Por Andrés Álvarez
@aalvarezgallo
En un muy interesante trabajo de seguimiento a la coyuntura laboral que está haciendo el grupo de investigaciones económicas del Banco de la República en su sede Medellín se han puesto en evidencia nuevas tendencias*. En particular el deterioro en la oferta y demanda de la mano de obra más calificada. Se trata de un fenómeno reciente y puede no reflejar una tendencia estructural. Pero, si lo pensamos en el contexto más amplio de la evolución y perspectivas de mediano plazo de la macroeconomía del país y con la mira de más largo plazo puesta en lo que ha venido pasando en la educación superior, tendríamos de qué preocuparnos.
Veamos tres hechos significativos en tres gráficas, para luego pensar un poco en sus causas y consecuencias:
La primera gráfica muestra cómo la contribución al empleo por parte de la población con mayor educación (Universidad completa y Tecnológicos y Técnicos y universidad incompleta) se ha venido deteriorando en los últimos meses. Desde la salida de la última crisis internacional (último trimestre de 2009) no se presentaba un reducción consistente de más de un año en la participación de esta población en el empleo.
Lo primero y más evidente que puede deducirse de estos datos es que el deterioro en empleo de los más calificados fue durante un tiempo ocultado por una dinámica importante de los empleos menos calificados. Mucho se ha dicho al respecto en los últimos meses: la locomotora de la construcción y la infraestructura, gran consumidora de mano de obra con baja calificación, ha permitido mantener a flote el empleo.
Un segundo, y a mi modo de ver, más preocupante aspecto de esta tendencia es que con la caída del empleo de alta calificación se viene de la mano una caída en el empleo formal. La línea de color negro en el primer gráfico es evidente al respecto.
En un mercado laboral como el colombiano, que sufre de una segmentación importante entre un empleo de mala calidad informal y un empleo mejor remunerado pero con escasez de mano de obra calificada, empezamos a encontrar una evidencia nueva. Para esto miremos la segunda gráfica:
El índice de salario real que mide la evolución del poder de compra de los asalariados viene presentando también un comportamiento que refleja otra cara de lo que está pasando con la mano de obra más calificada del mercado laboral. El salario real de las personas con títulos universitarios se ha venido deteriorando a lo largo de este año. Se puede empezar a conjeturar que la demanda de mano de obra calificada ha venido cayendo de forma importante. El fenómeno de caída en el empleo de personas con estudios universitarios puede entonces estar asociado a que ese segmento de la población está siendo menos requerida por las firmas. Caída en la participación total en el empleo más caída en la remuneración pueden además estar reflejando un desánimo no sólo de las firmas. Es posible que la prima salarial que se obtenía por tener estudios universitarios se esté deteriorando de tal manera que asumir estudios universitarios empiece a dejar de ser interesante, dados los altos costos de esta educación y la desigual calidad de las instituciones que la ofrecen. Un último gráfico nos da indicios de que este fenómeno puede venir desde hace varios meses
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Desde los inicios 2011 la participación en la oferta laboral de las personas con estudios universitarios parece estancarse y desde hace más o menos un año muestra signos de deterioro. Lo que pase con la oferta laboral de personas con títulos universitarios no se puede reflejar de la noche a la mañana. Por una razón simple: los estudios universitarios duran en promedio algo más de cinco años en el país. Así, el efecto de la esperanza de lograr tener salarios más altos y de aprovechar la prima a los estudios universitarios lleva a tomar decisiones que se reflejan sobre la oferta laboral al menos cinco años más tarde. Por esta razón, un cambio en la tendencia en la remuneración a las personas con diploma profesional y una menor demanda de estos empieza a penas mostrar efectos en los últimos meses. Esto me hace pensar que el efecto no es coyuntural y que puede estar reflejando un fenómeno que se ocultaba detrás de mejoras en las tasas de desempleo globales de la economía. Un mercado laboral que no deja de ser segmentado, con alta informalidad y que empieza a mostrarse menos atractivo para las personas con estudios universitarios debería preocuparnos. Esto puede ser el reflejo de un aparato productivo que no logra reconvertirse tecnológicamente y lograr ganancias de productividad suficientes. Además de un aparato educativo que posiblemente no esté formando los profesionales con la calidad y la competencia que el mercado laboral requeriría para logra lo anterior.
* Agradezco a Luz Adriana Flórez y a Luís Eduardo Arango del Banco de la República por haber compartido estos datos y gráficos aún no publicados, con la generosidad que siempre los caracteriza.