Hace tres semanas contamos que Juan Manuel Santos habría crecido rápidamente su cantidad de seguidores en Twitter, gracias a unos amigos imaginarios que parecían cuentas inventadas (fakes). Ahora esos amigos imaginarios son más inteligentes: aunque ya tienen nombres colombianos y fotos, y trinan de otros asuntos, no dejan de tener una actividad sospechosa en la red social.
Por ejemplo, ayer La W sacó una nota en la que contaba que el Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde señalaba a dos dirigentes de las dignidades de hacer bloqueos ilegales en el marco del paro agrario.
Al buscar en Twitter quién ha trinado la notica (buscamos el inicio del trino "Orlando Beltrán y César Pachón incitan a bloqueos con violencia: Minagricultura") aparecen decenas decena de retrinos de personas como Yoselin Narváez, Julian Solís, Jimena Vega, Patricia Hernández, Oneida Sandoval, Andreina Velásquez, Melissa Sandoval o Camila Sosa.
Todos ellos crearon sus cuentas de Twitter en los primeros días del mes, siguen a menos de 50 personas, los siguen poco más de 30, empezaron trinando chistes de huromistas como Joselo, Alerta o de Suso el Paspi, luego hicieron otros retrinos, más adelante trinaron una frase célebre y desde entonces solo han trinado links a noticias, buena parte de ellas favorables a la campaña reeleccionista.
Hay otro grupo, también con coincidencias claras (tienen un seguidor, siguen solo a seis cuentas y trinan igual) como Eliana Pumarejo, Mónica Sánchez, María Camila Puertas y Manuela Castro. Además, al buscar los últimos 40 que trinaron la frase, aparecieron dos locutotes comerciales cuyas cuentas sí aprecen reales: Jorge Rebollo y Javier Morales.
Y, más curioso todavía, todos ellos coinciden en un puñado de trinos más: el de la noticia de que J.J. Rendón dice que los escándalos en su cotnra vienen del gobierno venezolano, el de Santos diciendo que no va a responder ataques, el de la Fiscalía anunciando que va a citar a Uribe o uno informando que Óscar Iván Zuluaga se habría visto con el hacker Andrés Fernando Sepúlveda.