La campaña presidencial se lee en columnas, se vive en twitter y se discute en espacios académicos y en los medios, pero en donde realmente se va a definir es con la maquinaria en las regiones.
La Costa, tierra santista, es en donde el presidente-candidato Juan Manuel Santos intentará compensar lo que le quita el uribismo en Antioquia. Bogotá es la plaza fuerte que pone uno de cada cinco votos, la mayoría de opinión, y la que a la postre podría terminar dándole el triunfo a uno u otro. En otros departamentos como el Valle la pelea será apoyo por apoyo. La Silla averiguó cómo se mueve la máquina de los votos en estos sitios. Esta es la primera entrega.


En los siete departamentos de la Costa Caribe son contados con los dedos de una mano los congresistas que no están con Santos. Exactamente son tres: los conservadores de Córdoba David Barguil y Nora García y el sucreño del viejo PIN Eduardo Pérez Santos. Esta es tierra santista, como quedó evidenciado en las legislativas de marzo y en la primera vuelta presidencial, y por eso esa es la maquinaria que más se puede contar por estos días.
Sin embargo, aunque Santos ganó en primera vuelta en toda la Costa, no barrió y de hecho sacó 745.563 votos menos de los que habían sacado a Senado los tres partidos de su Unidad Nacional (liberal, La U y Cambio Radical) dos meses antes.
¿Qué se hicieron esos votos que hubieran hecho toda la diferencia frente al uribista Óscar Iván Zuluaga? Aunque es normal que baje un poco la votación a Presidencia frente a la de las legislativas, la realidad es que los congresistas santistas no se movieron.
Y no lo hicieron porque Santos no los consintió: se negó a subir a la tarima y dejarse tomar la foto con varios de ellos; también porque de la campaña en Bogotá no les mandaron suficientes recursos para costear el transporte que exigen algunos votantes; y porque no se trataba de su “pellejo”, como se lo explicó a La Silla un senador santista de la región.
Lo del consentimiento y lo de los recursos comenzó a cambiar apenas pocas horas después de conocerse los resultados electorales, y de que los santistas anunciaran un revolcón a la campaña.
A principios de esa semana que siguió a los comicios, de Bogotá llamaron a varios de los representantes regionales de los congresistas en la campaña para pedirles el presupuesto para el transporte de los votantes en la segunda vuelta. Además, según le dijeron a La Silla por separado dos legisladores santistas, el propio Presidente se comunicó por teléfono con varios de ellos para saludarlos, algo que no ocurrió en la primera parte de la campaña.
“Les están prestando más atención a los políticos. ¡Es que la política se hace con los políticos, no con los asesores de imagen desde Bogotá, uno es el que sale a pedir los votos!”, le dijo a La Silla uno de esos congresistas.
En una reunión el fin de semana pasado se terminó de definir la estrategia regional para echar a andar las estructuras políticas a favor de Santos.
Sucedió el sábado 31 de mayo a las 4 de la tarde. La fórmula vicepresidencial de Santos, Germán Vargas Lleras, y el presidente del Partido de La U Sergio Díaz-Granados aterrizaron en el aeropuerto de Corozal, Sucre, y en el hotel El Parque de ese municipio se encontraron con casi todos sus congresistas de Sucre y Córdoba.
Estuvieron Ñoño Elías y Musa Besaile (los más votados del país, de La U), el liberal Mario Fernández, Antonio Guerra de Cambio Radical y Nicolás Guerrero y Andrés Gómez, de La U. Todos de la Unidad Nacional.
Santistas aunque oficialmente por fuera de esa coalición de Gobierno, también fueron del viejo PIN: Antonio Correa (del combo de ‘La Gata’), Julio Miguel Guerra (el hijo del gobernador de Sucre Julio Guerra) Teresita García Romero (hermana del parapolítico Álvaro ‘el Gordo’ García); Yamina Pestana (conservadora y hermana del parapolítico Pedro Pestana); y Yahir Acuña (de 100% por Colombia, investigado por parapolítica).
Primero acordaron que se les enviarían más recursos de los que les mandaron en primera vuelta para el transporte de los votantes “y las bolsitas de agua”, como le dijo a La Silla uno de los asistentes. “La idea es que si hay que poner un número determinado de votos, manden recursos para el doble y con eso se asegura la meta original”.
También se les redujeron funciones a los coordinadores regionales de la campaña, precisamente, para trasladarlas a los políticos que, por ejemplo, ahora tendrán que imprimir ellos mismos la publicidad y no esperar a que les manden los afiches.
Al final, idearon una gran gira por todos los municipios de la Costa a la que bautizaron como “gran gira por la paz”, en la que todos los congresistas santistas visitarán juntos los pueblos de sus respectivos departamentos, compartirán micrófonos en tarima y contactarán a sus líderes locales. Mejor dicho, moverán la maquinaria. Esas visitas no se vieron para la primera vuelta. De hecho, hubo congresistas de la Unidad Nacional que en esa parte de la campaña apenas si visitaron algunas capitales. Algunos temas centrales de esas jornadas proselitistas: la paz, la infraestructura y las viviendas gratis.
La “gran gira” arrancó enseguida, el lunes festivo, en los municipios sucreños de Corozal, Betulia, Sincé, Galeras, La Villa de San Benito y Sampués, con la presencia de todos los legisladores de Sucre que estuvieron en la reunión, excepto Antonio Guerra (quien mandó un representante) y Mario Fernández.
Este sábado la campaña desde Bogotá les anunció a sus congresistas que Santos los acompañará en caminatas por Magangué, Sincelejo y Montería (y posiblemente otras capitales costeñas), algo que tampoco se vio durante la primera vuelta.
En la reunión con Vargas Lleras y Díaz-Granados, cada político se comprometió a llevar a la manifestación con el Presidente al menos unas 500 personas que estarán vestidas con un color distinto según su congresista. Seguramente esta vez Santos sí se dejará tomar la foto con enmermelados como Ñoño Elías, Musa Besaile o cuestionados como Yahir Acuña, aunque no se sabe si va a haber tarima y, si de haberla, el Presidente montará a los políticos.
“Esta vez la carga quedará en cabeza de la clase política de acá porque los cachacos tuvieron una visión miope”, le dijo a La Silla otro congresista consultado.
Un periodista del Magdalena conocedor de la movida política en ese departamento agregó por aparte que “esta vez sí habrá transporte y hasta hallaca (tamales)”.
Ahí, en Santa Marta, la campaña Santos cuenta además con el movimiento que ayudó a elegir al alcalde de izquierda Carlos Caicedo, llamado Fuerza Ciudadana, a quien le renunciaron ocho secretarios para sumarse a la empresa reeleccionista. El gesto del círculo cercano de Caicedo recuerda al del alcalde de Bogotá Gustavo Petro, quien le pidió a tres de sus altos funcionarios que renunciaran para buscarle apoyos al Presidente. Caicedo y Petro tienen en común su pasado guerrillero y que antes no hacían política con el Primer Mandatario.
En el Cesar, mientras tanto, absolutamente toda la clase política parlamentaria y fuerte está con Santos y moviendo la maquinaria: los cuatro representantes y su senador José Alfredo Gnecco (primo del gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco) y, según un periodista que conoce bien la región, los 25 alcaldes del departamento están moviéndose por la reelección.
En La Guajira, debido a las elecciones atípicas a Gobernación del domingo pasado, no se había sentido tanto la campaña presidencial. Pero se espera que la política nacional se mueva en el departamento esta semana y aunque no ha habido grandes anuncios se supone que el kikismo, en cabeza del senador guajiro de La U Jorge Ballesteros, se moverá alrededor de Santos. Eso porque desde el Congreso Ballesteros fue incondicional con el Gobierno para sacar adelante la reforma a la salud y además hace parte de la Unidad Nacional.
Entre esta semana y la otra se llevarán a cabo varios recorridos de parlamentarios por todos estos lugares.
En Córdoba incluso ya algunos congresistas se pusieron de acuerdo para contratar los buses que transportarán votantes santistas el día de las elecciones. “Hasta varias personas del Polo, progresistas y verdes han buscado a gente mía para enterarse de las rutas que habrá ese día. Con ellos también vamos a trabajar”, le dijo a La Silla un Senador de ese departamento.
¿Y qué les dará a cambio el Presidente? “Ojalá en inversión para la región... uno espera que el Gobierno lo atienda más adelante”, respondió la pregunta ese mismo Senador.


Al no estar en el poder, la máquina uribista no es tan robusta como la santista y, más que contar con fuertes barones electorales, tiene un gran asiento entre los empresarios del ganado en la Costa. Tiene a nada menos que a Fedegán, en cabeza de José Félix Lafaurie. Aunque esa Federación apenas representa al 10 por ciento de los 500 mil ganaderos que hay en el país, según el Ministerio de Agricultura citado el año pasado por La República.
Como lo contó La Silla, entre los ganaderos que apoyan la causa uribista están los cordobeses Abraham Ganem (uno de los mayores terratenientes de la región, cuestionado por una supuesta acumulación de baldíos), Pedro Jaller (miembro de la junta directiva de Fedegán) y Miguel Milane Calume (miembro de la familia dueña de empresas como Pollo Colorin y Nutrilisto). Todos uribistas y muy ricos. Y aunque sus nombres no aparecen en la lista oficial de donantes de Zuluaga, dos fuentes que conocen bien la política local nos dijeron que ellos sí están haciendo aportes al sostenimiento del proyecto.
En cuanto a la maquinaria política, lo que tienen Nora García y David Barguil en Córdoba es influencia en las seccionales de la DIAN, el SENA e Invías, según le dijeron esas mismas fuentes a La Silla.
En Sucre, el representante Eduardo Pérez Santos lidera un movimiento que le puso 44 mil votos en las legislativas. Sin embargo, al ir para esa elección en fórmula con la senadora Teresita García, es posible que varios de esos apoyos se los haya puesto el grupo del ‘Gordo’ García que está con Santos.
También en Sucre, la familia símbolo del apoyo a Zuluaga es la de los hermanos María del Rosario (senadora electa del Centro Democrático) y Joselito (excongresista, condenado en el proceso 8.000 y luego reivindicado por un comité de la ONU que recomendó repararlo por una violación a sus derechos humanos dentro del proceso en el que fue condenado).
Los Guerra lideran la empresa uribista desde Sincelejo. Para la primera vuelta, María del Rosario se movió por todos los municipios de ese departamento en reuniones pequeñas y manifestaciones. Y otro tanto hace ahora.
En el Magdalena, la familia Vives está con Zuluaga y en el Cesar -donde impera el santismo-, “una pequeña disidencia de unos concejales, que es insignificante”, según le conto a La Silla un periodista político de Valledupar. Son en total unos siete concejales y además el actual representante Juan Manuel Campo (conservador, no se lanzó para el próximo Congreso) y líderes políticos como el excandidato a la Gobernación César Arturo Calderón y el exalcalde de Valledupar Elías Ochoa Daza, entre otros, los que han anunciado su respaldo a esa campaña.
Una fuente de la empresa zuluaguista en el valle le dijo a La Silla que entre sus apoyos también se cuentan los empresarios Armando Arredondo, Miguel Villazón, Ricardo Gutiérrez y Alfredo Villazón y el político liberal Pepe Castro.
Tal parece que, como sucedió en las legislativas, en el fondo el verdadero artífice y la verdadera maquinaria con la que cuenta el Centro Democrático es la figura del expresidente Álvaro Uribe, quien según varios consultados está llamando él mismo a algunos políticos de la Costa no importa si son grandes o pequeños electoralmente.
“Uribe está llamando hasta a los ediles de pueblo”, le dijo a La Silla un senador santista.
Así va el pulso Santos-Zuluaga en buena parte de la Costa en donde el juego será “a peso de maquinaria física… Aquí si no mandan para el transporte no salen a votar, así de sencillo”, como dijo ese mismo Senador.
Mucho más teniendo en cuenta que hay rumores según los cuales varios de aquí y allá juegan en los dos bandos. "No hay que olvidar que muchos de estos políticos son es negociantes", comentó un periodista regional. Si eso es cierto o no, se sabrá el próximo 15 de junio cuando el país elija Presidente y se sepa quién sacó votos y en dónde.