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La negociación con el ELN, otra forma de disolver el No

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El gobierno de Juan Manuel Santos y el ELN anunciaron que finalmente arrancará su proceso de paz a finales de este mes. Un anuncio sorpresivo que si funciona ayudaría no solo a remover otra razón por la que ganó el No sino a diluir la oposición del ex presidente Uribe. Pero que dados los antecedentes del ELN y la agenda tan gaseosa con la que arranca este proceso corre el riesgo de enredar aún más la negociación con las Farc si no tiene un alto nivel de coordinación. Y por ahora, no hay un coordinador a la vista.

La negociación

El lunes a las seis de la tarde, desde Caracas, Venezuela, el cuñado del presidente Santos Mauricio Rodríguez leyó un comunicado conjunto con el ELN de tres puntos que decía que a finales de mes se instalaría la mesa pública de conversaciones en Quito, Ecuador.

Y que la agenda comenzaría con la agenda anunciada en marzo, que se metió al congelador porque el ELN siguió secuestrando y una línea roja del presidente Santos era que se comprometieran a abandonar el secuestro como lo hizo las Farc antes de arrancar el proceso.

Pasaron siete meses en que el ELN no solo no fue capaz de hacer el compromiso sino que siguió secuestrando. Y aunque aún no ha dicho explícitamente que abandonará esta práctica atroz, se reanudó la negociación, con lo cual queda claro que Santos cedió en uno de sus inamovibles.

 

Sí dijeron que “iniciarán el proceso de liberación de secuestrados antes del 27 de octubre con dos casos”, que según pudo confirmar La Silla incluye al político chocoano Odín Sánchez,

Odín está secuestrado desde abril, cuando se intercambió por su hermano Patricio, que llevaba en poder de esa guerrilla hacía dos años y nueve meses y estaba muy enfermo.

El ELN dijo que a partir de esa fecha habrá otras “acciones dinámicas humanitarias para crear un ambiente favorable para la paz”.

El nuevo acuerdo, por el lado del Gobierno, lo firmaron Rodríguez, como jefe de la delegación, el general Eduardo Herrera Verbel, el viceministro de Trabajo José Noé Ríos y Julián Arévalo, el funcionario de la Oficina del Alto Comisionado de Paz encargado de las relaciones con el sector privado.

Hay dos ausencias en esta mesa con respecto a la de marzo: por el lado del gobierno, no está Frank Pearl, que había estado a cargo de la negociación hasta marzo; por el lado del ELN, no está Antonio García, el otro comandante de esa guerrilla.  Tampoco está ‘Pablito’, el poderoso jefe del frente Domingo Laín, que representa más de la mitad de los hombres del ELN y su motor económico.

El primer punto que discutirán será el de “participación de la sociedad en la construcción de la paz”, que es el que marca la diferencia frente al proceso con las Farc y lo que se podría convertir en la clave para desentrabar ese otro proceso si se hiciera bien pero donde también reside el riesgo de enredarlo todo.

Una ONG armada

Como lo ha explicado La Silla, mientras para las Farc la mesa de negociación era un medio para conseguir varias de las reivindicaciones sociales que supuestamente inspiraban su lucha armada y crear las condiciones políticas para llegar al poder, para el ELN la negociación siempre ha sido vista como un escenario de diplomacia política para posicionar sus imaginarios de lucha revolucionaria y para servir como puente para que la ‘sociedad civil’ negocie con el Establecimiento.

”Santos cedió en su inamovible de arrancar la negociación solo cuando abandonaran el secuestro”

La Silla

Pero a diferencia de las Farc que es un ejército jerárquico, el ELN es una ONG armada donde los combatientes constituyen sólo una fracción de la guerrilla y el resto son lo que ellos denominan el “frente amplio”, constituido por miles de civiles que son orgánicos al ELN y que han infiltrado el movimiento civil e instancias políticas en las zonas donde ellos tienen influencia, como Arauca.

”El ELN tiene unos 1500 combatientes armados y 5 mil miembros civiles que también forman parte de la guerrilla”

De hecho, los estimativos oficiales dan cuenta de que el Eln tiene actualmente unos 1500 combatientes armados y unos  5 mil miembros civiles que también forman parte de la guerrilla en este “frente amplio”.

Por esto, la participación de la “sociedad civil” en este proceso no deja de ser un asunto complejo. Máxime cuando, según el Acuerdo Marco de la negociación hecho público en marzo y retomado hoy, será esa sociedad civil la que participe en la elaboración de propuestas e iniciativas a lo largo de los diálogos (es decir la que defina la verdadera agenda de negociación).

En el primer punto, dice que podrá intervenir sobre los temas de la agenda para “construir una visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones”.

El segundo punto habla de la “democracia para la paz” entendido como un debate con la sociedad civil en la que ésta examine su participación y las decisiones en los problemas que afectan su realidad.

Los riesgos y las posibilidades

Cuando también ante la crisis que padecía la negociación con las Farc en marzo el gobierno Santos anunció el inicio del proceso con el ELN, el Gobierno no parecía tener claro exactamente cómo iba a ser ese modelo de participación de la población en la negociación.

Al parecer el Presidente tenía la ilusión de que fueran espacios más parecidos a los foros organizados por la ONU y La Universidad Nacional, en el proceso con las Farc, en los que mucha gente –la mayoría de organizaciones de izquierda- hicieron propuestas que luego fueron o no tenidas en cuenta como insumos por los negociadores.

Los que habían estado más cerca a la negociación con el ELN parecían estar pensando en un modelo como el de las “asambleas por la paz” que se organizaron como parte de la negociación entre la USO y el Ministerio del Trabajo: 11 asambleas regionales y 53 subasambleas en todo el país.  

Estos espacios, como explicó en su momento el profesor Alejo Vargas, que ha estado muy cerca de las negociaciones con el ELN, fueron “espacios de concertación” y la idea sería que con el ELN se dieran espacios similares donde se ventilaran los temas más apremiantes para la sociedad civil.

”Existe el interrogante de quién definirá los criterios para escoger la sociedad civil”

En ese momento surgieron varios interrogantes, desde quién definiría los criterios para escoger a la “sociedad civil” y evitar que fuera una conversación del ELN con su Frente Amplio hasta cómo se evitaría que en esa concertación con la sociedad se cruzaran las “líneas rojas” que el Presidente había impuesto a la negociación con las Farc como las relativas al modelo económico.

Esos interrogantes se mantienen ahora, con uno adicional: ¿conviene abrir una nueva negociación con otra guerrilla cuando la que ya terminó con las Farc está siendo reabierta?

Cómo empata con las Farc

Frente a esa pregunta hay dos posiciones o dos formas de verlo. El aspecto positivo es que a corto plazo si se pactara con el ELN un cese bilateral ya, eso ayudaría a proteger el cese bilateral con las Farc mientras se avanza en la discusión con los del No.

Lo protegería porque evitaría que el ELN ataque a la Fuerza Pública o a la población civil y que le echen la culpa a las Farc, algo relativamente fácil si se mantiene la situación actual en el que los frentes están preagrupados en más de cincuenta puntos pero no concentrados en zonas.

Lo otro positivo es como le dijo a La Silla un miembro del gobierno que está al tanto de la relación con el ELN, esta negociación representa “una nueva esperanza de tener una paz total”.

Uno de los reparos de los que votaron por el No y que la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez expresó muy bien, era que se le estaban dando demasiadas gabelas a las Farc a cambio de no terminar totalmente la guerra porque el conflicto permanecería mientras subsistieran el ELN y las bandas criminales.

El ELN tenía un peso significativo en la votación del No porque existían rumores y temores de que estuvieran en algunas zonas “intercambiando brazaletes” con las Farc, además de heredando las rutas del narcotráfico.

Si el ELN entra en una negociación seria esa idea de que el proceso con las Farc no sería más que una jubilación pagada por los contribuyentes para los del Secretariado mientras que sus filas engrosan las del ELN desaparecería.

Hay un tercer beneficio que es más de doble filo y que tiene que ver con el tiempo. Y es que mientras se da toda la discusión con la sociedad civil en esas asambleas o cabildos, se le da tiempo a la negociación con los del No para que avance y puedan converger ambos procesos en una firma de la “paz total.”

Es de doble filo porque a la vez manda el mensaje de que es el inicio largo de otro proceso y dilata y desvía las discusiones sobre el proceso con las Farc.

El cuarto beneficio, que es igualmente riesgoso y puede ser la razón para que el Gobierno haya aceptado iniciarlo ya sin que el ELN haya hecho su declaración explícita sobre el secuestro, es que se aproveche la fase de participación de la sociedad civil del proceso con los elenos para apalancar la negociación con las Farc.

”La participación de la sociedad civil en la negociación con el ELN puede empatar con la idea de los cabildos abiertos de Cifuentes”

Es una idea que coincidencialmente o no puede empatar con los ‘cabildos abiertos’ que propuso el ex magistrado Eduardo Cifuentes la semana pasada como la fórmula para salvar el Acuerdo después del triunfo del No.

Los cabildos de Cifuentes

Cifuentes propuso en Caracol TV recurrir a la figura de los cabildos abiertos, usados desde la época de la Independencia, para que municipio por municipio los ciudadanos puedan refrendar los acuerdos.

“Realmente se busca que a través del país se reafirme la adhesión de los colombianos al acuerdo de paz y que también unos del sí y otros del no concurran y ellos mismos pueden introducir los ajustes que sean del caso”, dijo Cifuentes. “Se trata realmente de un mecanismo de participación que está en la base y no se trata de mesas de notables que están arriba. Este es un momento más de democracia participativa, no democracia representativa”. 

El cabildo abierto es un mecanismo de participación consagrado en la Constitución que permite que con las firmas del 0,5 por ciento del censo electoral de un municipio, distrito, localidad, comuna o corregimiento se le pida al concejo municipal o a la juta administradora local que convoque una reunión dentro de los 15 días siguientes para que las peticiones de los ciudadanos sean analizadas y tenidas en cuenta.

Todo el que quiera puede asistir pero solo puede hablar el vocero de quienes solicitaron el cabildo y aquellos que se inscriban al menos tres días antes y presenten un resumen escrito de su intervención.

El Concejo o la junta, luego de oírlos, toma una decisión y les da una respuesta escrita a la solicitud ciudadana.

Es un mecanismo originalmente pensado para discutir temas de interés para una comunidad como la construcción de una calle o el arreglo de un parque.

”Santos aún no ha escogido al equipo negociador”

La Silla

La Corte Constitucional, cuando evaluó la constitucionalidad de la ley 134 de 1994 que la desarrolló, discutió si a través de ese mecanismo los ciudadanos podían decidir. Y la Corte dijo que no, aunque magistrados como el mismo Cifuentes salvaron el voto y opinaron que sí era un mecanismo para que la comunidad tomara decisiones.

En todo caso, la Corte dijo que el Congreso mediante una ley estatutaria podía reconocerle “fuerza vinculante” a las deliberaciones populares del Cabildo.

En este caso, según Cifuentes con los cabildos abiertos los ciudadanos “se unen para elevar su grito de independencia frente a la guerra”.

Esta figura de los cabildos de Cifuentes podría ser precisamente el mecanismo para organizar la participación de la sociedad civil que está en el primer punto de la agenda con el Eln y, de paso, el espacio para abrir la discusión alrededor de la negociación con las Farc y de sacarla de las comisiones con los notables de Uribe, Pastrana y Marta Lucía Ramírez que buscan reevaluar gran parte del Acuerdo.

“Este proceso es una opción para trasladar parte de los debates difíciles entre el Sí y el No  a un escenario más amplio de debate sobre la paz”, dijo a La Silla Sergio Guarín, experto en temas de conflicto y paz de la Fundación Ideas para la Paz. “Es otro ámbito para discutir la renegociación”.

En este escenario las voces de los promotores visibles del No, comenzando por la de los dos ex presidentes, se diluirían por completo pero a la vez se abriría a la participación de los ciudadanos que depositaron su voto en contra de los acuerdos y sería un gran ejercicio pedagógico.

El tercer punto de la agenda de la negociación con el ELN es el de  “las transformaciones para la paz”.

Incluye revisar las propuestas de la sociedad civil en el punto dos y generar programas para “superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción, degradación ambiental “en búsqueda de la equidad” y planes alternativos con enfoque territorial para desarrollar opciones económicas y productivas que beneficien a las comunidades”.

Otra forma de comenzar a implementar los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdets) del Acuerdo con las Farc.

Para que este escenario ‘ideal’ se diera todavía hay varias preguntas por responder. La primera tiene que ver con la secuencia de la agenda porque tal como está pactada pareciera que la implementación de estos programas y planes con las comunidades se harán antes de que el ELN deje las armas, lo que lejos de ayudar a legitimar los acuerdos terminaría enredándolos más.

”El Presidente no ha escogido todavía a los negociadores”

Y lo segundo, y quizás más importante, es quién estaría encargado de coordinar esta mega discusión nacional.

Hasta ahora, aunque el Gobierno venía discutiendo con el ELN desde hace dos meses para reanudar la Mesa, ya anunciada en marzo, no existen negociadores oficiales.

Según supo La Silla, el cuñado de Santos Mauricio Rodríguez lideró el equipo en esta última etapa de revivir la negociación pero su labor llega hasta hoy.

Ni Humberto de la Calle ni Sergio Jaramillo, los negociadores principales de la mesa con las Farc están a cargo de esa negociación. Y tampoco es claro si Frank Pearl –que no estuvo en las últimas dos reuniones con el ELN- retomará el proceso.

Tres fuentes del Gobierno, por aparte, le confirmaron a La Silla que Santos no ha escogido el equipo.

Y en esta negociación, que será tan compleja, la solidez del equipo que la coordine será lo que haga toda la diferencia para que no solo conduzca a que el ELN finalmente deje las armas sino para que ayude a desentrabar el lío en el que se encuentra la negociación con las Farc desde que ganó el No.

 
La Silla
Los dilemas del Eln: ¿Con un pie en Cuba y otro en Ecuador?¿Por qué negociar con el ELN?
Juan Manuel Santos Calderón

Juan Manuel Santos Calderón

Presidente de la República

¿Qué opinan del anuncio del comienzo de la fase pública de las negociaciones con el ELN?

El presidente Santos anunció que la fase pública con el ELN comenzará el 27 de octubre en Quito, Ecuador ¿cómo ven este anuncio?

"Es importante el anuncio porque muestra que la iniciativa de cerrar el conflicto armado de origen político está viva a pesar..."
Álvaro Jiménez

Álvaro Jiménez

10 de Octubre de 2016
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VS
"Es muy importante el momento que vive el país, a pesar de los tropiezos. Los diálogos con el ELN abren un espacio a la..."
Jacobo Solano

Jacobo Solano

10 de Octubre de 2016
Responder
Publicar en: 
Silla Caribe
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