Hoy no hubo acuerdo entre Asonal y el gobierno, por lo que seguramente el paro judicial seguirá creciendo. Mientras tanto, una de las Altas Cortes parece estar pensando en cómo ayudar a que haya menos traumatismos, mientras que otras dos aprovechan el paro para pelear entre sí.
El ejemplo lo ha dado la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, que decidió agarrar el toro por los cuernos. Como los empleados de la secretaría del Consejo Seccional de Bogotá está en paro, decenas de tutelas que debían subir al Superior, o que el Seccional debería recibir de éste, estaban estancadas y en un limbo.
La Sala decidió tramitarlas sin pasar por las secretarías. Su presidenta, María Mercedes López, se fue personalmente a llevar los expedientes que debían pasar del Consejo Superior al Seccional, y recogió las que iban en sentido contrario. Un gesto de que lo importante es que la justicia no pare en los casos más sensibles, como son la mayoría de tutelas.
En cambio, la Corte Suprema y el Consejo de Estado han mostrado que las peleas de poder están más alto en su lista de prioridades.
El miércoles la presidenta del Consejo, María Claudia Rojas, dijo que la Corte no estaba tramitando tutelas, por lo que al Consejo le estaba tocando trabajar el doble. La Corte respondió con un comunicado en la que dijo que Rojas mentía.
Y ese choque no es un asunto aislado: se da justo cuando el Consejo de Estado anuló la elección al Consejo Superior de la Judicatura de dos ex magistrados de la Corte (Francisco Ricaurte y Pedro Munar), y cuando Semana reveló que el presidente de la Corte, Luis Gabriel Miranda, mintió al decir que la Policía había agredido a su hijo tras detenerlo por hacer mal uso del vehículo oficial del magistrado.