Aunque la Corte Suprema tiene agendada para este jueves la votación para elegir la terna de reemplazo de Nilson Pinilla en la Corte Constituciuonal, todo indica que esta semana no habrá humo blanco. El presidente de la Suprema, Luis Gabriel Miranda, y su aliada la ex presidene Ruth Marina Díaz van a estar fuera de Bogotá y sin la presencia de ellos es improbable que se vote y, aún si se vota, es difícil que se logre la mayoría de 16 votos entre los 23 magistrados.
Por ahora parecen fijas dos personas en la terna, y la semana pasada estuvieron a tres o cuatro votos de lograr los 16. La primera es Gloria Stella Ortiz, constitucionalista y mano derecha del Fiscal Eduardo Montealegre, quien tiene la debilidad de que es más liberal que Pinilla y que es sobrina política de Luis Guillermo Guerrero, magistrado de la Constitucional.
La segunda es Jorge Luis Quiroz, magistrado auxiliar de Miranda - el presidente de la Suprema, parte de la coalición mayoritaria - en la Sala Laboral de la Corte Suprema y quien tiene todo el apoyo de su jefe. Según supo La Silla, Quiroz fue el que alcanzó más votos en las infructuosas votaciones de la semana pasada gracias a que Miranda ha exigido la designación de su subalterno como cuestión de honor para él y para la Suprema, que así puede tener un candidato de su entraña en la terna.
El tercer cupo es el que está más enredado. Suenan tres. Por una parte está la secretaria general de la Constitucional Martha Sáchica, conservadora y una de las personas que mejor conoce la Corte Constitucional por dentro, pero sin grandes apoyos en la Suprema.
La segunda es la secretaria jurídica de Presidencia Cristina Pardo, ex magistrada auxiliar de la Corte y también conservadora, quien tiene el gran problema que entre varios magistrados de la Corte Suprema cae mal que el Gobierno quiera usarla para poner un magistrado en la Constitucional, cuando ya terna directamente a otros tres miembros de ésta. Prefieren tener una terna más propia.
Por eso el más fuerte parece ser el ex auditor general Jaime Ardila. Este abogado santandereano es muy cercano a la poderosa Ruth Marina Díaz, cabeza de la coalición mayoritaria en la Corte, y al procurador Alejandro Ordóñez, además de que tiene pasado político y entrada en el Congreso, aunque tiene cero experiencia en derecho constitucional y es de origen liberal.