Quantcast
Channel: La Silla Vacía
Viewing all articles
Browse latest Browse all 10158

La reunión de Santos y Uribe, una oportunidad para la Iglesia

$
0
0

La reunión de esta madrugada en El Vaticano entre el presidente Juan Manuel Santos y su antecesor y opositor, ex presidente Álvaro Uribe, puede terminar con noticias de un acuerdo, de un proceso para que sigan conversando o en nada. Aún sin saber ese resultado, su existencia es una victoria para la iglesia católica colombiana.

Aunque el encuentro no se dio gracias a los obispos, sino al procurador electo Fernando Carrillo, el Papa Francisco sentó a dos archirrivales en un plazo muy breve y cuando la tensión estaba tan alta (por cuenta de la aprobación por la Corte Constitucional del fast track y la presencia de algunos jefes de las Farc en la librería del Congreso antier) que senadores uribistas como Carlos Felipe Mejía hablan de dictadura de Santos.

Por eso, la reunión es una prueba de que la iglesia católica puede ser un protagonista relevante y poderoso en Colombia. Y lo hace en un tema que por años fue su bandera pero que había perdido.

La Iglesia pierde la bandera de la paz

La iglesia, que durante los años ochenta y noventa fue clave en los procesos de paz, perdió ese papel en el que lideró el gobierno Santos.

 

Aunque mantuvo un discurso pro-paz, el crecimiento de movimientos sociales con ese mismo discurso y totalmente laicos le quitaron el papel movilizador que tuvo en el pasado.

Y el rol de mediador tampoco estuvo en sus manos, pues las negociaciones entre el Gobierno y las Farc se hicieron sin intermediarios. Y, como se pactó hacerlas en el exterior y en medio del conflicto, los apoyos llegaron de otros países, en la forma de garantes, y no en instituciones locales.

Además, la misma Iglesia decidió no jugar un liderazgo en el proceso y, sobre todo, no tuvo ninguno en el plebiscito.

En agosto, a mes y medio de la votación, los obispos no se lograron poner de acuerdo y decidieron no tirar línea como institución. La Conferencia Episcopal sacó un comunicado elocuente, que decía que "de ninguna manera, la iglesia católica induce a los colombianos a votar por el Sí o por el No en el plebiscito"

Eso llevó a que cada sacerdote tomara una postura diferente, desde la ferviente defensa del Sí del arzobispo de Cali, Darío Monsalve, hasta la carta pública del obispo de Garzón, Libardo Ramírez, en la que decía que votaría No “a mis 44 años de Episcopado, y, en consonancia, con varios Prelados.”

Esa división hizo que la Iglesia no fuera un actor de la campaña. Aunque muchos curas hayan sido importantes en definir el voto de otras personas, a través de sus sermones o de su trabajo en colegios u obras sociales, y sentimientos e ideas católicas como la búsqueda de la reconociliación o el rechazo a la supuesta ideología de género en los Acuerdos hayan influido en el voto, la iglesia no fue quien se movió para tener esos resultados.

De hecho, la principal movida la dio el mismo Papa en la recta final para la votación, aunque no es claro hasta dónde lo hizo de forma voluntaria ni si su intención era intervenir en los resultados.

Lo que pasó es que en una reunión privada ante el Consejo Judío Mundial el lunes antes de la votación dio unas declaraciones que se conocieron en Colombia y todos los medios entendieron como un apoyo al Sí, al aparentemente condicionar su visita al país a una victoria de esa opción.“Yo prometo, que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y por el reconocimiento internacional, iré a Colombia para celebrar la paz. Y muchas gracias a Santos.”, fue lo que dijo.

Sin embargo, esas palabras llegaron tarde: se divulgaron el viernes 30 de septiembre, dos días antes de las elecciones y cuando muchas personas ya habían decidido su voto. Y no cambiaron la división en la iglesia.

Una realidad en construcción

En contraste, esa campaña fue un despertar de las iglesias cristianas como actor político de primer orden.

Aunque sonaron con más fuerza aquellas que hicieron campaña por el No, especialmente movida por el argumento de la supuesta ideología de género (que compartían con muchos católicos, incluyendo sacerdotes como monseñor Ramírez), también ganaron presencia las que se movieron por el Sí.

Prueba de ese espacio es que tras el resultado el Gobierno se reunió con pastores de las iglesias que apoyaron al Sí, y que luego, en la renegociación, del lado del No hubo delegados de las iglesias cristianas e incluso una sub mesa de negociación solo para ellos y el anulado procurador Alejandro Ordóñez, ferviente católico pero no sacerdote y cuya relevancia se debe en buena medida a que como la iglesia no se definió, él llenó ese vacío.

A pesar de esa falta de liderazgo, la iglesia, ha mantenido una imagen positiva alta, mucho mejor que la de casi todas las demás instituciones

Por ahora, y sin saber hasta qué punto la fractura de los obispos es irresoluble, quien entró en escena es su jefe institucional, el Papa.

Como el trabajo de Carrillo fue directamente con el secretario de estado del Vaticano, Pietro Parolín, y fue éste quien llamo ayer a Uribe para convocarlo a la reunión, la respuesta inmediata del ex presidente de irse para Roma en un avión privado es tanto un gesto a la iglesia como uno a un Estado amigo, el Vaticano.

Y eso significa que si bien la iglesia vuelve al centro de lo que ocurre, por lo menos por ahora quien lo hizo no fue la iglesia colombiana.

Al momento de publicar esta nota la reunión no había iniciado, y no era claro si el Papa podría lograr un éxito como el que tuvo al mediar entre Barack Obama y Raúl Castro (un proceso que llevó a la reapertura de embajadas entre Esatdos Unidos y Cuba, tras más de 50 años sin relaciones diplomáticas); si el encuentro se va a quedar en un acto simbólico como la oración conjunta entre el presidente de Israel Shimon Peres y el palestino Mahmud Abas; o si terminaría siendo un proceso fallido, como el del intento de mediar entre el presidente venezolano Nicolás Maduro y sus opositores.

Si termina ocurriendo lo primero, la iglesia católica habrá recuperado el liderazgo en asuntos de paz, la visita del Papa a Colombia el próximo año - que se viene anunciando desde 2015 y que el arzobispo Luis Augusto Castro aclaró que se hará así haya ganado el No - tendrá una fuerza renovada, el país empezaría a pasar la página de la polarización, y la implementación de los Acuerdos con las Farc tendrían una mayor legitimidad.

Pero un éxito de ese tipo no va a enmendar las fracturas de la iglesia en Colombia por si solo, y si depende en exceso del Papa no necesariamente va a tener un efecto duradero sobre el liderazgo de la iglesia en el país. Pero, en todo caso, el éxito no depende solo del Papa, sino de Santos y de Uribe.

La Silla
Darío de Jesús Monsalve Mejía

Darío de Jesús Monsalve Mejía

Arzobispo de Cali

Álvaro Uribe Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Ex presidente de la República y Senador

Juan Manuel Santos Calderón

Juan Manuel Santos Calderón

Presidente de la República


Viewing all articles
Browse latest Browse all 10158

Trending Articles



<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>