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Indicios y apuestas

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El testimonio de Rodrigo Pardo, director de noticias del Canal RCN, y el video que lo acompaña, son a mi juicio la prueba reina de que el uribismo está dispuesto a usar medios obtenidos ilegalmente para lograr sus propósitos.

Que Luis Alfonso Hoyos, persona a la que conozco y aprecio, haya optado por ir a donde un periodista de la talla intelectual y ética de Rodrigo, con una persona que confiesa dedicarse a realizar conductas ilegales con el objeto de difundir la teoría de que las FARC ayudan a Santos a su reelección para montar una "dictadura castro-chavista" en Colombia demuestra que esa campaña no solo llegó al delirio sino que -incluso una persona como Hoyos de la que muchos tenemos la mejor opinión- está dispuesta a jugar con el "todo vale".

Hasta ahora no hay una prueba directa de que el uribismo esté haciendo interceptaciones ilegales de comunicaciones, pero con lo que pasó esta semana ya no hay discusión sobre sí está dispuesto a usar información que se obtiene por medios ilegales -a sabiendas- para sus propósitos políticos: está dispuesto y sin recato.

Además de la prueba de que "todo vale", los hechos de estos días agregan indicios, es decir unos hechos de los cuales se pueden inferir otros, de que pueden haber llegado incluso a más.

La información sobre la "mermelada", que habrá que investigar rigurosa y estrictamente, está contenida en un documento "robado" de un computador ubicado en una oficina de la Casa de Nariño en la que hasta hace unos pocos meses trabajó una persona vinculada a la empresa que contrató la campaña de Zuluaga para nutrir sus redes sociales y para una cosa rarísima que llaman "seguridad informática", que tienen que contratar bancos para citar algún ejemplo pero uno se pregunta si lo tienen que hacer campañas políticas.

Las fotos privadas de unos guerrilleros de las FARC tomando ron en La Habana y usadas para desprestigiar el proceso de paz solo pudieron ser obtenidas mediante la interceptación ilegal de comunicaciones o con "actividades de inteligencia" igualmente ilegales. La Fiscalía ha dicho que la oficina contratada por la campaña de Zuluaga interceptaba mails de miembros de las FARC en La Habana. Ahí hay eso que los abogados llamarían un indicio, que si bien no es prueba suficiente si es fundamental para desarrollar las hipótesis de la investigación.

La información sobre las coordenadas en las que se debería desarrollar una operación para llevar unos negociadores de las FARC a La Habana sólo pudo haberse obtenido por medios ilegales. La oficina contratada por el Centro Democrático "chuza" , dice la Fiscalía, comunicaciones por donde circula información del proceso de paz. Tercer indicio.

El acuerdo para iniciar un proceso de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, mientras tenía el carácter de confidencial y secreto, sólo pudo haber sido conocido después de que alguien hubiera obtenido o filtrado esa información violando la ley. Cuarto indicio.

En todos los casos se podrá alegar por parte de quienes -todos de la cúpula del uribismo- finalmente revelaron información obtenida por medios ilegales, que ellos no interceptaron, sino que alguien se las dio porque le parecía gravísimo y que las revelaron por "prestarle un servicio a la patria", con el único interés de defendernos del Castro-chavismo. Está bien, sólo que a partir de esta semana la Fiscalía tiene unos indicios -es decir unas pruebas, porque el indicio es una prueba- que le permitirán avanzar en la investigación en todos esos casos hasta dar con quienes hicieron o fueron determinadores de los delitos en los que se obtuvieron los documentos revelados para servir a la patria.

Hasta antes del testimonio de Pardo era aceptable, además por la presunción de inocencia, que el uribismo había contratado unos servicios legales a una empresa que cometía ilícitos pero no relacionados con la relación con la campaña de Zuluaga y que probablemente tenía otros contratistas a quienes tampoco, ni mucho menos, se les podría endilgar responsabilidad alguna sobre hechos que no tenían porqué conocer. Ahora hay otras explicaciones que dar.

A todo lo anterior, el ex Presidente Uribe decidió sumarle una apuesta, que no puede ser interpretada sino como un "van mis restos", todo o nada. El senador afirmó que la campaña de Juan Manuel Santos en 2010 había recibido dos millones de dólares provenientes del narcotráfico a través de JJ Rendón. Una persona de la representatividad política de Uribe no puede hacer esa afirmación -que pareciera temeraria- y no tener pruebas.

A mi juicio, Uribe apostó su futuro político en esa denuncia, si lo que dice no es cierto no tendrá autoridad moral ninguna para pretender ser "líder" de un sector de la opinión colombiana.


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