporales por varios meses (solo el año pasado hubo uno mientras Alberto Rojas estuvo por fuera, cuando su elección fue anulada) sino porque la tradición ha sido designar a alguno de los magistrados auxiliares con más trayectoria o a la secretaria general de la Corte, Martha Sáchica, quien llegue conocerá la jurisprudencia y el funcionamiento tan bien como Pretelt.
Pero para la Corte la decisión sí es una oportunidad.
El estallido del escándalo que hoy tiene a Pretelt suspendido, en febrero de 2015 y pocas semanas despué de que fuera elegido presidente con votos en contra, algo inédito, produjo una crisis muy honda en la Corte, que aunque ya venía afectada por el escándalo de la elección de Alberto Rojas, se profundizó a niveles sin precedentes.
Eso se debió a la gravedad de la acusación contra Pretelt (supuestamente pidió plata para afectar una decisión de la Corte, seleccionar una tutela que podía tumbar una sentencia por la que la empresa Fidupetrol tenía que pagar 25 mil millones de pesos) y a que la acusación surgió de la misma corte.
Por eso en la larga Sala Plena del 2 de marzo en la que tres magistrados le pidieron infructuosamente a Pretelt que se retirara del cargo, hubo incluso llanto por la situación en la que el escándalo tenía a la Corte.
La crisis fue tal que unos días después otros tres magistrados, de los cinco que no le habían pedido que se retirara, lo hicieron. Y decidieron aceptar su retiro temporal indefinido, lo que era una derrota para él y muestra de la presión de sus colegas. Además, decidieron revelar sus declaraciones de renta y patrimonio como forma de buscar que la Corte recuperara legitimidad y prestigio.
En el año y medio que ha pasado, mientras el caso Pretelt fue avanzando también de forma inédita por la Comisión de Acusaciones, la plenaria de la Cámara y luego la Comisión de Instrucción del Senado, la Corte siguió en crisis.
Por eso, su salida es una puerta para superarla. Primero, porque queda claro que si no se sigue reformando, sí hay una entidad con dientes contra ella. Segundo, porque destraba su funcionamiento interno al poder decidir sin la presencia del magistrado más polémico. Y tercero, porque es el inicio de un relevo grande, que ahora tendrá de trasfondo esa suspensión.
El período de ocho años del cinco magistrados (además de Pretelt Jorge Iván Palacio, Gabriel Eduardo Mendoza, Luis Ernesto Vargas y la presidente María Victoria Calle) termina entre febrero y abril del próximo año. Eso quiere decir que la Corte Suprema, el Consejo de Estado y el presidente Juan Manuel Santos presentarán ternas para reemplazarlos a fines de este año para que el Senado los elija.
Ese relevo será la oportunidad para relanzar una Corte golpeada. Y de las hojas de vida de quienes sean ternados y resulten elegidos dependerá si la crisis se convirtió en una oportunidad de mejora.

La Silla
Jorge Pretelt Chaljub
Magistrado de la Corte Constitucional