Por Hernando Zuleta
Analistas, académicos y políticos han coincidido en afirmar que a Colombia le fue muy mal en las pruebas PISA. La importancia de estas pruebas radica en que están diseñadas para evaluar la capacidad de resolución creativa de problemas. Además de la ubicación en el ranking de naciones preocupa el hecho de que entre 2009 y 2013 Colombia es uno de los países que más cae en este ranking.
Es claro que la calidad de la educación es de suprema importancia y, por este motivo, los resultados en las pruebas PISA deben servir para elaborar un dignóstico general y para el diseño e implementación de políticas que permitan aumentar las capacidades para resolver problemas reales y se reflejen en mejores puntajes en las prueba de marras.
No obstante, hay un par de preguntas generales que vale la pena responder: (i) ¿Se explican los resultados de las pruebas por el nivel de ingreso? (ii) De ser así, ¿son los resultados de Colombia bajos para su nivel de ingreso?
El gráfico 1 ilustra la relación entre el ingreso per capita del año 2009 y los resultados de las pruebas PISA en el mismo año para una muestra de países. También se incluye una línea de tendencia. Lo primero que salta a la vista es que parece haber una correlación positiva entre el ingreso per capita y el nivel de ingreso. En segundo lugar, aunque no se puede ver el el gráfico, Colombia está muy cerca de la línea de tendencia. Así, los resultados de Colombia en el año 2009 fueron normales para su nivel de ingreso.
Un documento preparado por la OECD[1] analiza la correlación entre el ingreso por habitante del año 2013 y los resultados en las pruebas del mismo año de forma detallada. Los resultados de este trabajo indican que a primera vista existe una correlación positiva. No obstante, al analizar la muestra en detalle se ve que, si bien para las economías cuyo ingreso por habitante es menor a los 20.000 dólares la correlación es clara, por encima de este umbral el ingreso per cápita ya no es un buen predictor del rendimiento de un país en las pruebas PISA. Además de lo anterior, es claro que varios países se desvían de la línea de tendencia (siendo China el caso más claro).
Colombia tiene un ingreso menor a 20.000 dólares y tanto para las pruebas del 2009 como para las del 2013 está muy creca de la línea de tendencia. Es decir, los resultados son normales dado el nivel de ingreso. Entonces, ¿Cuál es el problema?
En primer lugar una educación de calidad es deseable en si misma. En segundo lugar, la evidencia internacional indica que la educación tiene un efecto mayor sobre el crecimiento en países ricos que en países pobres. Este resultado puede explicarse por las diferencias en calidad: Dado que las nacionaes más ricas gozan de una educación de mayor calidad, al aumentar los años de educación consiguen mayores a incrementos en el nivel de ingreso. En la misma dirección, China es el país que más rápido crece y, a su vez, el que presenta mayor deviación con respecto a la línea de tendencia (sus resultados en PISA son muy superiores a lo esperado según su nevel de ingreso). Así, la evidencia sugiere que mejorar la calidad de la educación aumenta la tasa de crecimiento de la economía.
En este orden de ideas, aunque los resultados de Colombia sean normales para su nivel de ingreso por habitante, vale la pena hacer un esfuerzo para mejorar la calidad de la educación.
¿Cómo mejorar la calidad?
Muchos académicos han realizado propuestas concretas y han planteado estrategias para mejorar la calidad de la educación en Colombia.[2] No obstante, para no perder de vista la experiencia de otros países considero prudente enumerar algunas de las regularidades encontradas por el equipo de la OECD con respecto a las pruebas: (i) Los países con los mejores resultados tienden a invertir más en los maestros. Sin embargo, la correlación entre el salario de los profesores y los resultados de las pruebas es muy débil para los países menos ricos. (ii) El tamaño de la clase está no está relacionado con el rendimiento de los estudiantes. En otras palabras, los países de alto desempeño tienden a priorizar la inversión en los profesores y no en reducir el tamaño de las clases. (iii) En los países más exitosos se establecen metas ambiciosas para todos los estudiantes. Los estudiantes con problemas no son transferidos a escuelas menos exigentes y los estudiantes no son agrupados de acuerdo a sus habilidades.