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En una semana arrancaría la implementación del nuevo Acuerdo

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Todo está listo para que entre mañana y el martes, el nuevo Acuerdo de paz quede firmado y refrendado, un camino exprés que puede ayudar a empezar a aterrizarlo pero que también tiene el riesgo de mantener muy viva la oposición del No.

Eso ocurrirá porque mañana será refirmado por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño alias Timochenko. Y el martes llegará al Congreso para su refrendación, que ya está decidido que se hará por la vía más rápida, pero menos abierta al debate.

 

El modus operandi

Dos congresistas enterados de las movidas del equipo negociador en torno al mecanismo de refrendación y un asesor de los negociadores, le dijeron a La Silla, por aparte, que el equipo negociador del Gobierno definió proponer a las Farc que se fueran por el mecanismo del Congreso, tras el fracaso del intento para que el No se uniera al Pacto Nacional para apoyar el nuevo Acuerdo, refrendarlo e implementarlo.

Las Farc, que como contamos , querían la vía más rápida para refrendar, concluyeron con el Gobierno que el Congreso era la mejor. Así lo expusieron en un comunicado conjunto con el equipo negociador del Gobierno, que sacaron anoche minutos antes de la alocución de Santos. Lo que no se ha dicho es cuál es el camino exacto.

El debate en el Gobierno era si hacer aprobar una ley o una proposición, que fue la opción que terminó ganando.

En favor de sacar una ley, dijo una de las fuentes, estaba a favor el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, porque le daba más peso y debate a la decisión.

El problema es que sacar una ley en el Congreso es que se demora mínimo tres semanas, tiempo en el que podría ocurrir otro hecho que pusiera en riesgo el cese, como el de Bolívar de la semana pasada. Además, como las leyes pueden ser demandadas ante la Corte Constitucional, esa refrendación quedaba con ese interrogante encima.

En cambio, una proposición (que es una solicitud formal que se hace en el Congreso para citar a debates, cambiar órdenes del día, y otros trámites legislativos) puede salir del Congreso de inmediato, a penas se aprueba, y no puede ser demandada ante la Corte.

Por esas dos ventajas, esa opción tuvo el apoyo del jefe negociador Humberto de la Calle y del senador Roy Barreras.

Ayer, paralelamente al encuentro que sostuvieron los negociadores del Gobierno y de las Farc en donde concretaban el mecanismo de refrendación, Cristo se reunió en el Congreso con los miembros de la Unidad para la Paz, que son los de las bancadas de la coalición de gobierno y las otras que apoyan los acuerdos, como la Verde y la del Polo.

Según le dijeron a La Silla tres senadores asistentes a esa reunión, allí se acordó refrendar con una proposición y estar listos para el anuncio de los negociadores y el presidente Santos, para anunciar la logística.

Así las cosas, una vez las partes refirmen el nuevo Acuerdo en el Teatro Colón, los presidentes de Senado y Cámara, Mauricio Lizcano y Miguel Ángel Pinto, convocarán de urgencia a plenarias para hacerle debate a una proposición firmada por congresistas de los partidos que apoyaron el Sí y que pida que el Congreso avale el Acuerdo.

Esas plenarias se harían el próximo martes, por aparte, con la idea de que sean un debate de control político exprés.

Ante cada una de ellas hablarán el Ministro del Interior y el equipo negociador para que expliquen el texto refirmado.

La idea es que también puedan asistir los líderes del No que no están en el Congreso - líderes cristianos Claudia Rodríguez, de víctimas como Herbin Hoyos, el procurador anulado Alejandro Ordóñez, la ex ministra Marta Lucía Ramírez o el expresidente Andrés Pastrana- para que también intervengan.

Al final, tras una discusión que puede superar las 12 horas, o continuar el miércoles, según calcula el Gobierno, los congresistas, de Senado y Cámara, en sus plenarias, votarán si el Acuerdo se refrenda o no.

Y si las mayorías son favorables en las dos plenarias, el Acuerdo quedaría refrendado.

La mayoría cantada

En teoría, Santos tendría las mayorías para aprobar la proposición.

La U y los liberales, que suman 114 congresistas, 76 en Cámara y 38 en Senado, pintan fijos.

Esos dos partidos arman un bloque interpartidista para presentar un candidato de coalición para las presidenciales de 2018, en las que participarían miembros del Gobierno como el ministro Cristo (liberal), el de Agricultura, Aurelio Iragorri (de La U), y de la Calle (liberal). Y para ir consolidando ese bloque y forjar una imagen de partidos ‘arquitectos’ de la paz, quieren llevar la batuta del debate de la refrendación.

Según le dijeron a La Silla dos congresistas de estos partidos, eso allanaría el camino para consolidar su alianza y luego mantener esa bandera liderando la aprobación de las leyes que implementen el acuerdo.

En Cambio Radical (9 senadores y 16 representantes), partido del vicepresidente Germán Vargas, estarán con la refrendación y la implementación, con peros.

Como contamos, tras el fracaso del último encuentro entre el Gobierno y los del No para lograr un apoyo unánime al nuevo Acuerdo, este tema será el que probablemente defina las presidenciales de 2018, lo que pone a Vargas a dejar la táctica de no tomar partido, a través de su bancada.

Esa decisión parece estar cantada, según le dijeron a La Silla tres miembros del Partido, pues Vargas dio desde hace días la orden de apoyar cualquier mecanismo de refrendación del nuevo Acuerdo.

A pesar de eso persisten las dudas. Dos de esas fuentes contaron que, por ejemplo, el senador Germán Varón mantiene las dudas la falta de una instancia superior en la justicia transicional, y propondría una segunda instancia para dar garantías a los que comparezcan ante el Tribunal Especial.

Este punto, el de la segunda instancia, será discutido en una nueva reunión de bancada para plantear las dudas que aún quedan para trabajar con el Gobierno en el proyecto de reforma a la Constitución que reglamentará la Justicia Especial para la Paz.

Como ese proyecto debe implementar el Acuerdo y en este no hay una instancia superior al Tribunal, ese futuro debate no pinta fácil. Pero dejarlo para ese momento permite que el Gobierno sume los votos vargaslleristas.

Y, al hacerlo, quedarían garantizadas las mayorías para aprobar la proposición.

Pero el Gobierno quiere que la mayoría sea lo más amplia posible, para darle un respaldo más grande y más legitimidad al Acuerdo. Por eso espera que también la apoyen el Polo (9 congresistas), la bancada indígena (6 congresistas) y el Partido Verde (11 congresistas), que ya han dicho que avalan la refrendación.

Si el Partido Conservador se va unánimemente con el Gobierno, sus 18 senadores y 27 representantes sumarían la mayoría absoluta de la refrendación y de la Unidad Nacional con 186 votos a favor del nuevo Acuerdo.

Pero la discusión al interior no será sencilla y se debe resolver en la Convención Nacional del Partido, de este domingo, según dijo a La Silla uno de los miembros de la Dirección Nacional encargado del encuentro.

Aunque esa fuente cree que la Convención ordenará refrendar los acuerdos, la cuestión no es tan sencilla.

Primero porque el saliente director del Partido, David Barguil, no está de acuerdo con una refrendación en el Congreso.“No busquemos salidas traseras”, le dijo a Santos en una carta el pasado domingo, en referencia a la refrendación vía Congreso.

Y segundo porque a la Convención probablemente asistan los tres conservadores más visibles dentro del No: Ordóñez, la ex ministra Ramírez y Pastrana, quienes han dicho que la refrendación debe ser ciudadana, ya sea por referendo o por plebiscito.

En todo caso, el Gobierno no necesita a los azules, lo que muestra hasta dónde la refrendación pinta fija.

Eso no quiere decir que la otra bancada grande, la del uribismo, se vaya a quedar de brazos cruzados. Y aunque es difícil que evite que se refrende el Acuerdo, si lo puede dejar políticamente debilitado hacia el futuro.

Uribistas ¿a la calle?

El Centro Democrático, parte de la base de que la victoria del No obligaba a un nuevo acuerdo que convenciera a los voceros de esa posición, y desde el lunes puso como exigencia para un Acuerdo con ellos que se refrende por vía popular. Es decir, exactamente lo que el Gobierno y las Farc descartan por costoso y demorado.

Como ya es fijo que no va por ese camino, en la bancada se han planteado alternativas para rechazarla. La senadora Paloma Valencia propuso, por ejemplo, que el Partido lidere una recolección de firmas para desconocer el nuevo acuerdo y la refrendación. Y José Obdulio Gaviria ha hablado de hacer una campaña de desobediencia civil (es decir, de desacatar las decisiones del Gobierno por considerarlas ilegítimas).

Pero todavía no han definido el camino, pues falta una reunión de toda la bancada que incluya al ex presidente Uribe. Él, por ahora, no ha mostrado una decisión concreta.

“Vamos a ver qué se hace en promoción de un referendo, nos toca trabajar en el Congreso y en la calle”, dijo anoche y sin dar detalles. Y ante una pregunta de un periodista sobre el apoyo a la desobediencia civil como alternativa, prefirió no responder.

Del lado del Sí, se mantienen las ilusiones de lograr un acuerdo con el uribismo, por lo menos de labios para afuera: en su alocución de anoche Santos dijo que no cerraba la puerta al diálogo con el uribismo y los demás líderes del No. Sin embargo, dadas las exigencias de éstos, esa opción no parece muy viable.

Quizás tenga más opciones lo que propone la senadora Claudia López, quien le dijo a La Silla que seguirán trabajando para que puedan llegar a algunos consensos en los proyectos de ley para implementar el Acuerdo, que deben arrancar con la presentación de la ley de amnistía que, como contamos, con mensaje de urgencia estaría lista en tres semanas.

Pero es difícil que esas propuestas se concreten. No solo por la distancia que ya ha marcado el No, por su exigencia de que se haga un referendo o plebiscito para refrendar cualquier texto, y porque ya senadores como Alfredo Rangel han dicho que el Congreso no tiene la legitimidad para refrendar, sino porque al elegir una proposición como el camino legislativo, el Gobierno escoge un debate muy breve, todo lo contrario de la campaña larga y pública para una nueva votación popular.

Por eso es probable que el anuncio de una refrendación vía proposición, y no vía ley, sea mal recibido en el uribismo. Y que, más bien, refuerce la teoría del “conejazo”: ya no solo porque el Gobierno no habría renegociado con las Farc impulsando las principales propuestas del No, sino porque habría sacado del sombrero un camino exprés para refrendar el texto que rechazan.

Eso dejaría la implementación, que por fin se ve cercana a arrancar, con unos enemigos enardecidos, y haría más difícil acabar la polarización que dejó la campaña del plebiscito del 2 de octubre.

La Silla
Juan Manuel Santos Calderón

Juan Manuel Santos Calderón

Presidente de la República

Humberto De La Calle

Humberto De La Calle

Negociador Jefe del Gobierno

Alias Timochenko

Alias Timochenko

Comandante en Jefe de las FARC


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