Con Álvaro Uribe recargado luego de haber ganado el No en el plebiscito, la estrategia del presidente Santos parece ser diluir la vocería del expresidente entre los diversos representantes del No. Y hoy arranca con las iglesias cristianas evangélicas, que como ha contado La Silla, jugaron un papel determinante en el resultado del plebiscito.
La puja por la fe
Las iglesias cristianas movieron la fe sobre todo hacia el No. Tanto así, que Uribe les agradeció en su discurso y reiteró la “necesidad de estimular los valores de la familia, sin ponerla en riesgo. Los valores de la familia, defendidos por nuestros líderes religiosos y pastores morales”.
Desde que Uribe se montó en el escándalo de las cartillas de la exministra de Educación, Gina Parody, comenzó a capitalizar políticamente el voto religioso, que algunos calculan explica hasta dos millones de los votos del No. Es un voto cautivo, movido por la fe, y que en las elecciones del plebiscito se movilizó con el argumento de que el Acuerdo de Paz tenía una “ideología de género” (la idea de que la noción de hombre y mujer no es fruto de un diseño divino sino de una construcción cultural).
Es un bastión político muy fuerte que Uribe ha tratado de cooptar y Santos lo sabe.
El uribismo cuenta con la Misión Carismática Internacional. Es una de las iglesias cristianas más grandes, que mueve entre 100 a 150 mil feligreses. Su poder es inmenso, al punto que hoy dos congresistas del Centro Democrático son de esa iglesia: el senador Orlando Castañeda y la representante Esperanza Pinzón.
Por eso no es de extrañar que en la comisión entre el Gobierno y el equipo del No, por ahora, solo hay un cristiano: César Castellanos, de la Misión Carismática, que como contamos, fue invitado directamente por el expresidente Uribe para llevar sus propuestas a ese espacio.
De hecho, en la breve rueda de prensa que hizo el equipo del No en el Club de Banqueros por la mañana, antes de ir a Palacio a verse con Santos, no hablaron ni los precandidatos de Centro Democrático ni Uribe.
El que habló fue Castellanos, que se refirió al modelo de familia como uno de los puntos a discutir con el Presidente (a pesar de que en el Acuerdo no hay una sola referencia a eso).
La Silla buscó a Castellanos pero nos dijo que nos hablaba luego y después no contestó.
Santos aceptó la inclusión de Castellanos en la Comisión pero el martes se reunió también con los representantes de la Confederación Evangélica de Colombia, Cedecol, que agrupa alrededor de 266 organizaciones cristianas en todo el país y representa a siete de los diez millones de cristianos que hay en el país, para hablar sobre sus críticas al Acuerdo.
Y hoy hay otra reunión en Presidencia entre representantes de Cedecol y delegados del gobierno para seguir avanzando en la discusión.
Cedecol nació en 1950, en plena época de la Violencia, y no es cercana al Centro Democrático, ni les interesa, según le dijo a La Silla su presidente, Édgar Castaño Díaz, hacer parte de la comisión entre el uribismo y el gobierno.
“Nosotros no queremos ser usados en el 2018 y no nos interesa esa representación, aunque respetamos lo que ahí se trabaje”, nos dijo.
El caso es que en la reunión que Santos tuvo con ellos, los de Cedecol salieron con la tarea de hablar con su gente, para organizarse y presentarle al Gobierno sus críticas.
Al otro día, mientras Santos y Uribe se reencontraban en Presidencia, los de Cedecol se vieron por su lado.
Fue una reunión abierta a la que fueron no solo miembros de esa confederación, sino también representantes de otras iglesias que no están ahí, como la Misión Carismática Internacional, y Oswaldo Ortíz del Movimiento por la Defensa de la Familia.
Ortíz es el youtuber famoso por publicar videos en contra de lo que él denominó el ‘lobby gay’ en las esferas de poder del país y por decir cosas como que: “con Gina o sin Gina, con Humberto o sin Humberto, la ideología de género sigue siendo una de las más grandes amenazas para la educación”.
Una fuente que estuvo ahí le contó a La Silla que el encuentro fue tenso porque no todas las iglesias estaban con el No, ni con la idea de que el Acuerdo de La Habana insertaba la “ideología de género”.
“Los que votamos Sí somos una minoría ahí”, le dijo una persona a La Silla que pidió no ser citada y que pertenece a Cedecol.
De hecho, pastores que están en Cedecol como Darío Silva, de la iglesia Casa sobre la Roca (la misma de la senadora liberal Viviane Morales), dijo en la reunión con Santos que sobre el tema de la “diversidad de género” que había preocupado a muchos cristianos: “yo francamente había leído el acuerdo desde el principio y no encontré por ninguna parte algún compromiso en ese sentido”.
En todo caso y a pesar de la división, de esa reunión salieron con un comunicado conjunto en el que aclaran que no tienen relación con ningún partido político y que establecieron una ‘Mesa Nacional de Diálogo’.
“Es un espacio exclusivo de nosotros que no va a tener ningún tipo de interlocución con ningún político”, le dijo a La Silla el pastor Edgar Castaño Díaz, presidente de Cedecol.
Esa Mesa va a tener dos comisiones.
Una se va encargar del tema de la defensa de la libertad religiosa y de caracterizar, una a una, las víctimas de ellos, que según el pastor Castaño, presidente de Cedecol, son más de dos mil en todo el país. Piden que además de ser visibilizadas en el acuerdo, las restituyan y reparen como a las demás.
Por víctimas ellos entienden a los pastores y a todos los miembros de su comunidad que fueron perseguidos por las Farc al negarse a acatar sus órdenes en los territorios y al confrontar públicamente sus abusos con la población civil, como lo contó Verdad Abierta.
“Queremos que nuestras víctimas también sean reconocidas en el acuerdo porque las iglesias cristianas fueron, como muchas otras organizaciones sociales, también perseguidas”, nos explicó Castaño.
La otra comisión se va encargar del tema de la educación y la familia. Sandra Liliana Palacios, que es la que dirige esa comisión, le dijo a La Silla que la idea es revisar los acuerdos de La Habana y presentar “insumos técnicos para ver qué es lo que se debe cambiar de los acuerdos frente al tema de la ideología de género”.
Ambas comisiones ya están trabajando en hacer sus estudios. Según Palacios, la idea es que el 19 de octubre entreguen un borrador que será revisado por otros tres pastores “garantes” que confirmen que las propuestas coinciden con el pensamiento de esas iglesias, para luego sí presentarlas en Presidencia.
Eso significa que la discusión sobre la “renegociación” de los acuerdos no va ser algo de unos pocos días, como algunos lo esperaban, porque por lo menos con las Iglesias, el Gobierno apenas va a recibir sus propuestas en dos semanas.
Ayer, los de Cedecol sacaron también otro comunicado en el que invitan a las 266 organizaciones que están agrupadas ahí a mandar sus propuestas “en un lenguaje técnico y jurídico” y les pone plazo hasta este lunes para que las envíen.
Aunque Cedecol no se fue ni con el Sí ni con el No y lo dejó claro en un comunicado que publicaron en agosto, su plan ahora sí es discutir directamente con el Gobierno el contenido del Acuerdo.
Pero su presidente, el pastor Castaño, reiteró que a ellos les interesa negociar directamente con Santos y con nadie más.
“Ya hemos tenido reuniones con él y un diálogo directo por medio del ministerio del Interior. Este país es de libre asociación, pero el Presidente sabe que esta organización tiene 64 años y representa a siete de los diez millones de cristianos que hay acá”, agregó.
Dijo también que no es cierto que los cristianos hayan “sacrificado el acuerdo por la ideología de género porque es que hay otros temas fuera de ese. Nos preocupan nuestras víctimas, nos preocupa que el Acuerdo incluye beneficios para los afro, para los indígenas, hasta para la comunidad Lgbti, pero nada para nosotros.”
La vocera
Mientras que en Cedecol dicen que no quieren un puesto en la mesa de renegociación de los acuerdos de La Habana y la Misión Carismática Internacional ya está adentro, el Movimiento por la Defensa de la Familia, una organización, que como lo contó La Silla, se creó luego de las marchas del 10 de agosto contra la supuesta inclusión de la ideología de género en los manuales de convivencia escolares, lanzó el nombre de la diputada de Santander, Ángela Hernández, para que sea la vocera de varias comunidades religiosas en esa nueva mesa.
Hernández fue precisamente la que levantó la polvareda en el país con el asunto de la ideología de género y aunque como lo contó La Silla para defender su tesis se valió de varios argumentos engañosos, se convirtió en la cara visible de las marchas y del recién creado movimiento.
Desde entonces, la diputada de Santander ha visitado 22 ciudades del país hablando de sus postulados religiosos. En todas ellas ha movido las mismas ideas que la han convertiro en una vocera del conservadurismo religioso por el No.
Su principal bandera estuvo en que la “familia estaba en peligro” porque la supuesta ‘ideología de género’ también estaba inmersa en los acuerdos de La Habana.
La popularidad que alcanzó, y que junto al youtuber, Oswaldo Ortiz, la disparó en redes sociales entre los seguidores de gran parte de las iglesias cristianas y de un sector del catolicismo más conservador, que básicamente se declara en contra de la inclusión de los derechos de la comunidad Lgbti en el ordenamiento jurídico del país, le dieron más fuerza después de que el No resultara vencedor.
Ese protagonismo se materializó el lunes cuando Ortiz, como vocero del Movimiento por la Defensa de la Familia, organización que por ahora no se ha matriculado con ningún grupo político y que no está tampoco bajo el ala de Uribe, la volvió tendencia en redes con el hashtag #Angelaenlapaz y a través de un video propuso su nombre para que la sentaran en la mesa de renegociación.
Esa postulación, que según le dijo Hernández a La Silla, está siendo respaldada, entre otras, por iglesias como la Cuadrangular - a la que ella pertenece-, el Movimiento Misionero Mundial, y Embajadores de Cristo, y que tendría apoyo en 20 ciudades del país, nació bajo el argumento de que a quienes había convocado Santos a la reunión del martes, que son los de Cedecol, no los representaban.
“Santos llamó a hablar a las comunidades cristianas que han estado con el Sí y no las que promovimos el No que ganó el domingo. Si él realmente quiere ser incluyente debería tenernos en cuenta”, le dijo a La Silla Hernández.
Si bien no se sabe si la Presidencia va a tener en cuenta la petición del Movimiento, que también colgó una carta en redes sociales haciéndole la petición formal a Santos, sus promotores ya tienen claros los puntos que llegarían a discutir.
Sus principales peticiones son dos: La inclusión del “restablecimiento de la familia” en los acuerdos y la eliminación de que dentro del enfoque diferencial de género que se estableció en los acuerdos se incluya a la comunidad lgbti.
Hernández le dijo a La Silla que su posición está fundamentada en que la comunidad Lgbti “es un grupo como el de los empresarios, o los pastores que han sido víctimas de la violencia, y que no están incluidos específicamente en los acuerdos. Con ellos debe operar el mismo rasero”.
Además del nombre de la diputada, también se han empezado a foguear nombres. Los más sonados son el pastor de Bogotá Eduardo Cañas, miembro de la Iglesia cristiana evangélica Manantial, y el de Miguel Arrázola, el pastor y fundador de la iglesia Ministerio Ríos de Vida de Cartagena, que como lo contó La Silla Caribe, mueve masas en esa ciudad y sí está aliado con Uribe.
Para varios políticos consultados por La Silla es claro que dado el peso de los movimientos cristianos y de que no es un punto sensible para las Farc, todo el enfoque de género seguramente será eliminado de un eventual acuerdo renegociado y reformulado para que queden las medidas que compensen el mayor sacrificio que han tenido que hacer las mujeres rurales y víctimas en el conflicto pero que se eliminen las referencias que generan la sospecha de que se están afectando los valores de la familia.
Si con eso Santos logra -como al parecer lo está haciendo- tender un puente con la mayoría de las iglesias evangélicas y sustraerlas de la órbita de Uribe podría remover una de las fuentes de oposición más poderosas que le aparecieron al Acuerdo con las Farc y que podrían explicar el triunfo del No que tomó a tantos por sorpresa.
