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Santos le pasa la pelota del metro a Petro

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Después del consejo de ministros, ayer el presidente Santos anunció que la nación se compromete a entregar el 70 por ciento de la financiación para la primera línea del metro de Bogotá.

Con el cheque simbólico de 9,65 billones que Juan Manuel Santos le entregó a Gustavo Petro ayer para hacer el metro de Bogotá, el Presidente le pasó la pelota al Alcalde para que consiga los cuatro billones que faltan para financiarlo. Aunque Petro ha dicho que ya los tiene, materializar esos recursos antes de que deje el cargo no va a ser fácil. Y, aún si lo logra, su propuesta generará polémica.

Con la decisión de ayer, el gobierno nacional se comprometió a financiar el 70 por ciento de la primera línea del metro, que tras un ajuste al valor inicial de 15,04 billones de la línea que iba hasta la calle 127, quedó en 13,79 billones e irá hasta la calle 100.

Así, el Gobierno cumpliría con el porcentaje que, según la Ley de Metro, le corresponde a la Nación. Pero le impuso a Petro una condición y es que los la cofinanciación del Distrito tienen que ser banqueable, es decir, tiene que mostrar unos recusos con fuentes tan ciertas como para que un banco las acepte como garantía para desembolsarle un crédito para financiar la obra.

Eso sacó de la mesa varias propuestas que había hecho el Alcalde como los cobros de congestión, la valoración o la plusvalía. Según le dijo a La Silla el director del IDU, William Camargo, “porque se determinó que eran propuestas no bancarizables”.

La razón es que aunque estos mecanismos pueden ser útiles y se pueden materializar eventualmente -por ejemplo, los cobros por congestión ya están aprobados por el Plan Nacional de Desarrollo- los tiempos en los que se podrían implementar no son claros y por lo tanto, es difícil que un banco se arriesgue a aceptarlos.

Por eso, la propuesta que está estudiando hoy el Distrito es usar, además de los 2.4 billones de pesos de dos cupos de endeudamiento que le aprobó el Concejo a Petro, las reservas de las empresas públicas de Bogotá.

Es una propuesta que tiene varios peros y muchos puntos por resolver, pero que Petro debe sacar adelante si quiere dejar al menos armada la licitación del metro.

Los líos de la apuesta de Petro
El proyecto de primera línea del metro, que según los estudios cuesta 13.79 billones de pesos, ya tiene una partida en el proyecto de presupuesto del Distrito por 2.4 billones de pesos para financiarlo.

Tanto el director del IDU, William Camargo, como el ex Secretario de Hacienda de Petro, Ricardo Bonilla, le confirmaron a La Silla que el Distrito estaría dispuesto a poner reservas de la Empresa de Energía de Bogotá y la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá para financiar el metro.

Según los cálculos que se han hecho hasta ahora, esas reservas suman cinco billones de pesos.

Sin embargo, de esos sólo se podrían liberar dos billones que corresponden, según Bonilla, a excedentes. El resto no se puede tocar porque son los recuros que, por ley, las empresas tienen reservados para una eventual crisis.

“A no ser que se pruebe que esas reservas son excesivas, bajarlas debilita a una empresa. El año pasado le fue regular a la Empresa de Energía de Bogotá, EEB. Es decir, no está tan boyante como para debilitarse perdiendo reservas”, le dijo un miembro de la junta de esa empresa a La Silla.  

Usualmente las reservas adicionales son una fuente de financiación para expandir y desarrollar las inversiones de las empresas públicas. Reducirlas implicaría dejar de invertir recursos en aumentar coberturas y en innovación, que es en últimas lo que garantiza que una empresa sea competitiva.

Esto es especialmente evidente en el caso de la ETB, que necesita esos recusos para competir con multinacionales como Claro o Telefónica e invertir constantemente en innovación en un mercado que en renovación permanente.

Pero aún si esos recursos son suficientes para no perjudicar la solidez de las empresas, la decisión debe pasar primero por las juntas directivas y las asambleas de las empresas antes de hacerse realidad.

Los peros
El nuevo proyecto de la primera línea hasta la calle 100 tendrá 24,5 kilómetros de longitud y movilizará 750 mil pasajeros al día. Además, el Gobierno apoyará la creación de un sistema de trenes o tranvías -como quería Petro. de 136 kilómetros.
Aunque no es muy claro cómo, ex secretario de Hacienda de Bogotá, Ricardo Bonilla, le confirmó a La Silla que el Distrito está pensando en usar las reservas de las empresas públicas de Bogotá para conseguir los cuatro billones que le corresponde poner. 

Aunque en ambas compañías el Distrito cuenta con la mayoría de las acciones -88 por ciento en la ETB y 76,2 por ciento en la Empresa de Energía-, el porcentaje restante está en manos de privados.

La otra empresa pública de Bogotá es el Acueducto, que es 100 por ciento de propiedad del Distrito. Sin embargo, en este momento esta empresa tiene importantes inversiones forzosas en la recuperación del río Bogotá, lo que implica que no es tan fácil disponer de sus reservas. 

Eso tiene por lo menos dos implicaciones para efectos de la cofinanciación del metro. Por un lado, que hay accionistas minoritarios sobre los que no es tan fácil forzar una decisión de este tipo, porque tanto la EEB como la ETB cotizan en bolsa y ambas tienen un gobierno corporativo sólido, que les da poder de decisión y que debe respetarse.

“Petro no es el dueño y esta decisión no se ha consultado con los socios. Se deben respetar las reglas de juego corporativo más allá de lo que diga el Alcalde”, le dijo a La Silla una fuente que conoce bien por dentro la ETB.

“Después de repartir las utilidades él puede hacer con ellas lo que le dé la gana pero no pueden utilizar las reservas para repartir utilidades o para capitalizar otras empresas. Eso sería una barbaridad”, agregó una fuente de la junta directiva de la EEB.

Pero aún si se resuelve ese tema, la otra implicación es aún más compleja políticamente para Petro, dado el discurso que ha esgrimido desde que llegó a la Alcaldía.

La propuesta del Distrito, según Bonilla, es que las empresas públicas entren a participar como accionistas de la empresa que tendrá que crearse para administrar el metro de Bogotá.

Esto implica por un lado que las empresas públicas entrarían a invertir en una empresa que está por fuera de su razón social y que según las dos fuentes consultadas por La Silla de cada empresa, implica un riesgo en términos de negocios ya que la mayoría de metros tienen que ser subsidiados porque en principio no son rentables.

“La ETB tiene inversiones en compañías como Colvatel o Colombia Móvil, que son afines a ella. No suena procedente que invierta en el metro solo porque el Distrito está desesperado por conseguir capitales para financiarlo. Ellos (el Distrito) pueden definir que ahora invierta en el metro, pero ¿dónde están los estudios que lo recomiendan?”, le dijo a La Silla una de las fuentes.

Además, si entran estas empresas a participar como accionistas de la empresa metro, parte de ella quedaría en manos de privados.

En el caso de la EEB por ejemplo, el grupo Aval, de propiedad del empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo, es dueño de alrededor de un siete por ciento de las acciones a través de Corficolombiana y administra otro porcentaje a través de Pensiones Porvenir. Otro siete por ciento está en manos de Ecopetrol (que ahora está buscando venderlas), lo que podría generar que terceros también llegaran a ser parte de la empresa metro.

“Petro introduce la privatización por la puerta de atrás después de ser uno de los que defendía lo público. Esta es una puñalada trapera”, le dijo a La Silla Aurelio Suárez, economista experto en Bogotá y ex candidato a la alcaldía por el Polo Democrático.

Por último, la empresa metro en la que participarían esas empresas hoy no existe.

En septiembre del año pasado, la Alcaldía presentó ante el Concejo de la ciudad un proyecto de acuerdo para crear la empresa que manejaría el metro. Este buscaba que la empresa Transmilenio se convirtiera en Empresa Gestora del Transporte Integrado de Bogotá S.A.

Ese proyecto se hundió 9 votos a 4 en la Comisión de Hacienda porque los concejales consideraron que la propuesta no tenía viabilidad técnica ni sostenibilidad financiera.

Eso quiere decir que el Alcalde tendrá que volver a presentar el proyecto ante un Concejo que, según ha denunciado el propio Alcalde, se ha dedicado a tumbar sus iniciativas. Pero ahora tendría que explicar, además, cómo participarían en ella las empresas públicas de Bogotá.

Con el balón ahora en su cancha, Petro tendrá que terminar de cocinar una propuesta que resulte creíble a los bancos para que el cheque simbólico de Santos se convierta en uno que el Alcalde realmente pueda consignar. El problema, para él, es que el tiempo para hacerlo se le agota.

Nota de la editora:

Después de publicada esta nota agregamos información en relación a la Empresa de Acueducto de Bogotá.


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