Por: Santiago Wills
A mediados de enero, Tío Conejó alertó sobre la crítica situación ambiental del Lago de Tota, en Boyacá. Dos semanas más tarde, la Gobernación de Boyacá, el Ministerio de Ambiente, Corpoboyacá y alcaldes de varios municipios del departamento anunciaron la aprobación de un CONPES, un documento de política nacional para temas estratégicos, para la cuenca del lago, una de las fuentes hídricas más importantes del país.
El escrito de 62 páginas analiza la problemática del lago –cuya reserva de agua potable representa el 13.55% del país –al tiempo que plantea una serie de acciones para resolver las problemas a largo y mediano plazo.
A grandes rasgos, el documento CONPES (Consejo Nacional de Política Económica y Social) habla de las mismas dificultades que fueron señaladas en la historia de Tío Conejo: “¿Quién responde por el deterioro del Lago de Tota?”: la eutrofización causada por la truchicultura, los cultivos de cebolla y los desechos de los hoteles que circundan el lago; la contaminación hídrica; y la extracción indiscriminada de agua por parte de la industria y los municipios aledaños. Además de éstas, el análisis destaca los problemas que se avecinan debido al crecimiento poblacional en la cuenca, el cual eventualmente generará una gran presión en el uso del recurso hídrico en la zona. (Por supuesto, no se habla de responsabilidades políticas.)
Para solucionar los problemas, el documento propone un plan de acción que incluye medidas a corto, mediano y largo plazo para lidiar con los problemas ya mencionados. Esto incluye proyectos de recuperación ambiental, investigación y educación, cuyo costo asciende a cerca de 41.000 millones. Dichos programas buscan promover el desarrollo sostenible de los recursos que ofrece el lago y fortalecer a las entidades gubernamentales y locales que se encargan del manejo del mismo. Se busca, además, fomentar la investigación científica para finalmente adquirir un conocimiento adecuado de la cuenca y sus ecosistemas.
El documento se recibió con entusiasmo en varios sectores de Boyacá. La Gobernación celebró los recursos asignados al lago como un triunfo para el departamento. Y el senador Jorge Hernando Pedraza ha empezado a utilizar el CONPES como una suerte de bandera de campaña.
Sin embargo, como afirma Felipe Andrés Velasco de la Fundación Montecito, una ONG que ha estado monitoreando el lago desde hace años, el documento tiene bastantes falencias.
“No podemos dejarnos hipnotizar por un documento que es bien intencionado y que puede ayudar, pero que no es gran cosa”, le dijo Velasco a Tío Conejo. “Es un escrito muy pobre en su construcción al que aún le falta mucho trabajo”.
Por un lado, no fue lo suficientemente socializado con las comunidades locales. De acuerdo con Velasco, sólo hubo dos reuniones a las que asistieron poco más de una docena de personas, un número muy pequeño si se tiene en cuenta la cantidad de actores involucrados en las problemáticas de la cuenca.
Por otro lado, la financiación del plan de acción plasmado en el documento no es del todo clara.
Según el CONPES, la Nación aportará el 49,6% de los recursos. Esto no concuerda con la información detallada de la financiación incluida en el segundo anexo del documento. Según dicho anexo, aún faltan 18.000 millones en recursos, el equivalente a alrededor del 44% de los gastos presupuestados. Cerca de un tercio del 56% restante corresponde a los 3 millones de euros prometidos por la embajada francesa como ayuda para la preservación de la cuenca. En pocas palabras, existe un desorden presupuestal no resuelto y no se sabe exactamente de dónde saldrá el dinero restante.
Debido a lo anterior, los ambientalistas en la zona se rehúsan celebrar la aprobación del documento como una victoria.
“En el documento está plasmada una voluntad de alto nivel del gobierno colombiano y eso es importante”, dijo Velasco. “Este puede ser un primer paso de algo mucho más grande”.