Los hermanos Javier y Carlos Ríos Velilla planean reencaucharse como grandes contratistas de Bogotá por medio de las nuevas concesiones de Transmilenio, con las que el alcalde Enrique Peñalosa pretende reemplazar los buses más viejos. Para eso hicieron una alianza con BYD, la empresa china que propone traer los primeros carros eléctricos al sistema.
Esa movida, por un lado, ratifica que los nuevos contratos quedarán en manos de los viejos jugadores del sistema; y por otro, hace que la posible llegada de los buses más amigables con el medio ambiente, que es lo que ha centrado el debate alrededor de estas licitaciones, esté ligada a unos empresarios que, a pesar de contar con mucha experiencia en la operación de buses, recién fueron cuestionados y se enfrentan a una posible sanción por asuntos relacionados, precisamente, con el recaudo de los pasajes de Transmilenio.
Vuelven "de ladito"
Carlos y Javier Ríos Velilla estuvieron metidos en Transmilenio a comienzos de la década del 2000, cuando eran accionistas de Express del Futuro, empresa que se ganó una de las primeras concesiones del sistema. Sin embargo, vendieron su participación entre 2008 y 2010 para irse como como operadores del Transantiago, el Transmilenio chileno.
Hoy en la contratación de Bogotá están presentes por medio de Ecocapital, la empresa contratada por el Distrito hasta 2020 para tratar y llevar los residuos hospitalarios al Relleno Doña Juana.
(Ellos trabajan aparte de su hermano Alberto Ríos, que hasta comienzos de este año fue un superpoderoso de Bogotá como contratista del aseo con su empresa Aseo Capital, es muy cercano al exvicepresidente Germán Vargas Lleras y es el papá del exconcejal y excandidato a la Cámara por Cambio Radical Felipe Ríos).
El retorno de Carlos y Javier Ríos se hizo oficial el viernes pasado, cuando llegó a medios un comunicado de prensa que informó sobre la alianza entre la china BYD y la colombiana Actin Transport, “en el marco de la licitación para la renovación de los casi 1.500 buses de la flota más antigua de Transmilenio”.
Al final, agregaba: “Este consorcio cuenta con la participación de Carlos y Javier Ríos Velilla, socios controladores de Alsacia-Express, el operador del transporte urbano de Santiago de Chile y uno de los más grandes de Latinoamérica”.
Eso hizo oficial algo de lo que se venía hablando en el sector del transporte en Bogotá, en voz baja, desde hace varias semanas, según una fuente de otra empresa interesada en las licitaciones.
Y es que, según supo La Silla Cachaca, ellos no querían hacer tan público que estaban metidos en la licitación, y sólo hasta el viernes se decidieron, aunque hasta el cierre de esta historia ningún medio había hecho eco del anuncio que hicieron en el comunicado.
No obstante, al menos desde el 12 de octubre era posible rastrear a los Ríos en la puja. Lo particular es que no aparecían entre ninguno de los oferente.
Ese día presentaron sus ofertas las empresas que competirán por los contratos para operar los nuevos buses por los próximos 13 años.
Entre las siete que lo hicieron estaba Actin Transport (Actintrans), que, como lo dice el comunicado, tiene una alianza con la china BYD. La idea es que Actintrans opere los buses que fabrique y traiga BYD, que compite por los grupos de buses que llegarán a los patios de las Américas, Suba y Usme.
Pero Actintrans es una empresa recién creada por una consultora llamada Innova, que nada tiene que ver con el negocio de los buses.
La alianza real y más importante de los chinos es con Express de Santiago Uno, una de las dos empresas de transporte que tienen Carlos y Javier Ríos Velilla en Santiago de Chile. La otra es Alsacia, y en conjunto los convierten a ellos en los principales operadores del Transantiago, el Transmilenio chileno.
Es Express de Santiago Uno la que le permite a Actintrans acreditar en la licitación la experiencia necesaria en operación de buses.
La alianza entre ambas quedó sellada en un “contrato de alianza estratégica empresarial” que Actintrans entregó el 12 de octubre como parte de los documentos de su propuesta.
Es la empresa de los Ríos la que tiene el poder, pues según ese contrato, todas las decisiones que tome Actintrans “de orden administrativo, operativo, financiero, técnico, logístico, jurídico y organizacional” relacionadas con la licitación, y con la ejecución del contrato en caso de que se lo gane, “están subordinadas a las instrucciones y órdenes” de Express de Santiago.
Además, esta empresa “asume independientemente toda la responsabilidad por la debida ejecución de las obligaciones previstas en el contrato”.
Es decir: el contrato o contratos que se ganen los firmará Actintrans, pero realmente lo ejecutarán los Ríos.
Y claro, también acordaron que Express de Santiago recibirá ingresos y utilidades, aunque el documento no habla de porcentajes porque, dice, eso se definirá dependiendo de los resultados.
Por eso, así no aparezcan como dueños de ninguna empresa que participa en la competencia, sí están metidos de lleno.
Ganar alguno de los seis contratos significaría, entonces, su regreso a la operación de buses en Bogotá después de casi una década.
Aunque, realmente, aún no es claro si nunca se desligaron de Transmilenio, y ese es el lastre que cargan ahora que reaparecen.
El lío con el recaudo
Hace un mes, El Tiempo reveló que la Superintendencia de Sociedades les formuló pliego de cargos a Carlos y Javier Ríos Velilla por no registrar ante las autoridades que son quienes controlan la empresa Recaudo Bogotá, encargada de recaudar el dinero de los pasajes que pagan los usuarios de Transmilenio.
Eso revivió las dudas alrededor del papel que han jugado ellos en Recaudo, pues el rumor ha existido desde que esa empresa se ganó la licitación para recaudar los pasajes en 2011, y siempre se han defendido diciendo que han sido asesores, mas no dueños.
Lo que argumenta la Súper es que ellos sí controlan Recaudo a través de una empresa en Chile y dos en Panamá, pero lo niegan.
Eso es importante porque en caso de que el proceso, que sigue en curso, concluya que eso es así, les tocará entrar a responder por la difícil situación financiera que vive Recaudo, que a comienzos de este año entró en proceso de reorganización con esa misma superintendencia para poder responder por sus deudas, que ascienden a 137 millones de dólares.
Eso los pondría en una situación más difícil de la que viven hoy, teniendo en cuenta que también está en crisis Inversiones Alsacia, el grupo empresarial que tienen en Chile y que es dueño de Express de Santiago Uno y de Alsacia Express, las empresas con las que se convirtieron en los operadores más grandes del Transantiago en Chile.
Eso la pone en una situación similar a sus competidores, todos los cuales tienen dificultades financieras porque son concesionarios del SITP (el sistema de los buses azules que se meten a los barrios, diferentes a los largos y rojos de Transmilenio) y ese negocio no les da.
En lo otro en que coinciden los Ríos con los demás es en que son otra familia más disputándose los contratos, ya que, como contó La Silla Cachaca, las empresas que están en la competencia son familiares, de los mismos que han estado en el negocio desde hace 18 años.
