Hasta que se murió García Márquez, el tema de la sequía en Casanare ocupó la primera plana de todos los medios de comunicación. En radio, en televisión y en los periódicos dispararon las alarmas sobre la sequía en este departamento. “La sequía está matando al Casanare”, “Casanare muere de sed”, “los chiguiros en vías de extinción” fueron algunos de los titulares. Fotos de los chiguiros muertos causaron sensación. En el Congreso, los senadores Jorge Enrique Robledo y Maritza Martínez citaron a un debate de control político para establecer las responsabilidades de las petroleras en este “desastre ecológico”, como lo llamaron en la comisión Quinta. El gobierno salió rápidamente en defensa de las petroleras. Ante estas múltiples versiones, La Silla investigó y encontró que se han generado varios mitos alrededor de esta noticia.
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El Tiempo.com acuenta con una galería fotográfica titulada “Casanare enfrenta una de sus peores sequías” y la versión online de El Heraldo dijo que la “Sequía está matando al Casanare” el 29 de marzo.La Silla consultó a los biólogos German Andrade, y Alfredo Navas, profesores de la Universidad de los Andes que lideran la investigación sobre amenazas al medioambiente Navas tiene estudios sobre el Casanare y Andrade ha escrito varias columnas en El Espectador sobre el Casanare. Ambos coinciden en que lo que está sucediendo en el Casanare es un ciclo normal de las sabanas de esta región. Es más, dicen que las sabanas existen porque hay veranos e inviernos muy fuertes, y que lo sucedido en el municipio de Paz de Ariporo puede ser causado por un proceso natural que este año se intensificó por falta de lluvia. Paz de Ariporo en 2012 fue afectado por la ola invernal y siete de sus veredas se inundaron, evidenciando que el municipio cuenta con las características particulares de las sabanas de la región.
El 21 de marzo en un artículo “"No se tomaron las medidas a tiempo: Gobernación sobre sequía en el Casanare” publicado por El Espectador el jefe de Pronósticos del Ideam, Cristian Euscategui, señaló que en la región de la Orinoquía cada año, entre diciembre y marzo, es habitual la temporada seca, por lo que este no es un fenómeno inesperado.
Por otro lado, Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt explicó en Prensa Verde que en " las sabanas del llano a partir de noviembre deja de llover para dar entrada a la época seca en la que todo lo que hay ahí se muere o tiene adaptaciones biológicas hasta la siguiente estación".
Tampoco es cierto que todo Casanare esté seco. La sequía está circunscrita al municipio de Paz de Ariporo, y específicamente a tres de sus veredas, Caño Chiquito, Normandía y Centro Gaitán. Paz de Ariporo es uno de los 19 municipios del departamento, aunque su extensión es tan grande (13,800km2 ) que tiene 31km2 más que Cuba.
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A raíz de esta noticia en la que fotos de los chigüiros muertos aparecieron por todo lado, las2Orillas.com recuperó un artículo del 2013 en el que afirmó que uno de los animales en vías de extinción era el chigüiro. Esta información no es precisa. En el mismo medio, la Ministra de Ambiente Luz Helena Sarmiento afirmó en una entrevista posterior lo siguiente: “No fue la tragedia que los medios presentaron en Casanare; allí hay un millón de chigüiros en Casanare [...] solo se murieron 6.000″.
Si bien no es claro de dónde sacó la Ministra el número de animales que murieron este verano porque no hay un censo ni de cuántos animales silvestres hay en el Casanare ni de cuántos murieron sí es un hecho que los chigüiros no se encuentran ni en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza- UICN, ni en la lista Roja de los mamíferos en Colombia, que son las autoridades sobre especies en vías de extinción. Es más, tanto el Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde, como el biólogo Germán Andrade, han afirmado que lo que existe es una sobrepoblación de chigüiros.
Esta sobrepoblación se debe a la falta de reglamentación; el INVIMA aún no ha establecido los parámetros para el consumo de su carne en el país y tampoco se tienen los permisos sanitarios para su venta. Por esta razón, los llaneros optan por la venta ilegal de su carne pero el mercado no es suficientemente grande para la cantidad de chiguiros que hay, sobre todo después de que hace 10 años Colombia prohibió su exportación a Venezuela.
La sobrepoblación es tal que se han vuelto un problema para los palmicultores ya que estos animales se comen la palma y con frecuencia los matan para evitar que la palma se pierda.
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En la comisión V del Senado, los senadores Maritza Martínez y Jorge Enrique Robledo citaron a un debate de control político sobre el Casanare el pasado 22 de abril en el que el Senador Robledo afirma que parte de de la responsabilidad del daño ambiental que vive el Casanare la tienen las petroleras. Su principal fuente es el ingeniero Oscar Vanegas. Vanegas fue uno de los miembros a la lista al Senado por el Polo Democrático Alternativo, y su principal hipótesis es que la sísmica realizada por las empresas está causando grietas en la tierra generando cambios en el ciclo natural del agua.
Cuando La Silla contactó a Vanegas y pidió las fuentes de su investigación, el ingeniero se remitió a su propia experiencia entrevistando campesinos en el Casanare y en sus observaciones empíricas ya que él no ha contado con recursos para hacer estudios técnicos del suelo. También se ha basado en tesis de pregrado de la facultad de ingeniería de petróleos de la UIS, investigaciones que La Silla no pudo obtener por parte del ingeniero a pesar de habérselas pedido durante tres días.
Dado que la información de Vanegas, sobre las que se basó el senador Robledo, no está respaldada tampoco en estudios científicos sobre el impacto de la sísmica en el Casanare es difícil concluir la responsabilidad que se le atribuye a las petroleras, aunque es posible que sí tengan algo que ver dados los estudios sobre el impacto de la sísmica hechos en Estados Unidos.
El Servicio Geológico de Estados Unidos, agencia científica encargada de estudiar los suelos, los recursos naturales y posibles amenazas del medio ambiente del gobierno de los Estados Unidos en conjunto con la petrolera Chevron, en un estudio del 2010, coinciden junto al Instituto PEMBINA, ONG canadiense cuya misión es prevenir las amenazas ambientales, en que la exploración sísmica, puede producir erosión de la tierra, sedimentación y contaminación de las aguas subterráneas si no se realiza de manera adecuada.
La sísmica es uno de los primeros pasos para establecer si es viable o no una perforación para la extracción de petróleo. Funciona con el uso de ondas sísmicas permitiendo determinar cuáles capas de la tierra deben ser perforadas y a qué profundidad. Al no existir estudios técnicos por parte del Instituto Geológico de Colombia sobre las repercusiones de la sísmica en el Casanare es difícil establecer que las petroleras no son responsables de la sequía de este año
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Si bien no se sabe a ciencia cierta si las petroleras son las culpables de la actual sequía tampoco hay evidencia fuerte para sostener lo contrario. De los 16 campos de petróleo que tiene Colombia, cuatro están en el Casanare y de los 19 municipios, nueve de ellos son productores de petróleo. Empresas como Geopark, Parex, New Granada, Perenco, Cepcolsa, Petrominerales, Pacific Rubiales, Tabasco, Ecopetrol, Equión, Canacol e Interoil, le generan al departamento el 71 por ciento de su PIB, es decir que el departamento tiene una alta dependencia de la explotación del crudo.
Cuando surgieron las acusaciones sobre que la sequía obedecía a la explotación petrolera, el gobierno fue enfático en defender a las multinacionales y exonerarlas de responsabilidad. En sus primeras declaraciones, el Viceministro de Energía Orlando Cabrales Segovia afirmó que- “Agua y petróleo no son antagonistas. Son el futuro y el gran desafío que tiene este país para impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de todos los colombianos”.
Para respaldar esto el gobierno se basa en un estudio del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, sobre el uso del subsuelo y manejo del agua a nivel nacional en el que afirman que las petroleras usan el 0.7 por ciento del total del uso del agua, mientras que el 98 por ciento es utilizado en agricultura. Sin embargo el gobierno no ha hecho un estudio específico sobre el Casanare. Y tampoco sobre el impacto de la sísmica.
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En los cinco pecados de la tragedia del Casanare publicado por Instituto geográfico Agustín Codazzi (IGAC), uno de los pecados es que en el cucuy reinan los cultivos, alterando el equilibrio de los suelos.
El departamento cuenta con el complejo del Cocuy, Complejo Pisba, Complejo Tota-Bijagual-Mamapacha, Complejo Chingaza, y Complejo Cruz Verde-Sumapaz.
Los tres grandes complejos son: el Cocuy, que aunque el páramo está afectado, sigue habiendo glaciar como lo afirman los Biólogos Alfredo Navas y Santiago Madriñan Restrepo - “del páramo hacia abajo está conservado por ende es poco probable que el complejo del cocuy este afectando los ríos del Casanare , Lo contrario pasa con el complejo Tota- Bijagual- Mapacha que por siembra de cebolla y papa está bastante deteriorado además el río cravo sur está contaminado.- Afirma Navas. Por otro lado se encuentra el complejo de Pisba, siendo el más afectado ya que existe minería ilegal de carbón difícil de medir y controlar afectando la calidad y cantidad del agua de los ríos.
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Al igual que las petroleras los agricultores se defienden por las posibles responsabilidades en la sequía que vive el municipio de Paz de Ariporo. Sin embargo, las sabanas del Casanare han sido reemplazadas por palma, arroz y ganado.Once zonas palmeras se encuentran en la región, y poderosos de la agricultura como Ingenios Manuelita han venido incursionando con 37 mil hectáreas de palma para biocombustibles entre Meta y Casanare en la última década.
Con respecto a los arroceros, el 32% de la producción nacional de arroz se encuentra en Casanare y después de Antioquia y Meta es el departamento con mayor número de cabezas de ganado. Estas cifras son interesantes, si revisamos el informe del uso de agua del Ideam, el sector palmicultor consume 0,7 litros de agua por segundo por hectárea cultivada y el sector arrocero 1litro de agua por segundo por hectárea cultivada. Cambiando así las dinámicas del proceso extractivo del agua que deben ser estudiadas por el Instituto Geológico Nacional para la regulación de su uso, ya que al no existir un control real del uso del agua no se les puede excluir de las posibles causas.