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Mermelada y Conejo

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El golpe de mano que le dieron el domingo a los varones electorales del partido conservador sus propios copartidarios, demuestra que Juan Manuel Santos no la tiene tan clara como creen él y sus encopetados asesores para quedarse con la presidencia en las elecciones que se avecinan. Pese a la mermelada repartida, la realidad es que le hicieron conejo con la promesa de ser el candidato oficial del conservatismo.

En un ambiente de apatía y desdén electoral, provocado entre otras razones por los desabridos candidatos entre los que debe decidir el electorado para elegir presidente, vimos que unos delegados de las bases conservadoras (como afirman los defensores del resultado convencional) o unos infiltrados del uribismo (como han señalado sus detractores), derrotaron estruendosamente a los caciques enmermelados que pensaban llegar a imponer como candidato a Juan Manuel Santos.

Si bien es cierto que Martha Lucia Ramírez puede ser tan o mas sosa y aburrida que el mismo Santos y despierta el mismo fervor que hasta ahora ha despertado Oscar Iván Zuluaga, no podemos dejar de ver unas señales interesantes de lo que significa este nuevo ingrediente en la carrera presidencial.

Las encuestas muestran que en este momento el gran ganador sería el voto en blanco, tal como lo señala el mas reciente estudio realizado por Cifras y Conceptos.

El 30 por ciento de la intención de voto en primera vuelta sería para quienes piensan hacerlo en blanco. Juan Manuel Santos ganaría el paso a una segunda vuelta con apenas el 26 por ciento de votos y al final resultaría electo presidente en la segunda, aunque derrotado por el voto en blanco que obtendría en esa vuelta hasta el 40 por ciento de los sufragios.

Al mismo tiempo, el uribismo esta destapando su juego y las convenciones parecen haber sido la herramienta para dar los primeros pasos en su consigna de derrotar al actual presidente en sus aspiraciones reeleccionistas;  la de su propio partido sirvió para sacar del camino a quien en ese momento tenía en su bolsillo la candidatura, uno de los Santos: Pachito  y la conservadora quitó del panorama azul al otro Santos: Juan Manuel, a quien le arrebató la candidatura oficial de los azules.

En la práctica, Uribe tiene dos candidatos presidenciales en dos partidos diferentes, lo que sumado al voto en blanco obliga a una segunda vuelta, en la que será el dueño de las coaliciones porque serán como le gustan: “yo con yo”.

Tal como ocurrió con Martha Lucia Ramírez en el escenario de la convención conservadora, cualquier cosa puede ocurrir en un escenario tan frágil para la victoria reeleccionista como el que arrojan las encuestas y con un tahúr de la manzanilla política como es el jefe del Puro Centro, quien esta demostrando que la pelea aún es joven y apenas empieza a abrir sus cartas.

Es indudable que su acercamiento a Pastrana tuvo mucho que ver en que el partido conservador le haya dado la espalda a Santos y a sus congresistas, ungiendo como candidata a una defensora acérrima de Uribe, sus ideas y su gobierno; de quien además, desde hace años, el mismo Uribe ha dicho que será la primera presidenta en Colombia.

La forma de hacer política está cambiando radicalmente en algunos aspectos y Santos se tendrá que amoldar a ese nuevo escenario que le están proponiendo sus contradictores. ¿Quién se podría imaginar que recién sellados y materializados los acuerdos de mermelada con la bancada conservadora, se iría a desbaratar el apoyo de ese partido a la reelección del presidente?

¿De qué sirvieron los Ministerios de Hacienda y Agricultura, el Incoder, el Banco Agrario, la no interferencia en la reelección de Ordoñez, etc, si al final los cacaos del mas disciplinado de los partidos (como se ufanaban de serlo en la época de Uribe), no pudieron atajar a unos convencionistas bulliciosos e independientes? ¿Cómo hicieron un par de expresidentes sin nómina y sin contratos para vencer a los padres de las componendas y las elecciones, como se suponen que son los parlamentarios conservadores? ¿O será que una vez comida la mermelada no hubo interés suficiente y se le dejó el espacio libre a los defensores del candidato propio?

Sea como haya sido, en este escenario de candidatos simplones, sosos y flojos; con el voto en blanco liderando las preferencias de un electorado desmotivado y apático y la innegable astucia política del principal opositor de Juan Manuel Santos, lo que se vislumbra es que los asesores del candidato a ser reelegido se equivocan con su estrategia basada en la sobradez y la presuntuosa creencia de que la reelección está asegurada.

Menospreciar a Uribe, su sagacidad y su penetración en la gente, es un error que se podría pagar caro, mas cuando falta ver mucho del juego que el expresidente aún tiene debajo de la manga y sin olvidar que más del 60 por ciento de los encuestados se oponen a la reelección de Santos pero no han encontrado un candidato que los motive a votar por una opción diferente al blanco o a la de, “mejor malo conocido que bueno por conocer”.  

Si Uribe se inventa a ése “bueno por conocer” en los próximos meses, la reelección se le enredará a Santos porque están dados todos los elementos para que surja un candidato que desbarate el ajedrez u ocurra un hecho político que mueva a los que piensan votar en blanco, para que la aparente holgura oficialista se transforme en afugia y hasta en derrota.


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