Nunca había habido una oportunidad tan grande para que la izquierda capitalizara la división del Establecimiento y, sin embargo, la perdió. Con la decisión de Antonio Navarro de encabezar la lista al Senado de la Alianza Verde es posible que la tercería no esté muerta todavía pero la izquierda sí arruinó su opción presidencial.
Según la última encuesta de Ipsos Napoleón Franco, los indecisos y el voto en blanco le ganan a Santos y a Uribe juntos. Entre el 21 y el 23 por ciento de los encuestados en todo el país dicen que votarían en blanco y el 26 todavía no sabe por quién votar. Mientras tanto, entre Juan Manuel Santos y el candidato del Uribe Centro Democrático Óscar Iván Zuluaga suman 36 por ciento.
Estas cifras, que se han mantenido con más o menos variaciones desde principio de año, entusiasmaron a quienes consideran que la opción para los colombianos no puede estar entre Santos y Uribe. Ya sea porque –como lo piensan muchos en la izquierda como el senador Jorge Enrique Robledo- consideran que “son la misma cosa”, o porque creen que Santos es un clientelista y Uribe un populista, o porque apoyan la negociación de paz pero creen que Santos no es el líder con capacidad para llevarla a cabo.
Y fue en la lógica de buscar una alternativa, que surgió en agosto de 2012, el grupo que se autodenominó Pido la Palabra integrado por personas disímiles –entre las que estaban Antanas Mockus y Navarro- a las que los unía ser de centro y sentir que la pelea entre Santos y Uribe estaba dominando el debate público y que eso era dañino para el país.



Desde el principio, este grupo no logró sino esbozar comunicados de buenas intenciones y muy pronto los egos de sus participantes comenzaron a no caber en el mismo sitio. La exministra Cecilia López se salió, Sergio Fajardo dijo explícitamente que no contaran con él para participar en las próximas elecciones, etc.
En todo caso, la llama quedó viva y Navarro comenzó a impulsar la idea de una verdadera coalición alternativa en la que estuvieran todos los que no cabían en la Unidad Nacional ni en el uribismo.
La idea era que su movimiento Progresistas se aliara con el Polo, con los Verdes –cuyos fundadores originales de Opción Centro venían del M-19- y luego con la UP, cuando recuperaron su personería. Los fajardistas y los mockusianos alcanzaron a coquetear con la idea y el ex alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa también manifestó su intención de competir por las presidenciales.
Sin embargo, muy pronto comenzaron las disidencias. Como contó La Silla, el Polo fue categórico en que no harían una alianza con nadie a menos de que fuera alrededor suyo, algo que reiteró Clara López tan pronto se supo que Navarro iría el Senado.
Después de incentivar una purga en su partido, el senador Robledo no estaba interesado en construir alianzas con nadie. Es más, se opusieron a que el presidente del Congreso Juan Fernando Cristo promoviera una ley para que los partidos pequeños pudieran presentar listas conjuntas y pasar así el nuevo umbral del 3 por ciento que exige un mínimo de 450 mil votos más o menos.
Aunque en las elecciones pasadas al senado el Polo sacó 825 mil votos (165 mil de ellos los puso Robledo), desde entonces han perdido figuras clave como Gustavo Petro y tuvieron la debacle de los Moreno en Bogotá. Todo eso ha dejado la candidatura de López convertida en una de nicho, que difícilmente puede conseguir votos por fuera de la izquierda más militante. No obstante, ellos confían en que esos votos los compensaran capitalizando las movilizaciones sociales que se han dado este año.
Lo curioso es que uno de los líderes de las Dignidades que promovieron estas movilizaciones, César Pachón, también aspira a la Presidencia y no por el Polo sino por un movimiento por firmas.
El Polo también rechazó la posibilidad de ir a una consulta interpartidista con la Unión Patriótica, que recientemente recuperó su personería jurídica, y que ha acogido a muchos de los militantes del Partido Comunista y de la Marcha Patriótica.
Así las cosas, la izquierda iba a dividir sus votos entre cinco candidatos: Clara López (que no llega al 10 por ciento en las encuestas), César Pachón, Aída Abella por la UP, Feliciano Valencia por los indígenas, y Navarro, que era el candidato más opcionado de Progresistas.
Ante este panorama y sin un vehículo jurídico ya que Progresistas no tiene personería jurídica y tendría que recoger firmas, Navarro decidió moverse al centro y buscar la alianza con los verdes, los fajardistas, los mockusianos.
Pero nuevamente, había más candidatos a la Presidencia que al Congreso y las opciones de perecer eran altas. Más cuando Mockus, atendiendo una invitación que hizo Claudia López, ex columnista de La Silla, de apostarle al Senado donde se desarrollará el marco legal del postconflicto, decidió lanzarse no por la Alianza Verde sino por la ASI, dividiendo aún más el voto alternativo y poniendo en jaque la posibilidad de la Alianza Verde de pasar el umbral.


Reconociendo este fracaso para converger en un candidato presidencial que tuviera opciones reales de poder, Navarro optó por el Senado. Con su decisión y el arrastre de votos que él tiene, posiblemente la Alianza Verde se salva pues es más probable que logre el umbral al senado. Para el Congreso, tener alguien de su perfil también es una excelente noticia pues pocos congresistas comprenderán tan bien como él lo que se necesita para consolidar la paz. Pero se diluye la opción de que un candidato de izquierda llegue al poder porque una cosa que tiene Navarro y de la que carecen los otros candidatos de izquierda es que él convoca el centro e incluso en una segunda vuelta podría convocar los votos uribistas por su propuesta de una ley de punto final para militares y guerrilleros.
La tercería
La pregunta ahora es si Enrique Peñalosa será capaz de mantener viva la tercería en la contienda presidencial.
En la encuesta que contrató la Alianza Verde con Cifras y Conceptos para destrabar su proceso interno, Peñalosa solo le ganaría a Navarro por cuatro puntos en una consulta interna si fueran solo los verdes los que votaran. Pero cuando la pregunta se la formularon a todos los encuestados, independientemente de su afiliación política, el ex alcalde de Bogotá le sacaba casi 10 puntos al ex gobernador de Nariño.
Dada la probabilidad de que en esta consulta participen no verdes, el triunfo de Peñalosa estaba más o menos cantado.
El problema de Peñalosa para una tercería es que el sector de izquierda de la Alianza Verde –que es su mayoría- lo ve como el caballo de troya de Uribe. Y por lo tanto, según supo La Silla, tácitamente el objetivo de los líderes del partido será trabajar para encontrar las personas y los mecanismos que impidan que él sea el candidato presidencial. De ahí la insistencia a Ingrid Betancourt para que se meta en la pelea.
Betancourt cuenta con la resistencia de su familia que, por obvias razones, no quiere que ella vuelva a Colombia a meterse de nuevo en la política. Por ahora no ha decidido nada.
En todo caso, la Alianza Verde radicó una carta en la Registraduría pidiendo realizar una consulta interpartidista con la Unión Patriótica, con César Pachón y con Feliciano Valencia.
Si el mecanismo de consulta se mantiene, hoy Peñalosa los derrotaría a todos ellos en las urnas. Y la pregunta es, siendo así, qué opciones presidenciales tendría.
“Peñalosa podría representar una tercería en la medida en que está en el centro”, dijo un analista que prefirió hablar anónimamente. “Podría recoger los votos de la gente que no le gusta Santos pero sí cree en la paz y de la gente que le gusta Uribe pero también la negociación de paz.”
Según este analista, Peñalosa podría convertirse en el candidato de convergencia de la centro derecha que cree en la negociación de paz y si logra posicionarse lo suficiente para pasar a segunda vuelta, capitalizar el voto uribista contra Santos.
Este escenario obligaría a Santos a hacer una coalición con la izquierda, como lo señaló en una columna de La Silla hace unas semanas Héctor Riveros.
Por ahora todavía el terreno está incierto. El próximo año se perfilarán las verdaderas opciones presidenciales, entre las que, sin Navarro, probablemente no estará la izquierda.