Desde que arrancó la campaña por el No, ex presidente Álvaro Uribe ha dicho que no tienen garantías para la campaña del plebiscito frente a la del Sí, liderada por el gobierno de Santos.
Es cierto, como lo contamos en esta historia, que la reglamentación del Consejo Nacional Electoral favorece más la opción del Sí que del No porque le permite a los funcionarios públicos hacer campaña, autoriza a los partidos políticos (con el incentivo de usar su logo) usar sus espacios institucionales en televisión para hacer campaña y crea topes de financiación no para la iniciativa en su conjunto sino para los comités promotores (que son más del Sí que del No).
Sin embargo, mucho del desbalance que denuncia ahora el ex presidente Uribe es el que existió y que él aprovechó cuando promovió su referendo en 2003, lo que de alguna manera le quita fuerza a su denuncia.
RCN Radio recogió los trinos en los que Uribe daba las “pruebas” de esa falta de garantías. La Silla compara el Uribe de 2003 con el actual frente a esos mismos puntos.
La primera prueba que aporta el ex presidente tiene que ver con la pregunta que se le someterá a los colombianos el 2 de octubre. “Preguntan por la paz que no está en cuestión. En la pregunta que induce, no aparecen Santos ni Farc”, trinó Uribe.
Hace referencia a que la pregunta del plebiscito será “¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?”, lo que excluye que es el acuerdo negociado con una guerrilla tremendamente impopular.
En 2003, cuando Uribe convocó a un referendo sobre múltiples temas, que se hundió en 1 de sus 17 temas porque no alcanzó el umbral necesario, en los consejos comunitarios y en cualquier intervención pública lo llamaba “El referendo contra la corrupción y la politiquería”, que no es muy diferente al título del plebiscito actual, en términos de inducir al votante. Y varias de las preguntas que él quería someter a votación, preguntaban también por cosas “que no estaban en cuestión” antes de abordar el verdadero tema.
Por ejemplo, para restringir el monto máximo de las pensiones en el sector público, comenzaba con: “¿Como medida para reducir las desigualdades sociales y controlar el gasto público...” O para castigar la dosis personal, la pregunta comenzaba “Para proteger a la sociedad colombiana, particularmente su infancia y su juventud contra el uso de cocaína, heroína, marihuana, bazuco, éxtasis y cualquier otro alucinógeno, ¿aprueba usted el siguiente artículo?”
La Corte tumbó casi todas esas introducciones, porque dijo que “(i) están redactadas de manera que inducen una respuesta afirmativa en el votante, o (ii) dan una información incompleta del sentido del artículo a ser aprobado, (iii) o realmente no es evidente el vínculo entre el propósito enunciado en la pregunta y el texto a ser aprobado”. Es decir, lo mismo que ahora Uribe critica de la pregunta del plebiscito de Santos.
La segunda prueba de falta de garantías para Uribe es que se hace “Solamente una pregunta para 297 páginas con tan diversos temas. (Referendo 2003 pregunta por tema)”, dijo en su trino.
Los uribistas han defendido la idea de que a los colombianos se les debería preguntar por aparte sobre el desarrollo rural, y particularmente sobre la no cárcel para crímenes atroces.
En el referendo del 2003 efectivamente, como dice Uribe, se preguntó para cada uno de los 18 temas que tenía la iniciativa y cada una de esas preguntas tenía que cumplir el umbral para volverse ley.
Sin embargo, en la ley del referendo originalmente promovida por Uribe y que sacó adelante con sus mayorías en el Congreso había una opción al final, en la pregunta 19, para votar todas las 18 preguntas anteriores en bloque solo poniéndole una X a esa última.
La Corte le tumbó a Uribe esta posibilidad con el argumento que como el referendo trataba temas muy diversos permitirles votar en bloque “viola la libertad del elector y desnaturaliza la figura del referendo constitucional, al convertirlo en una expresión de apoyo o rechazo al proponente del referendo.” Precisamente por esta jurisprudencia fue que Santos optó por el plebiscito que sí es sobre una sola pregunta porque somete a consideración es una política pública específica del Presidente.
Esta es una crítica al hecho de que el gobierno, aunado por el Congreso y la misma Corte Constitucional, bajaron el umbral para que gane el Si, “del 50% al 13% (Referendo 2003 no lo modificó). Abstención y voto en blanco se anulan como garantías democráticas”, como trinó Uribe.
Como dice el ex presidente, su referendo se hundió porque no alcanzó el umbral, excepto en una pregunta. La ley que impulsó Santos sí lo bajó al 13 por ciento pero lo volvió no un umbral participatorio como era el del referendo sino aprobatorio. Es decir que se necesita es que voten por el Sí casi 5 millones de personas, no que vayan a las urnas a votar de cualquier manera más de 16 millones, una cifra que es muy difícil de alcanzar.
Es cierto, como lo ha denunciado Uribe, que este cambio además se hizo ad hoc para este caso. Pero hay un debate, como lo ha explicado Rodrigo Uprimny, sobre si al ser un referendo aprobatorio y no participatorio al final se promueve una participación similar a la que había para un referendo, como el de Uribe, que requiere que voten en cualquier sentido el 25 por ciento de quienes están en el censo electoral (ver explicación)
Uno de los desbalances más grandes que existe en la campaña del plebiscito tiene que ver con la pauta. En este caso, la ley que promovió el Gobierno dice que la financiación de las campañas del Sí como del No debe hacerse exclusivamente con dineros privados. Eso le da una ventaja real al Sí pues muchos empresarios, según ha dicho el Centro Democrático, temen darles plata y luego ser castigados por el Gobierno vía negarles contratos, o mandarles la Dian. Por otro lado, los partidos -que todos salvo el CD están con el Sí- pueden usar sus espacios institucionales en TV para hacer propaganda, y lo mismo pueden hacer los funcionarios en sus alocuciones.
“Mininterior negó en Cámara publicidad con recursos oficiales, que afecta al No pues el Gobierno abusa por el Sí”, trinó Uribe.
Para el referendo de 2003, tampoco se dispuso de financiación estatal para las campañas y también se permitió la financiación privada. De hecho, el mismo Uribe le buscó personalmente financiación a la campaña por el Sí. Como lo cuenta El Tiempo de esa época, en octubre de 2002 “ante un nutrido grupo de banqueros les pidió la ayuda para conseguir los seis millones de votos que requiere la iniciativa.”
Respecto a la campaña de funcionarios públicos por el Sí, el presidente Uribe aprovechó todos los consejos comunitarios para hacerle propaganda a su referendo, como se registró ampliamente en los medios.
Su principal comité promotor, “Ciudadanos por el referendo”, distribuyó en todo el país cerca de tres millones de cartillas ilustrativas a manera de tiras cómicas, pues la meta era capacitar a 8 mil personas por día, llamados formadores. Uribe incluso grabó cientos de mensajes telefónicos, invitando a votar afirmativamente el referendo.
Incluso, en una movida que fue muy controversial en su momento, el entonces presidente Uribe acudió al reality show Gran Hermano, el programa de mayor rating en el momento, y le propuso a los concursantes dramatizar cada uno de los puntos del referendo.
En las pruebas sobre la falta de garantías, Uribe trinó “Directora encargada del Sena encabeza saboteo a Óscar Iván Zuluaga” y “El SENA convoca para ofrecer empleos y el tema es votar Sí y hacer campaña por plebiscito”.
La Silla no ha podido confirmar si esto es así, lo cual evidentemente constituiría una falta de garantía.
Cuando Uribe estaba proponiendo el referendo, aprovechaba todos sus consejos comunitarios en los pueblos los sábados para hacerle campaña al Sí. Su promoción de la iniciativa se combinaba con compromisos puntuales en estos eventos, que en su momento se criticaron porque se veían como un ‘dulce’ para convencerlos por el Sí, aunque cabía una interpretación distinta. Por ejemplo, en San José del Guaviare se comprometió a “conseguir maquinaria para organizar la labranza de 5 mil hectáreas de cultivos ilícitos y conseguir un carro de bomberos para el aeropuerto.”
Varios de los trinos de Uribe en relación con las garantías tienen que ver con la activa participación de funcionarios en la campaña por el Sí, que claramente ponen a los del No en desventaja. Estos son algunos: “MinHacienda se reúne con alcaldes para ofrecerles proyectos de regalías y exigirles Sí al plebiscito”.
Cuando Uribe promovió su referendo, invitó a los gobernadores a unirse activamente a la campaña. De hecho, como lo registró El Tiempo en su momento, el 17 de octubre de 2002, en la Asamblea General de Gobernadores “ofrecieron ponerse la camiseta del referendo, Uribe aceptó y les dijo que presenten “ sólidos argumentos” a los congresistas en las siguientes discusiones del proyecto”.
El proyecto del que hablaba Uribe, que a la postre quedó en el referendo, ampliaba de tres a cuatro años el período de los gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles. Es decir, les creaba el incentivo de quedarse un año más en el cargo, con lo cual los subió al bus del referendo.
Uribe ha criticado como una falta de garantías, que ante las advertencias del procurador Alejandro Ordóñez sobre la participación de los funcionarios públicos en la campaña por el Sí, el “Presidente de la República ordena a gobernadores “no pararle bolas” a organismos de control, Procuraduría.”
En 2003, según lo documentó El Tiempo en su momento , “en una respuesta informal al concepto de la oficina jurídica de la Procuraduría que propone restringir la participación de los servidores públicos en la campaña por el referendo, el presidente Álvaro Uribe dijo ayer que la Constitución es muy clara cuando establece que quienes tienen competencia para presentar estas propuestas, también pueden defenderlas ante la opinión pública.” Es decir, también recomendó ignorar la advertencia del Procurador del momento Edgardo Maya.
Uribe critica el uso de los medios de comunicación por parte de la propaganda del Sí, y el que el Gobierno esconda detrás de la pedagogía (que es lo que se puede hacer gratis) lo que sería realmente propaganda. “Gobierno ordena a medios de comunicación publicar cuñas gratis, no pedagógicas sino de propaganda y mentiras”, trinó Uribe.
En el referendo de Uribe, no hubo ninguna reglamentación para la pedagogía, solo para la propaganda. En ella se obligaba a “los concesionarios de las frecuencias de radio que acepten publicidad, durante los sesenta (60) días anteriores al correspondiente debate electoral, están en la obligación de transmitir propaganda política a una tarifa inferior a la mitad de la comercial que rija en los seis (6) meses anteriores a la fecha del debate electoral. La duración de cada cuña será máximo de un (1) minuto.”
Pero, como explicamos antes, el entonces Presidente Uribe aprovechó espacios de ‘pedagogía’ que se confundían fácilmente con propaganda, como el dramatizado de los artículos del referendo en el programa de mayor sintonía del momento, que era el reality Gran Hermano.
“El Primer Mandatario invitó a los participantes a estudiar a fondo cada uno de los quince puntos, como el reto de la semana, “para luchar contra la corrupción y la politiquería”, escribió l en su momento El País de Cali en 2003. “Uribe les dijo a través de una pantalla de video, que “la idea es que ustedes, luego de conocer bien el Referendo, lo expongan de manera agradable y sencilla a sus compatriotas, para que ellos lo entiendan tan bien como lo entenderán ustedes, y puedan tomar la mejor elección”. Los concursantes pasaban la prueba si los televidentes, mediante votación telefónica, decían que quedaban satisfechos con la explicación.
El ex presidente se ha quejado de que Santos y su gobierno acuden a amenazas para forzar la decisión a favor del Sí, que irían desde amenazar con que si gana el No habrá violencia urbana hasta otro tipo de presiones a funcionarios públicos. “Alcaldes y funcionarios se quejan de amenazas del Gobierno”; y “Gobierno y directores del Si andan por el país presionando a los mandatarios locales y a funcionarios”, trinó.
Durante la campaña previa del referendo, las referencias apocalípticas a lo que sucedería el día después de que perdiera el Sí eran frecuentes. Amenazas que en retrospectiva parecen infundadas pues nada de lo que pronosticaron sucedió.
“Los asesores más cercanos del presidente adoptaron una estrategia de comunicación política: "endurecer el lenguaje" y sugerir, por ejemplo, que el fracaso del referendo significaría una victoria para los terroristas9 y el tránsito del país a una situación de crisis semejante a la de Argentina”, dice un estudio sobre el referendo de 2003 realizado por la socióloga Constanza Amézquita. “Así, por ejemplo, Fernando Londoño, ministro del interior y de justicia, declaró Corralito a la emisora FM que:"si no hacemos las reformas, perderemos el apoyo internacional y hay sólo un paso hacia un ‘corralito’ como el de Argentina". “En una ocasión Álvaro Uribe afirmó desde Arauca, mientras firmaba el decreto que fijaba la fecha para votaciones del referendo: "que el referendo sea un espacio de aumento del afecto por la democracia. La democracia, el sistema invencible que habrá de vencer al terrorismo y consolidar la convivencia con permanente debate solidario".
Una falta de garantía que no tiene parangón con el 2003 es que las Farc no se habrá concentrado con verificación internacional ni dejado las armas antes de la votación del plebiscito puesto que precisamente la votación es para determinar si los colombianos aceptan lo negociado que es condición para dejar las armas. “Se hará el plebiscito con las Farc sin que ni siquiera haya empezado el desarme y la guerrilla no estará concentrada”, trinó Uribe.
Era sobre un tema diferente, entonces no hay forma de compararlo.

La Silla
Álvaro Uribe Vélez
Ex presidente de la República y Senador