Hoy salió la encuesta trimestral de Gallup y sus resultados indican que hay más ambiente para sacar adelante la renegociación del acuerdo con las Farc que para aprobar la reforma tributaria. Todos los temas que tienen que ver con las conversaciones en la Habana presentan una tendencia positiva mientras que los que tienen que ver con los asuntos económicos van de mal en peor. Estas son las principales conclusiones.
Los encuestados consideran que la economía, que desde comienzos del año percibían en un mal estado, empeoró. También el desempleo. Y la lucha contra la pobreza. Aunque no consideran que el poder adquisitivo sea el principal problema que tiene Colombia en este momento (la encuesta revela que es ‘otro’ diferente a orden público, seguridad y corrupción pero no especifica cuál), la baja percepción de los asuntos económicos no crea el mejor ambiente para pasar una reforma tributaria que tiene como uno de sus ejes un aumento del IVA de tres puntos y que aumenta el número de colombianos que tendrán que tributar.
El aumento de la inflación, que en lo que va corrido del año va en 5,25 por ciento, no ha pasado desapercibido para los colombianos. Según esta encuesta, creció en cinco puntos la gente que cree que el costo de vida empeora para llegar al 89 por ciento y la gente que está satisfecha con su estándar de vida bajó otros cinco puntos después de haber alcanzado un pico en agosto. Esto tampoco contribuye a la discusión sobre nuevos impuestos.
La junta del Banco de la República, que siempre ha tenido una imagen favorable, comienza a acercarse a la temible tijera, en la que su imagen desfavorable supera la positiva. En este período, la entidad encargada de la política monetaria y del control de la inflación, perdió cinco puntos de favorabilidad. El ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, que se puso la camiseta de la tributaria y que nunca ha sido muy popular, en este trimestre asumió un nuevo golpe y su imagen desfavorable le sacó 5 puntos a la favorable.
Todos los temas que tienen que ver con la paz muestran una tendencia positiva. Salvo una: la de pagar más impuestos para darle más dinero a las víctimas de la violencia. Los que no están de acuerdo con eso se disparan de 48 a 58 por ciento, lo que leída en contexto la encuesta indicaría que es más por su rechazo a pagar más impuestos en general que al hecho a que las víctimas sean reparadas.
Durante el trimestre que mide esta Gallup, se firmó el Acuerdo de Paz con las Farc, un episodio que mucha gente anticipó que ayudaría a recuperar la popularidad del presidente Santos. En efecto su aprobación sube cinco puntos, un aumento marginal para el hecho histórico, que quizás se explique con el triunfo del NO y con la percepción de que la economía va mal.
En esta medición, la favorabilidad a la salida negociada “para solucionar el problema de la guerrilla” alcanzó su récord histórico desde el 2001 cuando estaba en el gobierno Andrés Pastrana. De hecho, menos del 20 por ciento cree todavía en la salida militar, lo que crea un ambiente ideal para sacar adelante el acuerdo de paz con las Farc.
Como lo analizó La Silla a raíz de la entrevista de Timochenko con Darío Arizmendi, las Farc han capitalizado políticamente la crisis a raíz del triunfo del No, mostrando su compromiso con la paz y su apuesta por la política y no por mantenerse armados. Esto lo revela la encuesta en la que muestran su mayor favorabilidad histórica y una desfavorabilidad igual a la de la Corte Suprema y solo ligeramente peor que la del Congreso.
Una de las sorpresas de esta encuesta, pero que es coherente con la tendencia de otras, es que Humberto de la Calle, se dispara. Su favorabilidad aumenta diez puntos, y está por encima de la de Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe, Sergio Fajardo y todos los precandidatos del Centro Democrático y de los conservadores Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Esto ubica al el jefe negociador del gobierno con las Farc entre los presidenciables, después de que muchos medios lo dimos como un perdedor con el triunfo del No. Sobre todo porque si logran, como parece que va a suceder, sacar un ‘mejor acuerdo’ con las Farc y con el apoyo del uribismo, su popularidad tenderá a crecer. También es interesante que los precandidatos más visibles del No -con excepción del procurador anulado- no parecen haberse beneficiado de su nuevo rol pues mantienen sus mismos niveles de favorabilidad de hace tres meses. Es decir, oponerse al Acuerdo por ahora no los ha acercado a la Casa de Nariño tanto como a De la Calle tratar de sacarlo adelante.
Otra señal que es muy favorable para la firma del nuevo Acuerdo de Paz y que seguramente será un incentivo para que los promotores del No y las Farc se acerquen es que los colombianos parecen ser cada vez más optimistas frente a las políticas asociadas al proceso de paz. Desde las que tienen que ver con un mayor apoyo al campo y al agro como la devolución de tierras a los despojados y la reintegración de los desmovilizados. La otra cara es que los promotores del NO han insistido en que la pena de reclusión debería ser una línea roja del gobierno en la renegociación de las Farc para quienes cometieron delitos atroces. La mayoría de colombianos parecieran estar de acuerdo con ellos. Sin embargo, cada vez hay una mayor apertura a la idea de que hay que sacrificar parte de justicia para negociar la paz. La gente a favor de esta transacción creció cinco puntos.
Quizás la única respuesta que no es favorable para el escenario de la renegociación es el nivel de desprestigio del Congreso, que es el escenario que está considerando el presidente Santos -según dijo en Londres hoy- para la refrendación del nuevo Acuerdo de Paz. Dada su desfavorabilidad del 74 por ciento, seguramente el Gobierno necesitará además de ese escenario para la refrendación jurídica un mecanismo de aprobación política de los mismos para asegurar que se pueda implementar lo pactado.