Uno de los puntos más debatidos de la reforma tributaria que está en el Congreso, y cuya ponencia tampoco se conoce hoy, es la propuesta de cobrar 300 pesos por litro a las bebidas azucaradas industriales que se venden en el país. Ese impuesto, que busca mejorar la salud de los colombianos al desincentivar el consumo de esas bebidas, ha despertado una fuerte oposición de gremios, productores de azúcar y de gaseosas, y de algunos congresistas como el uribista Iván Duque.
Para ayudar a aclarar el peso de los argumentos de los dos lados, le aplicamos el detector a los más importantes, y encontramos que el ministro de Salud ha defendido el impuesto con verdades, verdades a medias y argumentos exgaerados o apresurados, y que quienes lo critican han mezclado verdades a medias, argumentos discutibles o apresurados, y un par de mentiras.
Estos son los argumentos, con su respectivo detector de mentiras.
“No existe evidencia empírica ni estimada que concluya que el consumo de bebidas azucaradas tiene un impacto negativo sobre indicadores de salud como obesidad y diabetes”
Explicación: No es cierto que no exista evidencia, sino que hay un debate sobre la validez de la que se ha encontrado. Pero esa discusión está permeada por los intereses de quienes producen y venden bebidas endulzadas.
Un reciente estudio de investigadores de la Universidad de California que revisó 60 artículos académicos sobre el tema, publicados entre el 2001 y 2016, halló que 26 no encontraron relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la obesidad y diabetes, mientras que 34 sí.
Pero ese mismo análisis muestra que todos los papers que no encontraron un vínculo fueron financiados por la industria de las bebidas. En cambio, 33 de los 34 que sí evidencian una relación fueron investigaciones independientes (el otro fue financiado por la industria). Y por eso la conclusión de que no hay evidencia es, por lo menos, dudosa.
Otro meta-análisis de 32 artículos, concluye que sí existe evidencia para afirmar que el consumo de bebidas azucaradas promueve el aumento de peso entre adultos y niños, que es justamente lo que EConcept dice que no hay.
“Las bebidas no alcohólicas son una fuente marginal de calorías, ellas aportan el 2,7 por ciento del gran total y, por lo tanto, no son un factor determinante en nuestra dieta”
Explicación: Es cierto que las bebidas azucaradas no representan un gran porcentaje del total de calorías consumidas, pero no que no sean un factor determinante de la dieta.
Esto se debe a que las calorías que aportan estas bebidas son “vacías” en dos sentidos. Por un lado, el metabolismo está hecho para que todo lo que se bebe se absorba rápidamente, por lo que cualquier caloría que no se mastica se convierte más rápidamente en tejido graso.
Por otro, como no aportan ningún otro nutriente, no generan la sensación de saciedad.
Eso crea un efecto metabólico que hace que estas calorías generen una menor sensación de saciedad y una mayor tendencia a comer más entre comidas.
“La opinión de los expertos es clara. El exceso en el consumo de azúcar es el mayor causante de la obesidad y de enfermedades relacionadas”
Explicación: Aunque no existe ninguna investigación que compare todas las causantes de la obesidad y de enfermedades relacionadas para conlcuir que que el exceso de azúcar es “el mayor causante”, hay consenso en que es una causa fundamental.
Por ejemplo, aunque el sedentarismo es otra causa fundamental, una investigación de 2009 que estudió qué era mejor para reducir la grasa del cuerpo y otros indicadores de salud, si reducir las calorías, aumentar la actividad física o combinar las dos, concluyó que ingerir menos calorías es el método que más efectos tiene. Incluso, mostró que sumarle ejercicio no lleva a cambios significativos.
“Las bebidas azucaradas son fuente de calorías “vacías”, sin ningún aporte nutricional”
Explicación: Es cierto que las bebidas azucaradas son fuentes de calorías vacías, las que entran en el organismo y aportan energía rápida pero no traen más nutrientes. Por lo tanto, no suplen la necesidad de alimentarse.
“En Colombia las bebidas azucaradas son causantes de 13 % de la mortalidad por diabetes, de 5 % de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y de 1 % de la mortalidad por neoplasias asociadas. Dos gaseosas al día incrementan el riesgo de tener diabetes en 100 %”
Explicación: Las cifras para atribuir esos efectos a las bebidas azucaradas a las enfermedades provienen de un estudio del Ministerio de Salud, realizadas con información de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional de 2010 y cálculos entre 2011 y 2014.
Sin embargo, no existen estudios independientes para comparar estas cifras y la nueva Encuesta Nacional de Situación Nutricional está en proceso de levantar información, así que solo habrá datos más precisos el próximo año.
“El impuesto a bebidas no alcohólicas propuesto como respuesta a disminuir los índices de sobrepeso en varios países no han significado una disminución en los indicadores de salud como obesidad y diabetes”
Explicación: Este tipo de impuesto es nuevo en varios países y por eso no es fácil concluir cuáles son sus efectos sobre la salud pública. Finlandia lo introdujo en 2011, Francia en 2012, Hungría en 2011 y México en 2014 , pero según un estudio, realizado por médicos de Harvard, Columbia y la OMS se necesitan entre 5 y 10 años para que una política pública modifique el índice de masa corporal (IMC) de toda la población de un país.
“El impuesto a bebidas no alcohólicas (…) ha fomentado el contrabando y el desempleo y grandes pérdidas para la industria y los comerciantes”
Explicación: En cuanto al contrabando, no se encontraron investigaciones que relacionen el impuesto a bebidas azúcaradas con esta problemática.
Sin embargo, es previsible que este impuesto actúe de manera muy similar al del tabaco. En relación a este último, la Organización Mundial de la Salud pone en evidencia en esta presentación que el precio no es el principal factor relacionado con el contrabando de cigarrillos en Europa, sino que se relaciona con el nivel de corrupción del país y la debilidad institucional de los reguladores de impuestos.
Finalmente, el tema del empleo se trata en otras afirmaciones del detector de mentiras, en los que se evidencia que ni la industria de caña, ni los tenderos se ven dramáticamente afectados.
“El impuesto a las bebidas azucaradas no es el fin de la obesidad, es el fin de las tiendas de barrio que generan los ingresos de miles de familias que las atienden”
Explicación: Como lo muestra Johnatan García Ruiz en su entrada en La Silla Llena, en México se afirmó que 25.000 tenderos cerraron gracias al impuesto. Un artículo de El Universal de México, que es el dato que parece retomar Fenalco, explica que los cierres se debieron a varios factores además del impuesto, como la inseguridad, la desaceleración económica, una reforma tributaria y la competencia de tiendas de cadena como Oxxo.
Por eso, decir que la quiebra de los tenderos México se debe al impuesto es por lo menos apresurado.
Lo mismo pasa con la idea general de que al subir un producto se van a quebrar los que venden varios productos. Según la mayoría de teorías económicas los consumidores no dejan de gastar sino que buscan un bien sustituto, y por eso si los tenderos dejan de vender gaseosas pueden vender más agua embotellada, por dar un ejemplo.
En ese caso, las utilidades de los tenderos pueden aumentar o caer, según el margen que le saquen a las gaseosas y sus bienes sustitutos, y a la cantidad que vendan. Como eso es difícil de calcular, pues de entrada no todos los tenderos venden la misma cantidad ni con precios (y márgenes) iguales, el argumento es por lo menos apresurado.
“La propuesta de un impuesto a las bebidas cuando contienen azúcar (…) va a tener efectos muy nocivos para la industria azucarera del Valle, no solo para el renglón de bebidas sino para el azúcar como nutriente”
Explicación: Efectivamente el impuesto va a afectar esa industria, y no solo por el golpe directo de las ventas en gasesosas, que no solo se endulzan con azúcar de caña sino también con jarabe de maíz importado, sino porque se refuerza el argumento de que el azúcar es un nutriente peligroso.
Sin embargo, apenas el 10 por ciento de la caña se usa para producir azúcar. Sus otros usos, que son menos rentables pero también sostienen el sector, incluyen hacer alcoholes o papel. En esa medida, el sector puede girar a otros subproductos de la caña, pero seguramente con márgenes menores.
“[el impuesto] Es una manera de recolectar más dinero”
Explicación: En uno de los pocos en los que el Gobierno y los críticos están de acuerdo es que el impuesto sí va a generar un incremento en el recaudo, es decir, sirve para recolectar más plata.
Sin embargo, no se trata solo de una medida alcabalera, como parece señarla la Andi.
Primero, porque tiene la destinación clara de ayudar a sanear las finanzas del sistema de salud en concreto. Y, segundo, porque el objetivo principal es desestimular el consumo de bebidas azucaradas, lo que redundaría en menos obesidad y menos enfermedades, mejorando la salud de las personas y la presión para que el Estado gaste mucho en salud.
Por eso, incluso si el recaudo no termina siendo importante, porque el impuesto desestimula el consumo, cumpliría su objetivo final.
“(El impuesto lo) que pagará principalmente el grupo de consumidores de menores ingresos”
Explicación: Es cierto que el impuesto le pega más duro a los consumidores de menos ingresos, como ocurre con el IVA a productos de consumo masivo, y en ese sentido es regresivo.
Sin embargo, cuando los impuestos buscan desestimular un consumo subiendo el precio de venta, para así evitar efectos negaticos en esos consumidores (como ocurre con los impuestos al tabaco y el alcohol), el que le pegue más duro a las personas de menores ingresos también tiene un efecto positivo.
“La evidencia disponible sugiere que el impuesto a las bebidas azucaradas sí ayudaría a reducir el consumo de estas (…) un impuesto del 20 % reduciría el consumo en un porcentaje similar”
Explicación: El ministro se refiere a un documento de política fiscal publicado por la Organización Mundial de la Salud, que concluye que si los impuestos están bien diseñados, la disminución del consumo es de esa proporción. Por ejemplo, en Finlandia un impuesto de casi el 1 por ciento redujo la demanda en un 0.9 por ciento, y en Francia, un aumento del precio en 4.5 por ciento redujo el consumo en 3.4 por ciento.
“(Sobre la experiencia de México) Todavía no se cuenta con evidencia definitiva. Pero el consumo sí disminuyó y sigue disminuyendo. Nuestros estimativos sugieren que un impuesto de 20 % podría disminuir el consumo hasta en 23 %.”
Explicación: Uno de los poco estudios después de que se aplica impuesto encontró que cobrar 1 peso por litro (alrededor del 10 por ciento del precio) llevó a una disminución inicial del 6 por ciento de las bebidas azucaradas frente a las ventas esperadas y del 12 por ciento para el final de año, por lo que la tendencia que señala el ministro sí parece ser cierta. Pero la proyección todavía no contaría con la evidencia suficiente para hacerla.
