La pregunta es irrespetuosa, claro, porque supone una especie de interés indebido en las actuaciones del Fiscal General de la Nación. Desafortunadamente los niveles de desconfianza que se han tomado todas las relaciones en Colombia hacen que esa sea una pregunta que se hacen los ciudadanos respecto de la actuación de cualquier persona en el ámbito de lo público.
Al Fiscal Martínez lo cuestionaron cuando se postuló para ese cargo porque tenía amigos poderosos y porque había sido abogado de otros tantos de ellos. Se suponía que ya en la Fiscalía iba a estar al “servicio” de ellos y en especial del vicepresidente Germán Vargas.
En los medios y los propios políticos reproducen permanentemente ese grado de desconfianza. Nadie supone, como debería, que detrás de la conducta de las personas hay un interés altruista o genuinamente de cumplimiento del deber.
Martínez quiere hacer una buena gestión en la Fiscalía y su motivación puede ser simplemente esa o la que tienen buena parte de las personas que están en esos niveles del servicio público que es la vanidad. Les gusta sentirse importantes, eso es lo que los satisface genuinamente.
El Fiscal va a ser muy protagonista. Ya lo está siendo. Su tema es la lucha contra la corrupción y ya ha generado bastante ruido: en Córdoba hay detenciones de responsables del “cartel de la hemofilia” y del de regalías que amenazan con comprometer al anterior Gobernador; en el Tolima avanzan con éxito las investigaciones sobre el robo de las obras de los juegos nacionales; en Cartagena detuvieron un concejal y la delegada de la Registraduria por comprar y vender la curul; en Santander metieron presa a la directora de la Corporación Autónoma Regional. En fin.
Ahora le cayó el caso Odebrecht, que le llegó con pruebas desde los Estados Unidos e interés de colaboración de los implicados, lo que llevó a la rápida detención del ex viceministro García y le permite anunciar que pronto habrá más implicados, aunque había exonerado en declaraciones públicas a Cormagdalena que suscribió un cuantioso contrato con la firma brasileña.
La Fiscalía exoneró a Oscar Iván Zuluaga por el caso del hacker Sepúlveda, pero la providencia es una dura acusación contra su campaña. En resumen, dicen que hay evidencia de que desde la campaña se determinaron una serie de delitos, pero concluyen que en eso no participó Zuluaga.
En época preelectoral las actuaciones de la Fiscalía de Martínez producen una consecuencia política que paradójicamente es la inversa de la que le atribuían: quien se ha esforzado por ser amigo del establecimiento podría terminar ayudando a las aspiraciones de los candidatos anti-establecimiento.
La bandera de la lucha anti-corrupción la izaron ya para la campaña: Claudia López, Jorge Robledo, Gustavo Petro y Sergio Fajardo, es decir, casi todos los candidatos que pueden realmente disputarle a Vargas su aspiración de llegar a la Presidencia.
Hay latente un clima de opinión contra los políticos que podría expresarse electoralmente en el 2018. La reforma tributaria y los escándalos de corrupción han echado fuego a esa candela. La apuesta de varios es a lograr que ese sea el eje de la campaña para las elecciones del próximo año y Martínez ahí puede ayudar mucho, a pesar de que los que hacen la campaña anti corrupción fueron varios de los que más se opusieron a su elección como Fiscal.
En Colombia el tema anti corrupción ha estado presente siempre, pero –salvo en los casos de Mockus y de Petro que les sirvió para ganar la Alcaldía de Bogotá- casi nunca ha producido réditos electorales. Al contrario, en varias regiones del país ganan las elecciones los que más sindicaciones de corrupción tienen.
La pregunta es si nos llegó el momento y en ese caso para dónde vamos. En el Perú lo intentaron hace ya décadas y terminaron en Fujimori. En Venezuela lo hicieron y terminaron en Chávez. Podemos en España parece haber llegado a su techo más rápido de lo esperado.
¿Cuál es el espacio político de los indignados? ¿Es verdad que los más indignados son los que no votan y que si algún día votan hacen la revolución?
El pesimismo un poco injustificado que según las encuestas caracteriza el clima de opinión parece reflejar ese grado de indignación. ¿Si las cosas no van tan mal porqué la gente mayoritariamente cree que van mal y que van a empeorar? ¿Ese pesimismo se expresará en indignación anti establecimiento en las próximas elecciones?
Es temprano para vaticinar cuál va a ser el eje de la campaña presidencial del próximo año, pero lo que haga Martínez en la Fiscalía puede ser determinante. Que no quede duda: cada escándalo, cada preso, cada ruido en la radio abona el terreno para que un candidato anti establecimiento tenga opción seria de llegar a la Presidencia.

Opinión
Néstor Humberto Martínez
Fiscal General de la Nación