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¿La quinta será la vencida?

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Peñalosa se lanzó con la idea de hacer "Equipo por Bogotá" pero se ha ido quedando solo porque David Luna aceptó ser ministro y Cambio Radical seguramente se irá con Pardo. Le queda el apoyo político de Carlos Fernando Galán pero en las encuestas viene subiendo.

Enrique Peñalosa se ha lanzado infructuosamente a la Alcaldía de Bogotá cuatro veces. En su campaña piensan que la quinta será la vencida.

Con una estrategia centrada nueva y únicamente en la figura del candidato, la campaña peñalosista le apuesta a que en medio del caos que vive la ciudad su visión sobre el futuro de Bogotá, su trayectoria de logros concretos y visibles y su discurso urbano anti-izquierda le alcanzarán para sacarle una ventaja tal a Rafael Pardo que obligue a su salida de la carrera. Si logran este objetivo, lo demás que necesitan para derrotar a Clara López –piensan ellos- vendrá por añadidura.  

La visión del candidato
Rafael Pardo arrancó su campaña hace meses pero en la última encuesta Peñalosa lo empata.
La campaña de Peñalosa es abiertamente antipetrista, y es uno de los diferenciadores con la de Pardo.

Enrique Peñalosa ha hecho campaña por Bogotá desde 1990 y, a diferencia de los personajes contra los que se enfrentó en ese momento, no ha perdido vigencia política.

Sin embargo, en las últimas campañas fue criticado porque su discurso sobre la ciudad no había variado significativamente desde que fue alcalde en 1997 y más bien apuntaba a continuar las obras que le habían quedado inconclusas. Su argumento en ese momento era que seguía proponiendo lo mismo porque seguía existiendo la necesidad.

Esta vez, sin embargo, su campaña está proyectada más hacia el futuro que hacia el pasado y tiene dos componentes novedosos en su discurso: salud y educación.

En salud, Peñalosa va proponer crear 26 Centros de Atención Prioritaria en Salud (Caps) que le resuelvan el problema de atención urgente que viven cotidianamente miles de bogotanos. 

La campaña ha identificado que al año más de un millón de personas llegan a urgencias con problemas que no representan un riesgo inminente para la vida (migrañas fuertes, una diarrea intensa de un niño, problemas respiratorios, una otitis) y que quedan “atrapados” en el hospital durante cinco o seis horas mientras se evacúan los casos realmente graves.

La idea de estos centros (calcados de los walk-in clinics de Estados Unidos y Argentina, entre otros) es que en en menos de una hora y sin cita médica, cuatro médicos por centro puedan atender urgencias no vitales pero que son urgentes. Estarían ubicados al lado de los hospitales, y la mayor parte de la atención estaría cubierta por las EPS y la ARS pero a un costo inferior para ellas que lo que hoy se tramita por urgencia.

Con esto, Peñalosa aspira a resonar en el 44 por ciento de bogotanos que –según la última encuesta de de Bogotá Cómo Vamos- percibe que su derecho a la salud no está garantizado y el 58 por ciento que dijo que buscó atención de urgencias el año pasado.

En el frente de la salud, la campaña del candidato también está proponiendo terminar el megacentro de urgencias de Hospital de Kennedy, cuya construcción quedó suspendida el año pasado; crear un hospital nuevo para atender traumas graves en esa misma localidad y convertir el San Juan de Dios en un hospital de investigación de enfermedades complejas.

En educación, Peñalosa está proponiendo crear unaD sede de la Universidad istrital en el sur y universidades técnicas, tecnológicas y profesionales en las localidades de Bogotá, algunas en concesión, con el fin de que jóvenes de estrato 1, 2 y 3 puedan acceder fácilmente a ellas y sin tener que atravesarse media ciudad.

Además del metro elevado, más troncales de Transmilenio y una “segunda revolución de ciclovías”, Peñalosa propone transformar a Bogotá en “la franja oriental y la franja occidental”, según le explicó a La Silla su gerente de campaña Andrés Villamizar.

Quiere volver el Río Bogotá navegable y convertir la tierra aledaña en una alameda con un malecón con ciclorrutas y andenes. “Esa obra pagada con la plusvalía se volvería el sector más caro de Bogotá”, dijo Villamizar.

Por los cerros orientales, crearía un sendero peatonal con ciclorutas que irían por los canales de agua de la ciudad creando un circuito ecológico. Y  promete crear un mega centro de recreación, cultura y deporte en cada localidad.

En fin, Peñalosa tiene todo un plan en su cabeza para “la ciudad del futuro” –que será el mensaje central de su campaña-. La pregunta es si tiene un plan para ganar.

La estrategia política

 

En las últimas encuestas, Peñalosa aparece en empate técnico con Rafael Pardo y le saca una ventaja a Pacho Santos, aunque sigue muy por debajo de Clara López, la candidata del Polo.

En la campaña peñalosista esa última encuesta y las internas que han hecho los han convencido de que tienen una opción real de sacar a Pardo del juego.

Aunque su retórica pública es la de invitarlo a “hacer equipo” por Bogotá, lo cierto es que el objetivo inmediato de la campaña es forzar su retiro a punta de demostrarle que es inviable.

El razonamiento peñalosista es que aunque Pardo tiene de su lado toda la maquinaria política (ayer la U lo avaló oficialmente y tiene el apoyo del Partido Liberal y extraoficialmente el de Cambio Radical), el guiño del presidente Santos y a la gran prensa haciéndole barra, en las encuestas viene cayendo mientras que Peñalosa lo supera.

La propuesta de Roy Barreras al comienzo de esta semana de hacer una encuesta entre Pardo y Peñalosa para escoger un solo candidato del partido de la U (que ya ayer lo avaló oficialmente) y la decisión del sector samperista de irse con Clara López son para ellos evidencia de que ese apoyo de la maquinaria política–que es el eje de la campaña pardista- está flaqueando.

Para sacarle ventaja a Pardo, la campaña de Peñalosa busca con sus propuestas de futuro atraer a los jóvenes (donde el candidato liberal no tiene ninguna entrada hoy) y llegarle a los estratos más bajos donde Peñalosa por fin está teniendo algún acceso y tiene la capacidad de golpear al ex ministro de Santos.

“El malestar de la ciudad está permeando todos los estratos”, dijo a La Silla un analista cercano a Peñalosa que por su trabajo no puede dar la cara. “Peñalosa tiene el mismo mensaje contra la izquierda que tuvo en 2011 pero ese discurso ahora resuena mas porque más de la mitad de la ciudad está tan rabiosa como él”.

El discurso de Peñalosa contra los gobiernos de izquierda que lo sucedieron en la ciudad y que se ha intensificado contra el alcalde Petro (a quién acusó en la campaña pasada de no haber manejado nunca ni un parqueadero) es uno de los diferenciadores frente a Pardo, que con un discurso más propositivo se ha abstenido de volver su campaña un plebiscito contra el alcalde.

Si, como contó La Silla, los progresistas se quedan sin un vehículo político para participar en las próximas elecciones, la campaña peñalosista intentará acercar en la percepción pública a Pardo más hacia Petro, además de pintarlo como el candidato de las maquinarias.

El problema de Peñalosa es que tiene un techo muy bajo porque uno de cada cinco encuestados (en la de Cifras y Conceptos) dice que jamás votaría por él y el 48 por ciento tiene una imagen desfavorable.

El ex ministro Pardo, en cambio, solo genera una resistencia similar entre el 4 por ciento de los encuestados y de todos los candidatos es el que tiene la menor imagen negativa y es el más desconocido por lo cual tiene un margen para crecer.

La otra dificultad para Peñalosa es que si bien cuando él habla de lo que va a hacer a la gente le queda más fácil creerle porque ya lo ha hecho, toda su campaña está apuntalada solo en su figura pues en todos estos años de carrera política en la que ha saltado de un partido a otro, no ha logrado crear una estructura política que lo respalde. Incluso, varios de los que lo apoyaron en el pasado ahora están con otras campañas. Y de su "Equipo por Bogotá" solo queda Carlos Fernando Galán, quien aunque fue uno de los senadores más votados en Bogotá, ahora está marginado en su partido Cambio Radical por haberse negado a darle avales a candidatos cuestionados. David Luna, el otro coequipero, aceptó un ministerio a los pocos meses de lanzada la iniciativa de unirse por la ciudad.

En su campaña dicen que esa falta de estructura no es un problema porque el voto que elige Alcalde en Bogotá es de opinión y no de maquinaria. Pero su reto es convencer a la opinión de que sí puede ganar porque como dijo un observador a La Silla “uno no puede ir perdiendo elecciones como quién pierde dientes y que eso no lo afecte”.

Los financiadores, también, están presionando para que él y Pardo se unan y les han dicho que cuando lo hagan llegará la verdadera financiación.

Por ahora, la campaña está terminando la recolección de firmas. Creen que podrán inscribir más de 200 mil, cuatro veces las que necesitan.


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