Por dos hechos de las últimas semana, parece que la fórmula de algunos grupos de fundamentalistas católicos sobre la libertad de expresión es la siguiente: libertad de expresión para insultar y discriminar, pero censura al arte crítico de la religión.
En días pasados, la Corte Constitucional hizo una audiencia sobre la ley antidiscriminación que creó el delito de discriminación y hostigamiento a la discriminación. A pesar de que el tema de la demanda era la exclusión de las personas con discapacidad, la Corte decidió que la audiencia debía tratar las distintas dimensiones de esta ley; incluyendo las posibles afectaciones de la libertad de expresión que podrían generarse por el delito de hostigamiento.
Durante la audiencia, varios reconocidos abogados e académicos de la Universidad de la Sabana, y un activista antiaborto chileno presentaron las posibles objeciones y defendieron el derecho a la libertad. En el fondo, defendían su derecho a dar sus opiniones en contra de lo que ellos llaman “lo políticamente correcto”; por esa ruta también defienden uno que otro insulto y humillación contra algún degenerado (léase privilegiadamente a los homosexuales). De hecho, el exsenador y pastor Vìctor Velásquez demandó la ley antidiscriminación porque podría afectar la libertad de expresión. Como es de esperarse, el Procurador es el gran porrista de estas iniciativas.
Ahora se presenta una nueva polémica generada por estos grupos por cuenta de la exposición “mujeres ocultas” de la artista María Eugenia Trujillo que se presentará en el Museo Santa Clara de Bogotá. Esta exposición presenta una crítica sobre la condición de la mujer en la historia, incluyendo aquella que se vive al interior de la iglesia católica. Con la ayuda del Centro Democrático, el grupo “voto católico” ha iniciado una campaña de censura, porque la artista usa representaciones de custodias mezcladas con partes del cuerpo de la mujer. Al mejor estilo del laureanismo, buscan censurar ahora al llamado “arte degenerado” (Ver campaña de "Voto Católico"; Entrevista a senadora María del Rosario Guerra y respuesta de Ministra de Cultura).
Foto de la exposción tomada de http://www.museoiglesiasantaclara.gov.co
Para ello, amenazan a la Ministra de Cultura con denunciarla penalmente por delitos de hostigamiento a la discriminación por razones religiosas, daños a objetos de culto e injuria de hecho. No deja de ser curioso que estos últimos delitos fueron los que usó Alejandro Ordóñez para censurar la carátula de Soho sobre la última cena con Alejandra Ascárate.
Dijo Jesucristo: “no hagas a otro aquello que no te gustaría que te hagan a ti” (Mateo 7, 12). Es obvia la actitud farisea de los fundamentalistas quienes, al mismo tiempo que reclaman el máximo de libertad de expresión para defender sus ideas –incluso llegando a perseguir a grupos discriminados–, piden censurar el arte.
En las sociedades contemporáneas, la libertad de expresión es esencialmente un instrumento de la construcción colectiva tendiente a dar soluciones políticas y sociales. Sin libertad de expresión, no existiría la ciencia, la creatividad y el amor. Como se ha dicho desde los tiempos modernos, las expresiones más raras, mentirosas, molestas y excéntricas contribuyen a hacer del mundo un lugar más pluralista y sabio.
Una buena fórmula de libertad de expresión es exigir tanta libertad de expresión para uno como la que está dispuesto a aceptar para los demás. Por eso, pedir la censura de la exposición “mujeres ocultas” en el museo Santa Clara sería tan absurdo como pedir que se cancelara la misa de domingo en la Catedral porque desde allá se promueve una ideología sexista y homofóbica.
La exposición se inaugurará el 28 de agosto a las 6 p.m. en el Museo Santa Clara (Carrera 8 No. 8 - 91) y estará abierta por un mes. Si quieren apoyar la no censura de la exposición pueden firmar aquí