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El Plan de Desarrollo de Santos y Simón, transformador pero no tanto

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El Plan Nacional de Desarrollo es, en principio, la carta de navegación del país. Para ver cuál sería su impacto en el país, revisamos qué tanto transformarían a Colombia las 17 metas que las bases del Plan define como principales.

El director de Planeación Nacional y arquitecto del Plan, Simón Gaviria, ha dicho que "es un Plan ambicioso pero realista, por lo que no vamos a crear falsas expectativas; lo que queremos es cumplir lo que prometemos".

Efectivamente, encontramos que solo una (duplicar los estudiantes con jornada única escolar, que tiene la marca de la Ministra de Educación Gina Parody) marca una gran transformación de fondo. Mientras, la mayoría busca mantener situaciones o tendencias favorables pero no transformadoras en áreas que van de la seguridad a la educación.

Otro punto a resaltar es que un tercio de estas grandes metas son del resorte de Parody, mientras que no hay de muchos sectores, desde ambiente hasta salud, pasando por transporte y justicia.

Éstas son las metas, su capacidad de transformación y su impacto:

Instrucciones: haga clic en cada meta para leer, debajo, el resto de la información.

Meta

Nivel de transformación

Reducir los homicidios en un 17 por ciento

En qué estamos hoy: en 2014 la tasa fue de 27.8 por cada 100 mil habitantes

Meta: una tasa de 23 en 2018.

Esta meta no es muy transformadora pues, como dice el experto Juan Carlos Garzón, de cumplirse "Colombia continuaría teniendo una de las cifras más altas del hemisferio y más de dos veces la tasa mundial, que es 6,4".

Sin embargo,eso no quiere decir que no sea ambiciosa. La Silla supo que en Planeación Nacional y el Ministerio de Defensa la construyeron asumiendo que se puede venir una firma en La Habana, lo que - según las experiencias de otros países, y especialmente las de Centroamércia- implicaría una presión hacia el aumento de los homicidios.

Con eso en mente, la reducción no es menor. Y si bien sí es una desaceleración frente a la reducción de la ultima década (entre 2003 y 2013 bajó de 52 a 30,3,un promedio 2,2 cada año frente a 1,1 de la meta), de cumplirse se mantendría la tendencia.

Impacto: unos 5 mil homicidios menos en el cuatrenio y 2.200 al año

Reparar 500 mil víctimas más

En qué estamos: 473.257 víctimas reparadas hasta el primer de febrero

Meta: 920.210 víctimas reparadas hasta 2018

Según los datos del Registro Nacional de Víctimas hay más de 5,5 millones de víctimas del conflicto que son sujeto de reparación, por lo que reparar a 525 mil en los próximos cuatro años resuelve una parte muy pequeña del problema.

Encima, la meta no es tenerlas completamente reparadas sino "víctimas del conflicto armado individuales y colectivas que han avanzado en la reparación integral", es decir, que han recibido parte de la reparación. Y aunque la meta aparentemente representa una aceleración de la reparación frente a las menos de 400 mil víctimas reparadas en este cuatrenio, la diferencia es que entre 2010 y 2014 se tuvo que crear toda la institucionalidad.

El problema de fondo es que la Ley de Víctimas dio plazo hasta junio de 2021 para reparar a todas las víctimas y es imposible multiplicar la velocidad para alcanzar a reparar a los otros 4,5 millones entre 2018 y 2021.

Por eso, aunque reparar a medio millón de personas no es poco, y tiene además un costo fsical grande en medio de un apretón, la meta no parece ambiciosa ni será muy transformadora. 

Impacto: 500 mil familias reparadas

Reducir la pobreza rural en un 16 por ciento

En qué estamos: en junio de 2014, el 41.6 de los campesinos están por debajo de la línea de pobreza monetaria

Meta: 36 por ciento de los campesinos por debajo de la línea en 2018

Según las bases del Plan, entre 2010 y 2013 la pobreza monetaria rural pasó del 62,5 al 50,7 y para junio de 2014 ya había bajado al 42.8 por ciento. Es decir, durante el primer cuatrenio de Santos 35 por ciento de los pobres del campo dejó de serlo, y ahora solo sería un 13 por ciento.

A pesar de esa desaceleración, si se cumple la meta se habría sostenido el logro en la reducción de la pobreza en medio de una reducción del crecimiento económico.

Impacto: 650 mil campesinos fuera de la pobreza

Aumentar la inversión

En qué estamos: 28.8 % del PIB se va a inversión

Meta: 29.5 % del PIB se iría a inversión en 2018

Esta meta mide cuánta plata, pública y privada, se destina a la inversión en todo el país, algo importante porque a más inversión hoy, habrá más formas de crecer mañana. Aunque será un aumento pequeño y no transformador, en medio de la desaceleración macroeconómica que se viene es ambicioso incluso que se mantenga.

Eso porque cuando hay apretón, el Estado suele reducir la inversión y no el gasto (es mucho más fácil no hacer una carretera nueva que despedir empleados), y en el sector privado Colombia (como todos los llamados países emergentes) ha dejado de ser tan atractivo porque hay tasas y crecimiento más alto en países ricos como Estados Unidos.

Aunque el sector de hidrocarburos halaba la inversión y ahora está de capa caída, en Planeación esperan que la inversión en las carreteras de cuarta generación (que suma unos 6.600 millones de dólares) compense en parte ese bajón. Pero el impacto de la caída del petróleo es evidente: borrador de las bases del Plan -publicado en noviembre, antes de la caída- ponía esta meta en llegar al 32 por ciento.

Impacto: 332,5 millones de dólares más en inversión al año

Reducir en una cuarta parte la diferencia en bienestar entre el municipio en peor condición y el que está en mejor condición, dentro de lo smás afectados por el conflicto

En qué estamos: la brecha social en estos municipios es del 38.6% entre el que tiene mejor índice y el peor

Meta: reducir la brecha a 28.8% entre el mejor y el peor en 2018

Esta es la meta que mejor muestra la apuesta del Plan por que haya un impacto social en las zonas del conflicto (no hay que olvidar que uno de sus ejes se llama "Colombia en Paz"), pero también es la más compleja de explicar y de analizar.

Lo que mide Planeación es el "Indicador de convergencia intrarregional" (Icir), un índice que calcula, primero, cómo está cada municipio en la combinación de salud, educación, vivienda e ingresos tributarios y, luego, compara esos resultados entre los municipios.

Entre mayor sea el Icir, más diferencia hay entre los municipios: por ejemplo, aunque en el Valle del Cauca el indicador puede ser bueno, si se aplica el Icir se ve que hay grandes diferencias entre Cali y Buenaventura.

Por eso, reducir el Icir implica enfocar el gasto en educación, salud y vivienda en los municipios con la peor situación, y hacerlo en los municipios más afectados en el conflicto (que, para Planeación son 368) lleva a que haya más inversión social justamente donde se juega el posconflicto. 

Esta meta es transformadora y ambiciosa porque tiene como consecuencia llevar más Estado precisamente a las zonas donde hoy hay menos. Coincide con el informe de la Fundación Paz y Reconciliación de León Valencia, que muestra que los municipios con menos bienestar (o con vulnerabilidad extrema, en el indicador del informe) están en la costa pacífica, en la franja que va de Putumayo a Vichada y en la que va del sur de Córdoba al Catatumbo.

Su impacto es difícil de medir dado lo complejo del indicador, pero como llegan justo a las regiones donde se va a jugar el eventual posconflicto (o donde se le puede quitar base social a las Farc si no hay firma en La Habana) sin duda tendría un efecto transformador importante.

Impacto: más inversión de salud, educación y vivienda en municipios más vulnerables

Reducir la pobreza un 7 por ciento

En qué estamos: 24.8 por ciento de los colombianos estaba debajo de la línea de pobreza multidimensional en 2013

Meta: 17.8 por ciento por debajo de la línea en 2018

El índice de pobreza multidimensional no solo tiene en cuenta los ingresos sino la prestación de servicios como salud y educación, y por eso la inversión en ellos llevaría a que su reducción sea más notoria que la de la pobreza monetaria, que solo tiene en cuenta los ingresos de las personas.

La meta es ambiciosa: no es poco lograr que esta pobreza siga reduciéndose a buen ritmo cuando hay un ajuste fiscal (como el del congelamiento de gastos de este año por 6 billones de pesos) y desaceleración económica.

Y es transformadora porque, sumada a la de pobreza monetaria, significa que el gobierno le metería el acelerador a darle a los más pobres mejor salud, mejor educación, mejores servicios públicos, etc.

Impacto: unos 3,3 millones colombianos saldrían de la pobreza

Reducir la pobreza (medida de otra manera) un 4 por ciento

En qué estamos: 29.3 por ciento de los colombianos por debajo de la línea de pobreza monetaria en junio de 2014

Meta: 25 por ciento por debajo de la línea en 2018

Esta meta es ambiciosa, dada la desaceleración ecónomica, y de lograrse mantendría el camino de reducción de pobreza de los últimos años. En ese sentido, ayudaría a transformar el país pero no de manera descollante.

El Plan se propone lograr una reducción del 4.3 por ciento en cuatro años (casi 1,1 por ciento por año), una velocidad similar a la de los ocho años del gobierno de Álvaro Uribe (cuando la tasa bajó de 49,7 a 37,2, que equivale a un promedio de 1,25 al año) y a la de los primeros tres años de Santos (cuando bajó a un ritmo de casi 1,2 al año, de 34,1 a 30.6).

Detrás de la meta están dos apuestas: que el crecimiento sea del 4,2 por ciento y que se mantengan, sin crecer más, los programas sociales como Familias en Acción o Colombia Mayor.

Impacto: 2 millones de colombianos saldrían de la pobreza, medida por ingresos

Reducir la desigualdad

En qué estamos: el índice Gini estaba en 0,539 en 2013

Meta: dejar el índice Gini en 0,52 en 2018

El índice Gini, que muestra qué tan concentrado está el ingreso (si es 0 es que todos tiene el mismo, si es 1 es que una sola persona lo tiene todo) se mueve muy lentamente.

En ese sentido, a pesar de que parezca una reducción pequeña, es relativamente ambiciosa y lograría que en cada gobierno de Santos se redujera más que en los ocho de Uribe: de 2002 a 2010 solo bajó 0,0123 -de 0,572 a 0,56- y de 2010 a la cifra más reciente de 2013 cayó 0,021. La apuesta es que ahora lo haga 0,019 en cuatro años.

Para lograrlo no solo se necesita que el país crezca,porque puede que todos se enriquezcan, pero más los ricos que los pobres y eso aumenta la desigualdad). Por eso, la futura reforma tributaria que podría poner -ahora sí en serio- a "chillar a los más ricos" es fundamental para lograr que los impuestos ayuden a redistribuir el ingreso mucho más.

En todo caso, acá la transformación solo se va a sentir en el largo plazo y por eso es una meta realista, pero no enormemente transformadora.

Impacto: menos desigualdad

Aumentar la formalidad laboral

En qué estamos: El 45,2 de los ocupados cotiza a pensiones

Meta: el 50,2 por ciento cotizando a pensiones en 2018

Esta meta es ambiciosa pero razonable, y de lograrse sería más un efecto de la pasada reforma tributaria. Como ésta alivió la carga de parafiscales a las empresas al cambiarlos por el Cree (que grava las utilidades pero no directamente el empleo formal), la formalidad logró dispararse de poco más del 40 por ciento al actual 45,2.

Lo más probable es que esa tendencia se mantenga y que traiga varios impactos: desde unas de corto plazo como que habrá más contribuciones para el sistema de salud, hasta otras de largo plazo como que los descendientes de trabajadores formales tienen probabilidades muy bajas de caer al mercado informal.

Sin embargo, no es muy transformadora en la medida en que es la consecuencia del impacto de una medida de hace más de dos años, cuyos efectos se demoran pero son de una sola vez.

Impacto: más de un millón de nuevos cotizantes a seguridad social

Reducir el desempleo al 8 por ciento

En qué estamos: tasa de desempleo del 10,8 por ciento en enero de 2015

Meta: tasa en 8 por ciento en 2018

Esta meta es ambiciosa dada la desaceleración económica, como muestra que las expectativas se redujeron frente a noviembre, cuando el primer borrador de las bases del Plan la ponía en 7,6 por ciento, una cifra inédita en Colombia.

Llegar al 8 sería una buena cifra, similar a la de los últimos tres meses del 22014. De hecho, en octubre y noviembre alcanzó a estar por debajo de la meta en 7,9 y 7,7 por ciento.

Si se logra no sería una transformación, no solo porque dejaría un panorama similar al que ya vivimos el año pasado sino porque el cambio viene de la reducción de las cargas parafiscales en la reforma tributaria de 2012, un cambio que ya se dio y que solo produce ese efecto fuerte una vez.

Impacto: 500 colombianos desempleados menos 

El doble de niños de primera infancia con atención integral

En qué estamos: 1.051.000 niños con atención integral

Meta: 2.000.000 de niños con atención integral en 2018

La meta de casi duplicar la cantidad de niños con atención integral en primera infancia es tan ambiciosa que lograría lo que no se pudo en el primer cuatrenio Santos - aunque en noviembre la meta era lograr la cobertura universal a los 2,4 millones de niños que la necesitan, y ahora se quedarán por fuera unos 400 mil.

Sin embargo, dado que ese tema salió del Ministerio de Educación para quedar en manos de Bienestar Familiar, la calidad de la atención se ha reducido, pues reduce el aprestamiento que deja a los niños preparados para entrar al sistema escolar y es sobre todo de cuidado y nutrición.

Sin embargo, una adecuada nutrición y cuidado en los primeros años tienen un efecto muy grande sobre el futuro de toda la sociedad, y por eso es una de las metas más transformadoras del Plan.

Impacto: un millón de niños más con nutrición y cuidado

Mejores resultados de colegios públicos

En qué estamos: 32 por ciento de los colegios públicos obtienen resultados en niveles alto o superiores en las pruebas Saber 11

Meta: 45 por ciento de los colegios logran esos resultados en 2018

Esta meta es ambiciosa y transformadora: implicaría que más de mil colegios públicos, o poco más de medio millón de estudiantes, recibiendo una educación pública de calidad.

Para lograrlo, el Plan crea unos incentivos económicos para las escuelas públicas que logren esos buenos resultados, aunque falta transferirlos a los maestros para que éstos tengan una motivación más. Sin embargo, corre el riesgo de que, para obtenerlos, se trate de relajar la exigencia de la prueba Saber 11 para que más colegios lleguen a los niveles exigidos o mejoren de nivel.

De hacerse bien, implicaría una transformación doble. Por una parte, al mejorar la calidad de la educación pública, ayuda a convertirla en una alternativa atractiva para más sectores de la población y reducir así la desigualdad; por otra, tendría un impacto directo en la educación de más de medio millón de adolescentes.

Impacto: más de 500 mil estudiantes con educación de mayor calidad

Aumentar las carreras con acreditación de calidad

En qué estamos: el 14.2 por ciento de los programas de educación superior tienen acreditación de calidad

Meta: 20 por ciento de los programas estarían acreditados en 2018

Aunque la meta implica casi doblar la cantidad de programas acreditados en las unviersidades, crea un incentivo a que el proceso de acreditación no se haga más exigente.

Por eso, no es tan claro que esa sea una meta prioritaria ni qué tan grande sería su capacidad de transformación, a menos de que se complemente con un cambio al proceso de acreditación para hacerlo más exigente.

En todo caso, según la experta en educación Isabel Segovia, es por lo menos igual de importante hacer más exigente el proceso de registro de programas, que es el que le abre las puertas a las universidades de garaje.

Impacto: más programas acreditados

Estudiantes de primaria en colegios públicos con mejores resultados

En qué estamos: los resultados en las pruebas Saber 5 del sector oficial son bajos

Meta: que el 12 por ciento de los estudiantes de colegios públicos suben de nivel en 2018

Esta meta es ambiciosa y pertienente, porque distingue entre los resultados de educación privada y pública, haciendo énfasis en un aumento de calidad en la segunda. Alineada con los incentivos apra las escuelas que logren los resultados (en este caso, al terminar la primaria), podría traer una transformación enorme.

Podría ayudar a que la brecha entre educación pública y privada se reduzca, y que la educación pública sea más atractiva, por lo menos para algunos sectores de la población. Sin embargo, también tiene el riesgo de que para lograrlo se relajen los estándares de la prueba.

Si se hace bien, favorecería directamente y a mediano plazo los resultados de unos 400 mil niños, que serían los que pasarían las pruebas en estos cuatro años, e indirectamente el de los otros siete millones que están en esos colegios.

Impacto: un millón de estudiantes de colegios públicos con educación de más calidad

Multiplicar los estudiantes de colegios públicos con buen nivel de inglés

En qué estamos: 2.3 por ciento de los estudiantes de colegios públicos tienen inglés en nivel B1 o superior

Meta: 8 por ciento con ese nivel de inglés para 2018

Es una de las metas más criticadas del Plan, porque hay un debate importante sobre si es un asunto prioritario.

El argumento es que, aunque es deseable profundizar el bilingüismo, hay problemas muy grandes en las competencias básicas de lectura y escritura en español, como muestran los resultados de las pruebas Pisa, que se debería abordar primero.

En todo caso la meta sí es ambiciosa y tiene potencial transformador, especialmente cuando una de las grandes diferencias entre la educación privada y la pública es precisamente el bilingüismo.

Impacto: 500 mil estudiantes de colegios públicos con nivel intermedio de inglés

Triplicar los estudiantes de escuelas públicas con jornada única

En qué estamos: 11.2 por ciento de quienes estudian en colegios oficiales tiene jornada única

Meta: 30 por ciento en 2018

Una de las metas más transformadoras de todo el Plan, que además parece lograble pues, según los expertos consultados, está alineada con las posibilidades fiscales y el aumento de gasto e inversión en educación, la cantidad de maestros disponibles y las experiencias internacionales, como la de Chile.

De lograrse, casi dos millones de niños y adolescentes tendrían clase todo el día, algo que tiene varias ventajas en las que hay consenso: por ejemplo, reduce los problemas de mal uso del tiempo libre y aumenta las horas de estudio, con su correspondiente mejor en la calidad educativa.

Impacto: 2,5 millones de niños y adolescentes estudiando todo el día

Lograr que la mitad de quienes deben estar en últimos grados de bachillerato efectivamente estudien

En qué estamos: 58.8 de los jóvenes en edad de estar en los grados noveno a once no estudian

Meta: 49.8 en 2018

Esa meta, aunque implica una mejora, parece poco ambiciosa, pues implica que la mitad de los jóvenes en edad de estar en los cursos noveno a once, van a seguir por fuera del sistema.

Sin embargo, el aumento más alto de cobertura en cuatro años se dio entre 2003 y 2006, cuando aumentó 7 por ciento, y de lograrse esta meta se rompería ese récord; además de modificar la tendencia actual, pues entre 2010 y 2013 la tasa se ha quedado congelada entre el 40 y el 42 por ciento.

De lograrse, sacaría a unos 75 mil jóvenes del mercado laboral (lo que ayuda a la cifra de desempleo) y posiblemente de iniciar carreras criminales o de ser reclutados por grupos armados (lo que ayudaría a la seguridad). En esa medida, a pesar de que parece modesta es bastante transformadora.

Impacto: 75 mil estudiantes más en los colegios oficiales


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