En las cuentas del Presidente-candidato faltan unos cuatro millones de votos para asegurar la victoria, sumados a los que consiguió el domingo. Ayer los verdes respaldaron el proceso de paz pero dejaron a sus votantes en libertad, por lo que los 2 millones de votos de Clara López se convirtieron en la prioridad de Juan Manuel Santos.
Con las decisiones recientes del Polo de dejarlos en libertad y de la Unión Patriótica de apoyar la reelección, la izquierda en plena manifiesta que apoya decididamente el proceso de paz pero muestra su división frente a las alianzas políticas. Para la izquierda "económica", como contó La Silla, la paz no es suficiente argumento para respaldar a Santos.
En el comité ejecutivo del Polo llegaron a esa decisión tras cuatro horas largas de discusión: el bloque liderado por el representante Iván Cepeda, que se ha centrado más en las luchas de derechos humanos, abogó a favor de apoyar la reelección. El bloque de la izquierda del senador Jorge Robledo, que ha girado más alrededor de temas económicos, a favor del blanco. La discusión fue álgida.
Al final, optaron por una posición en la mitad: no respaldarán a ningún candidato y dejan "en libertad" a los votantes. Pero se reconoce al Polo como un partido de oposición que aboga por la paz y por una salida negociada al conflicto.
“En una actitud programática nos pusimos a mirar en qué nos diferenciamos -que es casi todo- pero recalcamos el énfasis en la paz”, dice el ex concejal Carlos Romero, esposo de Clara y uno de sus consejeros de cabecera en la campaña.
“Fue una reunión fuerte porque había dos posiciones muy diferenciadas, pero finalmente primó el espíritu de unidad. Clara trató de unificarla y al final salimos con una decisión de consenso”, le dijo a La Silla otro integrante del comité ejecutivo.
Para Robledo, que estuvo muy activo toda la semana voceando su postura, Santos y Óscar Iván Zuluaga representan lo mismo y hacerle un guiño a uno de ellos era irresponsable para un partido de oposición.
Como le dijo a La Silla este lunes, “las diferencias entre los dos habría que verlas con un microscopio electrónico. Son dos hojas del mismo árbol. Y no hay que aceptar la tesis que nos están imponiendo de que sólo hay dos opciones: hay una tercera, igual de respetable, en el voto en blanco”. Con él se identificaron los congresistas vallecaucanos Alexander López y Wilson Arias, quien lideró con Robledo los debates sobre los baldíos en la Altillanura.
Un grupo más variado que ve en los diálogos de La Habana un único punto de sintonía con Santos, pero suficientemente importante como para dejar en libertad a los votantes que quisieran hacer un 'voto antizuluaguista', impulsó una posición que permitiera a los votantes hacerlo.
“Lo que dijimos, en distintos tonos, es que la abstención y el voto en blanco son votar por Zuluaga. Y que estamos en contra de facilitarle, consciente o inconscientemente, el triunfo”, dice Romero.
Con esa postura se identificaron polistas como Cepeda, Clara López, Jaime Dussán, Alirio Uribe, Carlos Bula, Guillermo Linares y toda la dirección en Bogotá y la Costa. Y otros como el representante Germán Navas Talero también estaban a favor de la libertad de voto, pero más con el argumento de que “la gente inteligente no acepta órdenes”.
Eso significa que los coqueteos de la campaña santista con el Polo (como la aparición de Clara en el Consejo Nacional de Paz ayer y la adopción de Santos de su frase sobre “cerrar la fábrica de víctimas”) y las reuniones de la candidata presidencial polista con César Gaviria no fueron suficientes para traer al Polo a la 'foto oficial' de la reelección.
Aunque muchos de los votantes de Clara seguramente terminarán votando por Santos, por el proceso de la Habana y por antiuribismo, un apoyo explícito del Polo (como de los verdes) tenía un valor simbólico importante para el presidente-candidato porque le servía para mostrar una gran coalición a favor de la paz. Sobre todo si ya tiene el espaldarazo de Petro, de Antanas Mockus y de un sector del conservatismo.
Más allá de su pertenencia a una élite burguesa que tradicionalmente desprecia la izquierda, Santos ha asumido una agenda progresista con políticas como las de la ley de víctimas, la disminución de la pobreza y un mayor respeto a la oposición que van en la línea de lo que ha defendido el Polo. Sin mencionar el proceso de paz y el que se esté enfrentando a Uribe, a quienes ellos tildaron de tener a Colombia "bajo un embrujo autoritario". Sin embargo, pudieron más el antisantismo y la oposición al resto de sus políticas.


Aunque Santos no recibió el espaldarazo convencido del Polo, sí ha venido recogiendo muchos apoyos entre las otras fuerzas de la izquierda, como el petrismo y ahora la UP.
“No tenemos sino un solo punto en común: la salida política al conflicto. El presidente tiene que saber que nos oponemos a todo su plan de gobierno -el modelo económico, la explotación salvaje de los recursos naturales, el régimen de salud ineficiente- pero que apoyamos y defendemos la paz por encima de todo”, dice Aída Avella, la fórmula vicepresidencial de Clara y líder de la UP.
Su partido decidió el jueves, tras siete horas de reunión, que respalda plenamente a Santos porque -en palabras de Avella- “no podemos quedarnos de brazos cruzados e irnos por una abstención que solo le sirve a un candidato”.
“Decir que todos son iguales y que escoger entre la guerra y la paz es algo secundario o subestimable es un desenfoque serio. La única coincidencia es la paz y en todo lo demás somos oposición total”, dice el ex concejal Jaime Caicedo, que es secretario general del Partido Comunista e integrante de la UP.
La Marcha Patriótica, la mayor fuerza de la izquierda agraria, aún no se ha definido pero todo apunta a que también respaldarán a Santos por la paz este sábado y domingo cuando lleguen a Bogotá todos sus líderes.
Y las mayores organizaciones indígenas, incluidas la ONIC, la Opiac y la Aico, también tomaron una decisión similar el viernes, invitando a "a votar el próximo 15 de junio por la terminación del conflicto armado y establecer el primer paso para consolidar una paz estable y duradera".
Más allá de eso, mañana representantes de al menos cinco sectores de la izquierda tendrán un desayuno de trabajo para explorar cómo crear un “frente amplio por la paz”.
“La izquierda y sectores democráticos que no son ni van a ser santistas respaldan el proceso de paz. Esta coyuntura pareciera que va a ayudar para que estos sectores converjan en un movimiento cívico por la paz que vaya más allá de las elecciones”, dice a título personal Javier Cuadros, uno de sus organizadores.
Según supo La Silla a esta “reunión exploratoria del momento electoral y la paz” -como la describió otro promotor- irán la Marcha, la UP, el Congreso de los Pueblos, el sector del Polo de Cepeda y Alirio Uribe, algunos progresistas como Luis Carlos Avellaneda y Jorge Guevara, la representante verde Ángela Robledo y varios sindicalistas.
Al final, aunque Santos perdió a la izquierda más económica, quedó bien posicionado para que muchos de sus votos terminen sumándole a él y no al blanco o la abstención. Ahora tendrá que esperar que el respaldo a La Habana y el antiuribismo sean suficientemente fuertes como para empujar a la gente a las urnas.
Actualización: Después de publicada esta historia añadimos la decisión de los movimientos indígenas de respaldar también la reelección y el proceso de paz.