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Invitación a los candidatos presidenciales

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Por: Catherine Rodriguez

La cantidad y la calidad de la educación influyen de manera determinante en el futuro de los individuos y de la sociedad en general. Desde el lado personal, una mayor y mejor educación permite a los individuos en su vida adulta alcanzar un mejor trabajo, obtener ingresos laborales más altos, reducir las probabilidades de cometer crímenes y gozar de una mejor salud, entre otros. Desde el lado de la sociedad, se ha demostrado que la educación está positivamente correlacionada con las tasas de crecimiento y de innovación en un país. De manera similar, países con una población más educada tienden a tener democracias más estables, menores tasas de criminalidad y una menor probabilidad de sufrir conflictos armados.

Las ventajas de la educación son tan grandes y obvias que como madre creo firmemente que, junto al amor, lo más importante que les puedo dar a mis dos preciosos hijos es una educación de calidad. Afortunadamente, gracias a la educación que a la vez recibí de mis padres, puedo asegurarme que ellos recibirán una cantidad y calidad de educación lo suficientemente buena de forma tal que, si se esfuerzan, perseveran y trabajan de manera honesta y constante a lo largo de su vida, podrán tener un futuro asegurado. Lastimosamente, mientras escribo estas líneas sé que soy una madre privilegiada y sé que no todas las madres en Colombia pueden estar tranquilas que la educación que sus hijos están recibiendo, si es que la están recibiendo, les brindará las herramientas necesarias para superarse y tener un trabajo que les permita vivir una vida digna y llena de bienestar. De hecho, cifras recientes del MEN muestran que la tasa de cobertura neta en educación media alcanza únicamente un 40%. Esto implica que de cada 10 niños que entran a la escuela solo 4 se gradúan de educación media a una edad apropiada. De manera preocupante también, de acuerdo a los resultados de las últimas pruebas internacionales PISA de 2012, el 47% de nuestros estudiantes no están en capacidad de entender un texto, el 55% no son capaces de tomar resultados científicos simples y relacionarlos con su cotidianidad y el 71% no son capaces de hacer inferencias simples a partir de resultados matemáticos.

Invito a los candidatos presidenciales a leer cuidadosamente dos estudios recientes (el estudio para la Misión de Movilidad Social del DNP de Barrera et al. 2012 y el estudio impulsado y promovido por la Fundación Compartir de Garcia et al. 2013) en donde junto a mis coautores proponemos las políticas en el sector educativo que permitirían superar estas cifras aterradoras y que son una de las causantes de la pobreza, inequidad y baja movilidad social en el país. En estos estudios justificamos como políticas alrededor de los docentes, el tipo de jornada escolar, el fortalecimiento de pruebas estandarizadas, el fortalecimiento de programas exitosos y la participación controlada del sector privado en casos específicos son necesarios en el país. Sin embargo, aunque es necesaria una reforma sistémica en el sector, considero que el próximo gobierno debe centrar su atención en dos políticas específicas: mejorar la calidad docente en el país y asegurar una jornada continua a todos los estudiantes.

Respecto a los docentes, se deben implementar acciones en cinco ejes críticos que permitan: i) alcanzar la excelencia en la formación pedagógica universitaria; ii) atraer a los mejores bachilleres a los programas de pedagogía; iii) evaluar a los docentes de manera multi-dimensional y periódica para el mejoramiento continuo; iv) ofrecer a los docentes una formación durante el servicio oportuna y personalizada, y v) asegurar que los docentes tengan una remuneración mensual competitiva. Es necesario acciones en estos cuatro ejes y la aplicación sistémica de lo sugerido en el estudio. Diversos estudios en Colombia y alrededor del mundo, resumidos en un blog anterior, demuestran la importancia de este insumo escolar. Todos debemos entender que sin un buen docente al frente de nuestros hijos no podremos esperar que ellos aprendan aunque tengan los mejores libros, equipos o infraestructura a su alcance. En segunda medida creo que es necesario también asegurarles a todos los estudiantes en el país una jornada continua, algo que paradójicamente está plasmado en nuestras leyes desde hace más de veinte años y que lastimosamente estamos lejos de alcanzar. Como lo expliqué en un blog pasado también, esto permitiría además de mejorar la calidad educativa, reducir también las probabilidades que nuestros jóvenes se involucren en actividades criminales, en el consumo de drogas o el embarazo adolescente.

Se acercan las elecciones presidenciales en el país y con ellas comienzan a presentarse los planes de gobierno de los candidatos. Entre ellos ya se hicieron públicos algunas de las propuestas como la del Presidente Santos, la de Oscar Ivan Zuluaga y la de Clara Lopez.  La de otros candidatos como Enrique Peñalosa, Martha Lucia Ramirez y Aida Avella no las he encontrado. Me alegra saber que de tres propuestas que ya están circulando, en dos de ellas (la del Presidente Santos y la de Zuluaga) la educación es uno de los ejes fundamentales de los planes futuros. De hecho, ya el Presidente Santos propone en su segundo gobierno implementar la política sistémica alrededor de los docentes recomendadas en el estudio de Compartir y Zuluaga a su vez urge por la necesidad de la doble jornada y de mejorar también la calidad docente. Creo que la discusión y las propuestas del Presidente Santos y Zuluaga son un avance y espero que, junto con el tema de la paz, la educación sea el eje de los debates que se aproximan. Ojalá los otros candidatos, incluida Clara Lopez, incorporen también a la educación como un eje estratégico de sus planes de gobierno. Más importante aún, espero que el próximo Presidente, quien quiera que sea, implemente y ponga en marcha las políticas sugeridas por ambos estudios que el sector educativo y todos los colombianos necesitamos tanto. Si de verdad queremos una Colombia en paz, una Colombia prospera, con mayor crecimiento, menor pobreza y menor inequidad, el futuro Presidente debe apostarle de manera seria a la educación.


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