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La prudente ausencia del partido de Peñalosa

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El lunes pasado en las horas de la noche, promovido por lasillavacia y el programa 3600, tuvo lugar el primer debate entre algunos de los partidos que aspiran a que su candidato sea el próximo presidente de la república. Asistieron sus fórmulas vicepresidenciales. Casi todas.

El programa se trasmitió por el canal Cablenoticias de propiedad de un grupo de empresarios venezolanos y la petrolera Pacific Rubiales. Y lo señalo sólo para manifestar mi inquietud por lo que para la necesaria imparcialidad en la información que llega a los colombianos pudiera significar que la propiedad de un medio de comunicación local se encuentre en manos extranjeras y de manera especial teniendo en consideración la difícil situación de orden público y restricción a la libertad de prensa que agobia hoy al pueblo venezolano. Pero también, y es un debate que no se deja iniciar, porque es aberrante que los magnates y potentados de la economía administren a su libre albedrío los medios de comunicación, informando sólo aquello que a su parecer debemos conocer, pero no sobre aquello que afecte sus intereses. ¿Qué hace una petrolera como accionista de un canal de noticias? ¿Qué hace Luis Carlos Sarmiento dueño de El Tiempo y de City T.V.? ¿Ardila Llule de RCN y NTN24? ¿Los Santo Domingo de Caracol y El Espectador?  Podría uno llegar a pensar que eso de la libertad de prensa tampoco es que brille en nuestro país, aunque acá nunca falte papel.

Del debate mencionado, que en rigor no lo fue propiamente pues el espacio se orientó a la formulación de preguntas, aunque no por ello de menor valía, pude con claridad sacar mis propias conclusiones:

1.    Que de volver Uribe a la presidencia bajo la fachada de Centro Democrático o  Partido Conservador, Colombia rompería relaciones con Venezuela. Así lo dejaron entrever los representantes de los dos partidos uribistas que asistieron al debate.

2.    Que los mismos partidos están de nuevo dispuestos a desconocer los acuerdos y tratados internacionales si de ¨salvar las instituciones¨ se tratara, como fue el anuncio del presidente y candidato Santos en el caso del depuesto alcalde mayor de Bogotá: tampoco ninguno hubiera acogido las recomendaciones de la Comisión interamericana de Derechos Humanos.

3.    Que el uribismo tendría para presentar a consideración de los bogotanos dos opciones para la alcaldía Bogotá, en sus próximas elecciones atípicas: Francisco Santos y Enrique Peñalosa. Si bien éste último se encuentra en plena campaña para la presidencia, curiosamente fue nominado en el debate como la fórmula del Partido Conservador. Quizá un lapsus iluminador.

4.    Que los partidos tradicionales no avanzan en la garantía del goce de los derechos fundamentales y libertades individuales y persisten en la discriminación de la población por sus preferencias sexuales: ninguno reconocería como matrimonio a la unión legal de parejas del mismo sexo y seguramente ninguno posibilitaría la adopción de niños por las mismas.

5.    Que del proceso de paz con las FARC sólo les interesa lo relacionado con el pago y castigo por los delitos cometidos pero nunca piensan que es una oportunidad para modificar las causas que generan o perpetúan la injusticia social y la desigualdad en el país. Las referencias a la necesidad de mejoras en la salud, en la educación, en la justicia no pasaron de los lugares comunes propios de todos los debates electoral. Poco o nada les interesa lo del medio ambiente, del agotamiento del agua y de los recursos naturales. Sólo la llegada de capital externo.

7.   Que los señores candidatos del Centro Democrático y del Partido Conservador quieren hacernos creer que sus partidos, llámense como quieran ahora llamarlos, nunca han participado de la corrupción en el país y que su bandera es la lucha frontal contra ésta. Bien sabemos que nunca partido diferente al de ellos ha tenido oportunidad de estar al frente de los destinos del país: ellos y sólo ellos lo han esquilmado. Y lo siguen haciendo.

Faltaron dos fórmulas vicepresidenciales al debate: Vargas Lleras y Segovia. El primero, supongo, por saberse puntero en las encuestas y sobretodo por creerse él mismo superior.  Y porque además, ya todos lo sabemos, que si Santos gana de nuevo no habrá nada de novedoso en su gobierno. En cuanto a Segovia, la fórmula de Peñalosa, no puedo menos que quitarme el sombrero por su prudencia en no asistir. Seguramente a estas alturas aún no tienen nada que decir, no saben todavía, no se han puesto de acuerdo en qué hacer ni qué proponer, mas que felicidad, jardines infantiles y parques para todos.

A lo mejor me equivoco y su inasistencia obedeció a una doble causa: de una lado la Unión Temporal Alianza Verde se siente muy bien representada por el Centro Democrático y el Partido Conservador. O, por el contrario, albergan el temor de que el programa televisivo pudiera dejar en evidencia el jueguito de querer estar con todos: con el centro, con la izquierda y con la derecha. Queremos lo que nos une. No lo que nos divide. Pero quizá también y con razón, el temor de  verse descubiertos por alguna pregunta relacionada con la responsabilidad que le asiste a Peñalosa y a su partido, (no sé cuál) por la catastrófica situación de la educación en el país: la señora Cecilia María Vélez, actual rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, detentó durante los ocho años de Uribe, el ministerio de Educación. Y fue la Secretaria de Educación de Bogotá durante la administración de Peñalosa, heredada por Mockus: 14 años en la dirección sectorial. Y Segovia, la fórmula peñalosista a la vicepresidencia, fue una de las principales asesoras de Vélez en el ministerio.  Ahora que no se laven las manos.

 

Adenda: La única lúcida, Aída Abella

 

 

 


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