Eran miles, miles de personas en silencio. Casi todas con velas y banderas blancas y unas ganas de gritar que se aguantaron por mucho tiempo. Ayer en la noche, por varios minutos, en la Plaza de Bolívar en Bogotá solo se oyeron los ladridos de los perros. Fue un silencio poderoso, convocado por universitarios, para marchar por la paz y contra la guerra.
El cese bilateral de fuego con las Farc es lo que queda para evitar regresar a ese escenario y es también lo que se pone en riesgo a medida que pasen los días sin que se llegue al “mejor acuerdo” propuesto por el expresidente Álvaro Uribe a los que votaron por el No.
La marcha
Ayer marcharon según algunos medios, unos 30 mil ciudadanos en Bogotá y otros cientos en Barranquilla y Cali. Eran sobre todo estudiantes. Los de las universidades privadas que se movilizaron antes del plebiscito a favor del Acuerdo y los de la pública que solo lo hicieron después de que ganó el No. Salvo a unos pocos, antes les parecía que era apoyar al Presidente. El fracaso de la refrendación los unió.
Juntos lograron que miles de personas reemplazaran las arengas por el silencio. Un silencio que solo se rompió para cantar el Himno Nacional y luego para nombrar uno a uno los departamentos del país, haciéndolos presentes al menos en la palabra.
En Bogotá salieron unas 30 mil personas. Los que lideraban la marcha caminaban con este letrero y paraban de vez en cuando en silencio. Foto: La Silla Vacía
Después leyeron la “oración por la paz” de Jorge Eliécer Gaitán, que el caudillo leyó hace 68 años en esa misma plaza, también repleta de banderas y de gente callada.
“Señor presidente: Aquí no se oyen aplausos: ¡Solo se ven banderas blancas que se agitan!” leía un estudiante trepado en la tarima, mientras sostenía una pancarta que decía: “Por todo lo que nos une y contra todo lo que nos separa”.
Después de un tiempo, la multitud se dio permiso de gritar. “¡Queremos la paz, acuerdo ya!”, “¡Queremos la paz, ni un paso atrás!” “Amigo, campesino, la paz esta contigo!”. Eran olas de frases que iban y venían.
"Esta noche me di cuenta que ser joven hoy tiene que ir más allá de estar con la paz en Facebook. Hay que pedirlo también aquí, entre todos", le dijo a La Silla Paula Cortés, una estudiante de la Universidad Javeriana.
Arriba, en el techo del Capitolio, había alguien ondeando también una bandera blanca. Abajo le aplaudían y gritaban. El silencio fue tan potente como un grito unánime. Tan potente que el jefe de la delegación de las Farc en La Habana, Iván Márquez, juró "no dar marcha atrás".
Ante este respaldo multitudinario de Colombia a la paz, juramos no dar marcha atrás pic.twitter.com/zF8aD4gVc8
— Iván Márquez (@IvanMarquezFARC) 6 de octubre de 2016
La Silla supo que el presidente Santos y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, querían ir. Pero al final no lo hicieron, porque los organizadores no querían que se politizara la marcha.
Los organizadores debatieron el mensaje que debía tener. Mientras unos inicialmente preferían el de “Acuerdo ya” al final primó la idea de que el objetivo de la movilización debería ser evitar volver a la guerra.
Por eso están decididos a que si Uribe y Santos y las Farc no llegan a una fórmula para un mejor acuerdo que salve el proceso entonces empezarán a buscar 20 millones de firmas para conservar el que ya existe. Por lo menos ese evita devolverse al conflicto armado con las Farc.
Por lo pronto -y más después de la reunión de ayer entre el ex presidente Uribe, su coalición de derecha y el Gobierno- la esperanza de muchos está cifrada en la presión que pueda ejercer la ciudadanía sobre el Gobierno, Uribe y las Farc. Y esta esperanza se mantendrá mientras se mantenga el cese bilateral.
El cese bilateral
El cese bilateral con las Farc se firmó el 29 de agosto. Y hasta el día del plebiscito los casi seis mil guerrilleros de las Farc estaban ya preconcentrados en unos puntos geográficos establecidos y conocidos por las Fuerzas Militares.
De acuerdo a un protocolo que se había pactado en la Habana, se preagruparon para iniciar su marcha a las zonas de concentración tan pronto se refrendara el Acuerdo el 2 de octubre. Ya, incluso, según supo La Silla, varios grupos habían entregado las armas inestables (aquellos explosivos que no se pueden movilizar) que se tienen que destruir en la zona.
Según una fuente que lo sabe de primera mano, el mensaje que les ha dado el Secretariado a los mandos medios es que se queden todos quietos mientras se soluciona la crisis. Por su parte, el comandante del Ejército, general Mejía, el domingo por la noche, les dio un parte de tranquilidad a los soldados y les exigió cumplir el cese.
Lo hicieron con base en el decreto presidencial que ordena el cese del fuego bilateral y definitivo que tiene un término indefinido.
Sin embargo, como con base en ese decreto el ministro de Defensa había dado la orden a la Fuerza Pública de localizarse en algunos sitios hasta el 2 de octubre, el 3 ya no había órdenes de operación para el cese.
Por eso el lunes, el ministro Luis Carlos Villegas sacó la directiva 27 prorrogando el cese bilateral hasta el 31 de octubre. Puso esa fecha porque esas directrices tienen que tener una, pero como no se lo comunicaron previamente a la guerrilla, Timochenko lo asumió inicialmente como un ultimátum. Luego el Ministro aclaró que era prorrogable.
Los ceses de fuego se pueden hacer para comenzar un proceso de paz, durante el proceso o al final, como estaba previsto este. Pero como ganó el No, entonces quedamos con un cese de fuego en medio de una eventual reactivación de la negociación.
Para que la ONU lo pueda verificar se requiere que Gobierno y Farc le vuelvan a pedir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que verifique este cese bilateral, que tiene la complicación de que es sin concentración y separación de fuerzas.
La Misión de Verificación ya está en el país y está a la espera del nuevo mandato. Hay unas 200 personas, 160 observadores y 40 civiles, todos desplegados en las cinco sedes regionales y Bogotá como estaba previsto.
De hecho en Bogotá está Marco León Calarcá que era el delegado de las Farc para el mecanismo tripartita de verificación junto con la Onu y el Ejército. Un mecanismo que por ahora no puede actuar pero que ayuda en todo caso a mantener la comunicación fluida entre las partes y sobre todo, la confianza.
Desde ya, en todo caso, comienzan a surgir preguntas prácticas. Por ejemplo, ¿cómo se van a sostener los guerrilleros mientras se concentran? En el acuerdo había quedado establecido que el Gobierno se encargaría de su manutención una vez llegaran a las zonas veredales.
Ahora que están en ese limbo les quedan aprovisionamientos solo para un par de semanas según supo La Silla. Pero, según comprobamos con dos fuentes oficiales, al parecer el Gobierno los va a sostener mientras tanto.
Aunque todas las señales parecen indicar que si en una cosa están de acuerdo el Gobierno, Uribe y las Farc es en la importancia de mantener el cese bilateral, todo el mundo reconoce que mientras no haya una concentración de tropas tiene todo tipo de fragilidades.
A La Silla uno de los comandantes de un frente de las Farc que ya estaba próximo a la zona de concentración le dijo que “todos (los guerrilleros) que salieron vuelven a sus áreas” pero agregó: “estamos con la paz hasta el final”. La pregunta es ¿hasta cuándo lo van a estar?
Hasta siempre es la respuesta que los estudiantes que se reunieron anoche en la plaza de Bolívar, en silencio, le exigieron a las Farc, al Gobierno y a Uribe.
