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¿Un ambiente amigable a la minería?

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Por: Carolina García Arbeláez

El 11 de agosto, Santos nombró a Gabriel Vallejo como nuevo ministro de Ambiente. Los ambientalistas se sorprendieron y criticaron la decisión.

“El Gobierno no está interesado en conservar el medio ambiente sino en transarlo y por eso nombró a un señor, muy elegante”, escribió el sociologo Alfredo Molano. “6 ministros de medio ambiente en 4 años que no saben ni pío de medio ambiente: esa es la prioridad del tema para Santos”, trinó el ex ministro de ambiente Manuel Rodríguez Becerra. “De nuevo tenemos el ministerio como la cenicienta. No tenemos un ministro que sepa de asuntos ambientales y los asuntos ambientales son temas sociales fundamentales”, declaró el jurista César Rodríguez en Semana en Vivo.

Es cierto, en toda su trayectoria profesional Vallejo no ha tenido la menor interacción con temas ambientales. Pero eso no debe sorprendernos. La mayoría de ministros de ambiente que nombró Santos durante su gobierno no tenían conocimiento técnico. Aún peor, incluso antes de que empezaran su gestión, no era exagerado afirmar que su permanencia en el ministerio no pasaría del primer año.

Tío Conejo consultó varias fuentes y todos coincidieron en describir a Vallejo como un tipo “serio y pilo”, “un gerente natural”. Su hoja de vida, aunque alejada del sector ambiental, sí da cuenta de una larga trayectoria profesional en el sector privado sobre todo en el área de mercadeo y ventas.

Vallejo es abogado de la Universidad Externado de Colombia y tiene un MBA en el Instituto de la Empresa de Madrid. Durante su carrera, ha ocupado altos cargos gerenciales como gerente de servicio al cliente de la Compañía Mundial de Seguros, vicepresidente de recursos humanos de Noel, vicepresidente comercial para América Latina de HSM Group,  gerente general de medios especializados de El Tiempo, entre otros. De medio ambiente, ni por las esquinas.

Su carrera política comenzó hace tan solo 3 años cuando se lanzó a la gobernación de Caldas por el partido de la U. (Perdió las elecciones.) Luego, en octubre de 2013 reemplazó a Bruce MacMaster en la dirección del Departamento para la Prosperidad Social. Este cargo requiere de grandes capacidades gerenciales ya que el DPS tiene a su cargo 11 mil funcionarios y cuenta con un presupuesto de 7 billones de pesos.

Vallejo salió de este para ocupar la cartera ambiental. Pero, ¿podrá asumir el desafío?

Que el ministro no sea un experto en temas ambientales no es necesariamente malo. Que Santos cambie de ministro como se cambia de camisa sí lo es. Un buen líder y ejecutor rodeado de buenos asesores técnicos puede ser un gran ministro. Pero no hay forma de que una organización aguante tantos cambios de dirigente.

El común denominador de los ministros que no conocen el tema ambiental es que tienen una curva de aprendizaje mayor a los expertos. Llegan al ministerio sin saber cosas básicas como qué es una reserva forestal o cómo funciona el Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Por ello, los primeros meses el ministro se la pasa en un curso intensivo para dummies del sector ambiental. Y este curso es muy costoso en términos de gestión sobre todo cuando el gobierno cambia de ministro cada año.

Entonces, si es tan costoso asumir esta curva de aprendizaje, ¿por qué Santos no quiso nombrar a un buen ejecutor que conozca el sector ambiental? Es decir, ¿a una persona realmente capacitada para asumir el cargo?

Que se quede entre amigos

Además de que Vallejo tiene fama de buen gerente y ejecutor hay otra razón que puede que explique su nombramiento: Vallejo tiene una relación basante cercana con el nuevo ministro de Minas, Tomás González.

Eso puede ser bueno o malo, pero algunos indicios ya dejan entrever la intención del gobierno, a saber, que la cartera verde no le estorbe a la de minas, para así agilizar los procesos de sus locomotoras de desarrollo. Mal presagio. Un ministerio de Ambiente serio debe ser un contrapeso fuerte a ministerios como Minas, Transporte, Vivienda, Agricultura o incluso Salud.

El gobierno parece estar poniendo los rieles del ministerio dócil que quiere: La saliente ministra Luz Helena Sarmiento dejó listo un documento (Ruta declaratoria de nuevas áreas y ampliación de áreas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas) que, según reveló El Espectador, establece que para delimitar un nuevo Parque Natural, tendrá que considerarse previamente si hay intereses energéticos o mineros en la zona. En otras palabras, esa salvaguarda antepone el interés minero al ambiental.

Casos ya se han visto. Procesos como la declaratoria de la Estrella Fluvial de Inírida como sitio Ramsar tardó más de la cuenta en parte porque el ministerio de Minas se demoró más de dos años en dar un concepto previo, algo que a pesar de no ser vinculante es obligatorio para el proceso.  

El ministro de Ambiente tiene que tener la suficiente entereza para hacerle frente a la locomotora minera y de hidrocarburos y saber decir no cuando hay que decir no para asegurar un desarrollo sostenible. ¿Será Vallejo capaz de hacerle frente a su amigo en el ministerio de Minas?

Vallejo pidió el beneficio de la duda en una de sus primeras entrevistas. Tiene razón en pedirlo.  La mayoría de ministros de ambiente que ha nombrado Santos durante su gobierno no tenían conocimiento técnico. Mientras aprende, que se abstenga y se apoye de los técnicos que se quedan en el ministerio como el viceministro Pablo Vieira o el director de Cambio Climático Rodrigo Suarez.

El Niño necesita un ambientalista

Este es un momento crítico para el ministerio de Ambiente. El país está viviendo una de las peores sequías en años, sobre todo en la costa caribe. El Niño ya empezó a hacer estragos y al parecer, lo peor está por venir.

Según el último informe del IPCC, el panel de expertos sobre cambio climático a nivel mundial, este fenómeno intensifica la fuerza e intensidad del Niño y la Niña. El gobierno, por lo tanto, tiene que poner en marcha planes de adaptación para enfrentar estos fenómenos naturales.

Es cierto que adaptarse cuesta, pero es aún más costoso tener que responder con urgencia a los desastres por no contar con un plan de adaptación. Esto ocurrió con la ola invernal que le costó al gobierno el 2.5 por ciento de su Producto Interno Bruto. Como lo dijo Tío Conejo anteriormente, lo anterior es casi equivalente a juntar los tres desastres naturales más grandes de los últimos 30 años: el terremoto de Armenia (1,86 por ciento del PIB), la avalancha de Armero (0,29 por ciento) y el terremoto de Popayán (0,45 por ciento).

¿Y quién tiene que liderar este proceso de adaptación al cambio climático? El jefe de la cartera verde, a quien primero tal vez haya que explicarle qué es exactamente el cambio climático.

Y no es sólo esto. El país tiene que enfrentar grandes desafíos ambientales durante los próximos cuatro años, entre ellos, el tema de la minería en lugares biodiversos como el Chocó Biogeográfico y el Amazonas, el desarrollo agroindustrial de la Orinoquía, el ordenamiento de cuencas, la deforestación y el tráfico de madera ilegal, entre otros.

¿Estará Vallejo a la altura para enfrentar esos desafíos? Sólo el tiempo lo dirá. Lo cierto es que se viene un Niño iracundo y el ministerio de Ambiente está sin ambientalista.

Eso le contaron a Tío Conejo,   

@Tio_conejo

@carogarcia1606
@lorenzomorales
@swillsp


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