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Las víctimas: entre el guayabo y la oportunidad

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Mientras buena parte de las víctimas organizadas no terminan de entender lo que pasó el domingo con la victoria del No y sienten que perdieron lo que habían ganado en La Habana y que lo que sigue es presionar para defender los acuerdos, otras están viendo este momento como una oportunidad para que “por fin las víctimas sean el centro” de un acuerdo renegociado.

En ambas orillas tienen el mismo plan: quieren tener asientos fijos en el espacio que se cree entre el Gobierno y el uribismo para ver qué va a pasar con los acuerdos ya firmados y festejados con las Farc.

El guayabo

Hay muchas víctimas que todavía no les sale algo que decir. Tres con las que hablamos nos contestaron el teléfono, suspiraron y luego lloraron. Solo después sí hablaron.

 

“......tengo una cosa aquí adentro que no sé…¿ahora qué? las ilusiones se nos fueron al piso”, dice Rosa Amelia Hernández, que fue desplazada hace ya nueve años por los paramilitares en Planeta Rica, Córdoba, y que fue la protagonista de nuestro Proyecto Rosa.    

Ella dice que lo del No fue como un soponcio. “Así le digo yo a esa trepada de Uribe. Como decimos acá, eso fue como un yeye, como un patatús.”

A Maria Eugenia Cruz, víctima de violencia sexual y que ha ayudado a recolectar denuncias de otras mujeres como ella con la ilusión de llevarlas a la Jurisdicción Especial de Paz que se pactó en el acuerdo, el guayabo es tal que no ha podido quitar el afiche del Sí de su casa.

“Fallamos todos y todas”, dice con un suspiro y ahogada de llanto. “¿Qué va pasar con nuestra verdad? ¿De qué sirve tanto viaje, tanto esfuerzo, tanto dolor?”

No es fácil contar los sueños que se aplazaron-quien sabe hasta cuando- para un gran número de víctimas.

Porque para las que votaron Sí, en La Habana habían logrado cosas que por ningún otro camino consiguieron.

Presionaron, hablando directamente con los jefes negociadores en Cuba, para que se creara un Sistema de Justicia Transicional que les asegurara verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

Para eso el Acuerdo creaba instituciones como la Comisión de Verdad, que buscaba propiciar una narrativa mínimamente compartida de qué fue lo que pasó en el país durante todas estas décadas de conflicto armado.

Creaba también la Unidad Especial para la búsqueda de personas desaparecidas, que tenía la tarea de recolectar información sobre el universo de todos los desaparecidos para que algún día Colombia dejara de ser un país lleno de muertos a los que sus seres queridos no pudieron despedir; y creaba una Jurisdicción Especial de Paz para que los que habían cometido delitos atroces fueran juzgados y por lo menos tuvieran una pena alternativa.

Toda una arquitectura que, por ahora, está en el limbo y que es uno de los principales “correctivos” de Uribe, porque en su discurso del domingo, habló de rescatar la “justicia institucional”. Que es otra forma de decir que se opone a esa justicia transicional que a cambio de más verdad y reparación, concedió menos justicia.

Eso es lo que más le preocupa a organizaciones como el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), que lidera el senador del Polo Iván Cepeda.

Como le decía a La Silla su coordinador nacional, Camilo Villa: “Para nosotros lo intocable es el modelo de justicia que se pactó. No se puede reabrir porque entonces con tal de que haya menos impunidad con las Farc, el uribismo está buscando que se exculpen a terceros responsables como los empresarios”, nos dijo. “Por eso es que queremos que nos incluyan en esa renegociación”.

De hecho, ya le mandaron una carta al presidente pidiéndole que se proteja el acuerdo. 

Otra cosa grave para ellos es que por ahora la Comisión de Búsqueda  y las ceremonias de perdón de la guerrilla, como las de La Chinita y Bojayá de estos últimos días quedaron frenadas.

“Teníamos un calendario de ceremonias de aceptación con las víctimas que quedó en pausa. Todo lo humanitario, que estaba por encima de si darles curules o de que pagaran cárcel, con esto se detiene”, dice Villa.

Por el lado de las mujeres que presionaron para que el acuerdo metiera el enfoque de género, los miedos también son varios.

“Queremos que el Centro Democrático nos diga si van a quitar todo lo que ganamos con el enfoque de género por lo de la supuesta ideología de género”, dice Beatriz Quintero, directora de la Red Nacional de Mujeres y que viajó a Cuba para lograr que desde la subcomisión de género les reconocieran sus derechos como un grupo particular.

Aunque el uribismo no se ha referido puntualmente sobre eso, en su discurso del domingo el expresidente habló de “la necesidad de estimular los valores de la familia, sin ponerla en riesgo. Los valores de familia, defendidos por nuestros líderes religiosos y pastores morales”.  Como los religiosos tienen una idea tradicional de la familia, seguramente presionarán para quitar todo el enfoque diferencial del acuerdo que protegía especialmente a las mujeres y a las comunidades lgbti, que fueron particularmente golpeadas por la guerra.

Lo que tienen claro todas esas víctimas es que esos miedos y preocupaciones no se pueden quedar en el suspiro.

Precisamente eso fue lo que discutieron ayer las 60 víctimas que viajaron a La Habana durante una reunión en el Pnud en Bogotá.

De ahí salieron con un comunicado ratificando su posición: piden que el cese bilateral se mantenga (por la noche Santos dijo que el Gobierno lo mantendrá hasta el 31 de octubre), que se “amplíe el diálogo nacional” y exigen que las víctimas estén presentes con representantes en esta nueva discusión.

 

Otra preocupación grande es que la plata destinada para las víctimas el año entrante se frene.

Aunque a la Unidad de Víctimas le dieron 52 mil millones de pesos más para el 2017 que para este año en el presupuesto que es de 1,1 billones de pesos, temen que toda la inversión extranjera y la que el Gobierno prometía para llevarle bienes públicos al campo, ahora quede en veremos.

La oportunidad

No todas las víctimas estaban con el Sí. Como contamos, muchas estaban indecisas y otras con el No, e incluso 54 representantes de la Mesa Nacional de Víctimas le enviaron una carta en agosto al director de la Unidad de Víctimas, Alan Jara, amenazando con votar No si Santos no se reunía con ellos.

Esa división en el plebiscito refleja también un nuevo pulso entre las que sí se sintieron incluidas y representadas en Cuba y las que no, que hoy ven en el triunfo del No y su propuesta de “corregir los acuerdos”, la oportunidad perfecta para “mejorar” el punto de víctimas.

Así lo cree la senadora del Partido Liberal, Sofía Gaviria, que es víctima porque las Farc le mató a su hermano Guillermo. Para ella, lo que viene después del domingo es la ventana para que las víctimas estén “ahora así en el centro del acuerdo”.

“El No del domingo no es solo del uribismo. Es de muchos movimientos, incluidas las víctimas que estaban con los acuerdos y otras que no, porque las oí a ambas, para que haya un mejor acuerdo”, le dijo la senadora a La Silla.

Para lograrlo, ella y la Federación Colombiana de Víctimas de Las Farc, Fevcol, que agrupa a unas 47 mil víctimas de esa guerrilla (casi los mismos votos que necesitaba el Sí para empatar), quieren revivir su documento de los “33 impajaritables” que presentaron en noviembre de 2014 como las conclusiones del foro “Colombia Abraza a las Víctima de las Farc”.

“El Gobierno nunca entendió el significado de darle centralidad a las víctimas y lo que hizo fue invisibilizar el trabajo de las de las Farc que está resumido en ese documento”, agregó. “Por eso esa mesa entre el Gobierno y el uribismo tiene que tener más patas”, dice.

Esos “impajaritables” incluyen puntos que no quedaron en el acuerdo como que la guerrilla repare con su plata, y no con la del Estado, a las víctimas; (Aunque sobre eso las Farc se comprometió un día antes del plebiscito); que no haya curules para los jefes de las Farc y que paguen cárcel; que las víctimas tengan una veeduría permanente en la Corte Penal Internacional; o que se cree un fondo para darles casas, carros, prótesis y muletas a las víctimas de minas antipersona.

“Vamos a defender esos impajaritables y a pedir que eso se incluya en la comisión”, dice la senadora Gaviria.

Fuera del punto de víctimas, para ella también hay cosas de otros puntos que tienen que cambiar. “Este proceso se hizo con datos de 419 secuestrados que hoy están desaparecidos. El acuerdo no nos responde qué pasó con ellos. Lo de los planes de desarrolllo con enfoque territorial también nos preocupa porque eso empodera más a la guerrilla, más la plata que les van a entregar para financiar su movimiento...eso no puede ser así”, dice.

Herbin Hoyos, que fue secuestrado por las Farc en 1994 y ahora es coordinador de Fevcol, nos explicó cómo piensan lograr que en la comisión entre el Gobierno y el uribismo, ellos también tengan representación.

Son dos caminos. Van a presionar por medio de la senadora Gaviria, “porque ella es la del mandato legislativo” dice Herbin, y con otros congresistas como el representante Juan Felipe Lozada, hijo de la exsecuestrada Gloria Polanco, para que los reciban en esa mesa.

Si la presión de ellos no es suficiente, el otro camino es que el Comité Ejecutivo de la Federación mande una carta a Presidencia y pedirle ayuda a la Onu.

Ahí van a exigir que tienen que sentarse los representantes de tres organizaciones:Víctimas Visibles, que reúne exclusivamente a víctimas de las Farc y fue fundada en la Universidad Sergio Arboleda (ahí tienen gran peso los familiares de soldados y policías secuestrados por esta guerrilla, así como una cercanía ideológica con el Centro Democrático); la Asociación de Secuestrados y Desaparecidos, que agrupa a las víctimas que aún no reciben respuesta de sus familiares, que según cálculos de Hoyos son 419; y la Federación Colombiana de Víctimas de las Farc, que es la más grande porque agrupa a las dos anteriores, más otras organizaciones que suman casi 50 mil víctimas.

Y ya lo comenzaron a lograr. Porque Diana Sofía Giraldo, de Víctimas Visibles, fue la única que incluyeron en la reunión entre Santos y Uribe esta mañana.

“No queremos ir colgados de ningún partido. Vamos como un grupo que representa a las víctimas invisibilizadas intencionalmente por la Mesa en Cuba. Y si no nos escuchan, ya no va a haber solo oposición política, sino oposición de víctimas”, le dijo Hoyos a La Silla.  

Si logran tener representación en la comisión, quieren pedir sobre todo tres cosas: que les devuelvan a sus 419 secuestrados o que les digan dónde están, porque según ellos, aunque el acuerdo crea la Comisión de Búsqueda, “entonces ya dieron por muertos a nuestros secuestrados. Por eso decirle Sí a los acuerdos era darlos por muertos a todos”, dice Hoyos;  que les aclaren qué pasó con los menores de 15 años que iban a liberar y que pongan de su plata para reparar (cosa que ya anunciaron que harían).

Así, entre el guayabo por haber perdido, como dicen algunas víctimas “el único chance de sentirnos reparadas de verdad” dice Rosa Amelia, y la oportunidad de otras como Sofía o Herbin Hoyos “porque ahora sí van a oír a las víctimas directas de ellos”, dice él, se mueven las emociones de los que sufrieron la guerra.













 

La Silla
Sofía Gaviria Correa

Sofía Gaviria Correa

Senadora del Partido Liberal

Rosa Amelia  Hernández

Rosa Amelia Hernández

Líder de víctimas


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