Ayer el Presidente anunció la llegada de cinco ‘superministros’ a su gabinete. Un cuerpo élite, funcionarios de altísimo nivel, la realeza del gobierno. Se trata de alta filigrana, señores. Esta confección política está muy por encima de pactos y acuerdos burocráticos. Esto es ingeniería gubernamental, gestión importada del extranjero. Mr. Santos no se encontró la presidencia en una rifa: lleva toda la vida preparándose para esto, toda una vida pensando este andamiaje institucional.
Sé que para más de uno resulta difícil comprender el esquema del nuevo del gobierno. Por esa razón, me di a la tarea de armar un organigrama técnico y preciso, donde resalto la supervisión, el diálogo institucional y la armonía tecnocrática.
(Recorra este simple organigrama desde cada superministro. Y agrande la letra de su navegador porque hasta aquí llegaron mis habilidades gráficas).
Decenas de copias de este diagrama ya están siendo repartidas en ministerios y departamentos administrativos. Nada como las jerarquías claras y operativas. Si usted todavía sigue sin entender la Rama Ejecutiva que preside Mr. Santos, se la voy a explicar en una frase: Vargas va a coordinar las políticas que supervisará Martínez que gestionará Naranjo que diseñará Gutiérrez que dirigirá Cristo. Eso es una locomotora aceitada.